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Dos estudios de la UV revelan las claves para salvar de la extinción al águila perdicera

Dos estudios de la UV revelan las claves para salvar de la extinción al águila perdicera
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    Dos estudios del Institut Cavanilles (ICBiBe) de la Universitat de València aportan nuevos datos sobre los factores que afectan a la supervivencia y ocupación de territorios del águila perdicera (‘Aquila fasciata’) en la Comunidad Valenciana. La actividad de origen antrópico y la pérdida de biodiversidad en el hábitat llaman a implementar acciones de conservación para asegurar la supervivencia, a largo plazo, de esta emblemática ave rapaz en peligro de extinción. Los trabajos aparecen publicados en “Journal of Wildlife Management” y “Ecological Applications”.

    Estos estudios profundizan en los patrones de mortalidad y en la selección de hábitat de dicha especie, que ha visto disminuir su población casi un 50% en los últimos 25 años y se encuentra en peligro de extinción de acuerdo con el Catálogo Valenciano de Especies Amenazadas.

    El primer trabajo, titulado “A comprehensive analysis of spatial and temporal patterns of anthropogenic adult mortality of Bonelli's eagles in eastern Spain” y publicado en la revista Journal of Wildlife Management editada por The Wildlife Society de Estados Unidos, analiza las causas de mortalidad del águila perdicera entre 2015 y 2023.

    Los resultados muestran que la mortalidad por motivos de origen antrópico ha sido, durante esa etapa, responsable del 66.7% de las muertes, superando a las causas naturales (27.3%). Entre las principales razones se encuentran la depredación intra e interespecífica (24.2%), la electrocución (18.2%), el envenenamiento (15.1%), la colisión con líneas eléctricas (9.1%) y los disparos (9.1%). Además, las muertes fueron más frecuentes durante la época de reproducción, especialmente durante los meses de febrero y marzo.

    Los territorios cercanos a la costa mediterránea, donde la densidad de población humana es alta, mostraron una mayor prevalencia de muertes por causas antropogénicas, mientras que las muertes naturales fueron más comunes en el interior de la Comunitat. El estudio estima que la probabilidad de extinción local de la especie en los próximos 50 años es del 17.8%, y del 99.2% en los próximos 100 años si no se toman medidas correctoras.

    Sin embargo, una reducción de al menos el 15% en la mortalidad de adultos podría prevenir la extinción en las próximas décadas, según explica Pascual López López, profesor titular de la Universitat de València (UV), investigador del Institut Cavanilles de Biodiversitat i Biología Evolutiva (ICBiBe) y cofirmante de ambos artículos. “Aunque se están tomando medidas de conservación, el águila perdicera se encuentra seriamente amenazada en la Comunitat Valenciana, y son necesarias acciones encaminadas fundamentalmente a reducir la mortalidad de ejemplares adultos territoriales”, puntualiza el científico.

    Para la investigación, los científicos equiparon a 60 individuos adultos territoriales con dispositivos de seguimiento GPS-GSM de última generación en la Comunidad Valenciana. Durante este tiempo –ocho años– 33 águilas murieron por diferentes causas, lo que representa el 55% de los ejemplares seguidos.

    Ocupación de territorios y reproducción

    El segundo estudio, titulado “To breed or not to breed: Territory occupancy is predicted by reproductive performance and habitat heterogeneity” y publicado en la revista Ecological Applications, editada por la Ecological Society of America, explora cómo los factores naturales y humanos influyen en la ocupación de territorios de las águilas perdiceras. Basado en 22 años de datos, el estudio muestra que el 42.8% de los territorios ocupados históricamente por estas aves, permanecieron desocupados durante el periodo de investigación. Los territorios que mostraron una mayor probabilidad de criar dos polluelos consistentemente fueron más estables y permanecieron ocupados, mientras que aquellos con menor heterogeneidad de hábitat, dominados por bosques de coníferas o campos agrícolas, o ubicados a mayor altitud y lejos de la costa, tuvieron tasas de desocupación más altas. “Las águilas prefieren hábitats abiertos, como matorrales y áreas de transición entre bosques y matorrales, evitando áreas dominadas por agricultura, zonas urbanas y bosques continuos”, explica Pascual López.

    Mediante el seguimiento de ejemplares con transmisores GPS/GSM, los investigadores confirmaron que las águilas seleccionan hábitats donde la mezcla de matorrales y áreas boscosas facilita sus actividades de caza. Estos resultados subrayan la importancia de preservar la heterogeneidad del hábitat para garantizar el éxito reproductivo y la ocupación de territorios.

    Acciones urgentes de conservación

    Ambos estudios destacan la necesidad de adoptar medidas de conservación para garantizar la viabilidad de las poblaciones de águilas perdicera en el este de España.

    “Se trata de establecer acciones orientadas a mitigar las amenazas antropogénicas, como electrocuciones, colisiones, envenenamientos y disparos; a proteger y conservar el hábitat fomentando la reocupación de territorios; a aumentar la densidad de las presas naturales mediante la restauración de hábitats, por poner algunos ejemplos”, detalla el científico. “Estos estudios proporcionan una visión profunda y exhaustiva de los retos a los que se enfrentan muchas especies amenazadas, particularmente las aves rapaces, en España. La combinación de factores naturales y humanos requiere una respuesta inmediata y coordinada para garantizar la supervivencia de esta especie en peligro. Con la implementación de medidas adecuadas, es posible revertir su declive poblacional y asegurar que esta icónica ave rapaz siga formando parte del paisaje ibérico en el futuro”, concluye Pascual López.

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