La sede del Tribunal de las Aguas acoge la presentación del reconocimiento al regadío histórico de la huerta de València
La FAO ha hecho entrega a la ciudad del reconocimiento al regadío histórico de la huerta de València como Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM)
La sede del Tribunal de las Aguas de València ha acogido este jueves la presentación del reconocimiento de la FAO al regadío histórico de la Huerta de València como Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM). El concejal de Agricultura, Alimentación Sostenible y Huerta, Alejandro Ramon, junto la consellera de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica, Isaura Navarro, y el presidente del Tribunal de las Aguas de la Vega de València, José Alfonso Soria, ha asistido al acto, que ha tenido lugar en la Sala Noble de la Casa Vestuario.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) otorgó el reconocimiento al regadío histórico de la huerta de València como Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM) en el año 2019. No obstante, y como consecuencia de la pandemia de covid y sus restricciones, no ha sido hasta esta semana cuando se ha realizado la entrega oficial del certificado acreditativo de este reconocimiento, en una ceremonia celebrada en Roma (sede de la FAO), a la que han asistido el concejal de Agricultura, Alimentación Sostenible y Huerta, Alejandro Ramon; junto a la consellera de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica, Isaura Navarro.
La candidatura fue presentada por el Ayuntamiento de València en su momento, en colaboración con la Universidad Politécnica de Valencia y otras instituciones de la ciudad. En la actualidad, tan solo hay 50 catalogaciones SIPAM en todo el mundo, tres de ellas en el territorio estatal. En el reconocimiento a la huerta de València se refleja su valor como uno de los paisajes de huerta mediterránea más relevantes de Europa, un espacio de valores productivos, ambientales, culturales y visuales probados, a pesar de las presiones de la urbanización. Se trata de un título que subraya los valores ecológicos, medioambientales, históricos y agrícolas de la huerta de València.
Tal como ha subrayado este jueves el concejal Alejandro Ramon, durante la ceremonia de presentación del título, “este reconocimiento viene a ratificar la singularidad de la huerta de València como sistema importante no sólo en el ámbito autonómico o estatal, sino a nivel mundial”. El edil ha destacado “el alto valor productivo y medioambiental de nuestra huerta que, además, está dentro de la ciudad”.
El vínculo entre lo rural y lo urbano
Tal como se subrayaba en la propuesta elaborada desde el Ayuntamiento, la huerta de València reúne todos los requisitos que exige un SIPAM, ya que cuenta con el valor añadido de establecer un vínculo entre lo rural y lo urbano, así como con un sistema productivo en el que se integran las culturas agrícola e hidráulica, desarrolladas durante siglos, que han ido conformando un paisaje único, la huerta de València y l’Albufera. Este reconocimiento toma en consideración que la red de riego de la huerta se extiende por el área agrícola periurbana de la ciudad de València y de otros municipios del norte, oeste y sur del área metropolitana.
Este reconocimiento destaca el particular paisaje de la huerta valenciana, integrado por campos de cultivo, canales de agua, caminos rurales y edificios tradicionales (barracas y alquerías) y también por el Parque Natural de l’Albufera, conformado por un sistema de irrigación que se abastece del río Turia y se extiende en un sistema de acequias de riego, originalmente diseñado en la época medieval, que fluye por gravedad. Las acequias de riego del sur desembocan en el parque natural de l’Albufera, un lago cuya configuración actual como reservorio de agua dulce ha sido alimentada por remanentes hídricos de las áreas históricamente irrigadas.
La figura SIPAM fue creada por la FAO en 2002 para promover y garantizar el futuro de sistemas agrícolas tradicionales que han modelado paisajes estéticamente impresionantes y que combina la biodiversidad agrícola con ecosistemas resilientes y un valioso patrimonio cultural. Todo ello busca el impulso de estas regiones en base a la consideración de las tres dimensiones del desarrollo sostenible: la económica, la social y la medioambiental.