La Llosa almacena 130.000 kilos de tomates con destino a la Tomatina de Buñol
Este 31 de agosto se celebrará la edición más especial: El 75 aniversario de su nacimiento y 20 años como Fiesta de Interés Turístico Internacional
Cinco días faltan para que Buñol vuelva a teñirse de rojo y en La Llosa (Castellón) ya están almacenando los tomates para la fiesta de la Tomatina, uno de los festejos más populares del mundo que se celebra el último miércoles del mes de agosto que este año será el 31.
Desde 2010, la empresa Citrimed de La Llosa guarda en sus cámaras los 130.000 kilos de tomates necesarios para la ‘batalla’ que este año celebra el 75 aniversario de su nacimiento y los 20 años como Fiesta de Interés Turístico Internacional.
Los tomates, llegados desde los campos de Ciudad Real, Hellín o la zona de Benicarló, empezaron a llegar a Citrimed el pasado pasado sábado y se almacenan en las cámaras para que vayan madurando. Cabe señalar que en otros años también se han llevado hasta Buñol, tomates de pequeños agricultores de La Llosa, Xilxes o Moncofa.
Así, el almacén castellonense recibe y almacena los tomates de pera que saldrán el martes 30 de agosto cargados en seis camiones en dirección a Buñol.
La Tomatina se celebra a las 12:00 horas, aunque se recomienda a los participantes acudir al lugar con al menos dos horas de antelación, y es que serán miles las personas que se congregarán el próximo miércoles para celebrar a base de tomatazos, una de las festividades más relevantes y queridas en todo el mundo.
75 años de la Tomatina
Para entender este fenómeno hay que remontarse hasta el año 1945, más precisamente al último miércoles de agosto de ese mismo año. Durante un desfile de gigantes cabezudos, unos jóvenes trataron de hacerse un hueco entra la muchedumbre para poder verlo desde más cerca. Su esfuerzo y movimiento por avanzar provocaron la caída de uno de los participantes de la cabalgata, que, lleno de ira y rabia comenzó a golpear todo lo que encontraba a su paso. Por benditas casualidades, cerca de allí había un puesto de verduras, y el desenlace, se puede adivinar desde este punto. La multitud, enfurecida por la actitud de este participante y el revuelo formado, comenzó a lanzarse tomates de manera indiscriminada, hasta que las fuerzas del orden público pusieron fin a aquella batalla vegetal.
Lo más curioso de todo, es que, al año siguiente, esos mismos jóvenes decidieron volver a la acción y repitieron el altercado de manera intencionada, sembrando la semilla de una de las tradiciones más especiales y curiosas que jamás se han forjado. Sucesivas suspensiones y cancelaciones se fueron dando durante los siguientes años, hasta 1957. Ese año se dio en Buñol uno de los sucesos más extravagantes y reivindicativos de su historia, cuando, en señal de protesta, los vecinos del pueblo circularon en procesión portando un ataúd con un gran tomate en su interior. La marcha, acompañada de su banda de música fúnebre, supuso un éxito y pasó a instaurarse de forma oficial en Buñol. El resto, es historia de nuestro país.
20 años siendo Fiesta de Interés Turístico Internacional
También se cumplen 20 años desde que la Tomatina de Buñol fuese declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional. En España hay en total 68 festejos portadores de este título. Algunos de sus requisitos están relacionados con la antigüedad del festejo y su continuidad en el tiempo, así como el arraigo y participación popular, su originalidad, repercusión social, o que durante su celebración no se produzca ningún tipo de maltrato animal o medioambiental. Normalmente la cifra de internacionales que suele participar cada año en el festejo suele rondar el 40% del total, siendo ingleses, estadounidenses, australianos, japoneses y surcoreanos las nacionalidades más reticentes en el evento.