Massalfassar acoge hasta el 18 de diciembre una exposición itinerante de la AVL sobre San Vicente Ferrer
El pasado 12 de diciembre se inauguró en Massalfassar la exposición ‘San Vicente Ferrer, un valenciano universal’, con motivo del Año de San Vicente Ferrer, declarado por la Academia Valenciana de la Lengua.
El alcalde de Massalfassar, Joan Morant, explicó en el acto inaugural que en este 2019 se celebra el seiscientos aniversario de la muerte del pensador valenciano. Así, bajo los lemas ‘San Vicente Ferrer, un valenciano universal’ y ‘Proyección europea de un santo valenciano’, se pretende alabar en el ámbito académico su figura, y recordar la trayectoria humana, intelectual y religiosa de uno de los valencianos más influyentes de los siglos XIV-XV.
Esta muestra es una exposición itinerante organizada por la Academia Valenciana de la Lengua, que permanecerá en Massalfassar hasta el 18 de diciembre y que se podrá visitar de lunes a viernes de 18 a 22 h, y sábados y domingos de 11:30 a 14 h. La muestra consta de catorce módulos que nos hablan sobre la formación intelectual de Vicent Ferrer, su día a día, el séquito, la predicación, la estructura y temática de los sermones, su don de lenguas, el fin del mundo en su predicación, el San Vicente taumaturgo, el Compromiso de Caspe, El Cisma de Occidente, su muerte, la producción vicentina y la representación de los milagros.
Sobre Vicent Ferrer
Vicent Ferrer, miembro de la Orden de los Predicadores, adquirió una gran formación en lógica, filosofía y teología a Barcelona, Lleida y Tolosa. El joven religioso fue prior del convento de Santo Doménec en València entre 1378 y 1392, etapa en qué vivió el comienzo del cisma de Occidente y escribió el Tratado del cisma moderno (1380); ocupó, además, la cátedra de Teología de la catedral de València y recibió el título de Maestro en Teología.
Una parte de la vida de Vicent Ferrer transcurrió entre la corte de la Corona de Aragón (1392-1394) y la curia de Aviñón (1394-1399). En Barcelona fue asesor preferente del rey Juan I y confesor de la reina Violant, y en Aviñón, cura y penitenciario apostólico del papa Benedicto XIII, donde escribe el Tratado de la vida espiritual. En la llamada visión de Aviñón se sintió llamado a centrarse en la predicación, y abandonó el palacio papal.
A partir de 1399, Vicent Ferrer tiene como dedicación preferente la predicación por tierras valencianas, y también en los reinos hispánicos y en todo Europa. Siempre atento a los acontecimientos eclesiásticos y políticos de su tiempo, interviene decisivamente en la resolución de la vía sucesoria en la Corona de Aragón (1410- 1412) y en las diferentes fases del cisma de Occidente, que no vio definitivamente resuelto.
La etapa final de la vida de Vicent Ferrer transcurrió por la Bretaña, donde continuó predicando hasta su muerte. El año 1455, el papa Calix III lo canonizó y San Vicente se convertía en el primero santo valenciano de la historia.