Voluntariado de distintos puntos de Europa ayuda en el plan de recuperación de fotos dañadas por la DANA
Estudiantes y profesionales de diversas ciudades trabaja en el Museu Comarcal y otros laboratorios para ayudar en el proceso de secado
El Museu Comarcal de l’Horta Sud sigue sumergido en el proyecto de recuperación de fotografías afectadas por la DANA, al que dedica actualmente, y en los próximos meses, todas sus instalaciones. Y estos días, la gran casa comarcal recibe voluntariado de diversas ciudades europeas, que ayuda en las tareas de secado y limpieza.
El proyecto, que impulsó el área de Patrimonio de la Universitat de València y al que se sumó la Universidad Politécnica, cuenta con la colaboración de todas las universidades públicas valencianas, l’Etno, el ICOM, el Grupo Español de Conservación, la Mancomunitat de l’Horta Sud y el Museu Comarcal. Además de las instalaciones de las dos universidades de València, se abrieron laboratorios de campaña en el Museu, en Alfafar, en Utiel y en Algemesí.
Coincidiendo con las vacaciones de Navidad, las organizaciones han lanzado una campaña para captar voluntariado. La respuesta ha venido, no solo de la Comunitat Valenciana, sino también de Madrid, Galicia o Canarias, e incluso de países como Portugal y Holanda. Una parte de este voluntariado acude al Museu Comarcal, que dirige Clara Pérez, y se aloja en instalaciones cedidas por el Ayuntamiento de Manises.
“Las fotos es lo único que les queda”
Uno de los visitantes es Marcos Alonso de Celada, madrileño que estudia Conservación y Restauración en la Universidad de La Laguna, en Tenerife. “Hemos conocido personas a las que las fotos son lo único que les quedan. Sobre todo a la gente más mayor. Cuando vas mirando cada foto, es como si te metieras en su vida”, valora tras su paso por el Museu Comarcal.
También estudia Conservación y Restauración en la Laguna (Tenerife) la gallega Lucía Chantada. “Los recuerdos de toda una vida son muy importantes”, indica sobre las fotografías además de añadir que lo que más la ha impresionado es “la pena con la que acude la gente a traer estas imágenes”.
Por su parte, la portuguesa Milene Trinchade se ha desplazado desde Rotterdam, en Holanda, donde trabaja como conservadora de fotografías. Coincidiendo con su viaje a Aldaia, donde vive la familia de su pareja, ha pasado por el museo. “Este proyecto era absolutamente necesario. Si hay algo que nos gusta es volver a mirar las fotografías antiguas y revivir nuestros recuerdos. Este proyecto puede ser una pequeña ayuda en la inmensidad de la catástrofe”, valora.
Las fotografías se extienden cuidadosamente cada día en el patio del museo o en las andanas. También en la sala de exposiciones del subterráneo se han instalado deshumidificadores para ayudar en el secado y congeladores para detener el proceso de deterioro que ha causado el agua.