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La Policía Local de Alberic controla con drones el cumplimiento del confinamiento contra el Coronavirus

La Policía Local de Alberic controla con drones el cumplimiento del confinamiento contra el Coronavirus

    La Policía Local de Alberic ha puesto a volar a sus drones para controlar el cumplimiento del confinamiento obligado por el Estado para luchar contra la pandemia del Coronavirus. Los diferentes especialistas con los que cuenta el cuerpo de seguridad del Ayuntamiento de Alberic ya llevan varios días sobrevolando el casco urbano y el término municipal para comprobar que la población se queda en casa para evitar los contagios. En caso contrario, actúan de forma personal y presencial para advertir de la ilegalidad y, si es necesario, interponer una denuncia. El consistorio alberiquense que dirige Toño Carratalá y que cuenta con María Dalmau como concejala del área de Seguridad, adquirió los drones hace unos meses para, sobre todo, controlar el término agrícola y convertirse en aliados de los agricultores en la lucha contra los robos que constantemente se daban durante las campañas de la naranja o el caqui. Con ello, se sumaron al control de las zonas agrícolas. Además, los drones también han servido para conocer de primera mano el estado arquitectónico de algunas instalaciones municipales, gracias a la posibilidad de adquirir imágenes desde el cielo.

    Varios trabajadores de la plantilla de la Policía Local realizaron un curso especializado para poder volar los drones y asegurar el cumplimiento de la estricta legislación existente en el espacio aéreo. “El Ayuntamiento de Alberic ha trasladado a la población, desde el primer día, la necesidad de cumplir con el confinamiento para vencer al COVID-19 y por ello desde el principio sumamos a la Policía Local en el control. Ahora añadimos el potencial de nuestros drones para ser más efectivos. Pronto, estamos seguros, acabará esta situación y podremos centrarnos de nuevo en la ayuda a los agricultores, objetivo inicial de los drones en Alberic”, arguye el alcalde, Toño Carratalá.

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