Escola de Famílies pone el foco en la importancia de crecer sin etiquetas
Reflexionar alrededor de lo fácil que es poner etiquetas y la necesidad de quitarlas a pesar del esfuerzo que cueste, ha sido el tema central de una nueva sesión de esta iniciativa con la que se pretende acompañar a las familias en el camino de la crianza
Bajo el título “Criar sin etiquetas: recursos para el bienestar emocional de la infancia”, tuvo lugar ayer en Picassent una nueva sesión de “Escola de Famílies”, en este caso, a cargo del psicólogo especialista en educación e infancia, Alberto Soler. El acto fue presentado por la concejala de Infancia y Adolescencia, Raquel Hervás y la concejala de Educación, Nati Sobrevela, ambas dieron la bienvenida al numeroso público que se acercó hasta la sala El Refugi Cultural para asistir a la conferencia.
Las etiquetas que ponemos a los demás o las que nos ponen a nosotros mismos son limitantes, tienen una gran capacidad de multiplicar sus efectos y un increíble poder para perpetuar comportamientos. Además son muy fáciles de poner y cuestan mucho esfuerzo quitarlas. Éstas son algunas de las conclusiones a las que se puede llegar después de escuchar la conferencia que impartió ayer el psicólogo, Alberto Soler quien en su exposición puso el acento en el peligro que tiene etiquetar a los niños y niñas, ya que se encuentran en pleno período de desarrollo y esto condiciona sus conductas en el futuro.
Soler, a través de un recorrido histórico por diferentes experimentos científicos, además de aportar ejemplos de experiencias cotidianas y diversas reflexiones, hizo ver al público la necesidad de acabar con el hecho de etiquetar a los demás, especialmente a los pequeños y adolescentes. Una práctica muy extendida en nuestra sociedad y que abarca diversos ámbitos, pero especialmente el familiar y el educativo.
“No existen niños buenos ó malos, impacientes ó tiranos. Siempre hay que tener en cuenta el entorno y las circunstancias en las que se producen ciertos comportamientos y ver qué hay detrás de ellos”, ha señalado el psicólogo. Esto nos lleva a la conclusión de que siempre hay un por qué y que en gran parte está en nuestras manos ayudar a los demás a corregir “conductas torpes con las que se intentan conseguir objetivos legítimos”, como es el caso de las rabietas, completamente normales en la edad de 2 a 4 años.
Para ello, se debe evitar la utilización del verbo “ser” acompañado de calificativos como por ejemplo: “Eres un vago”, “Este niño es muy malo, la monta siempre”, Esta niña es una rebelde”. Sin embargo, hay que centrarse más en la conducta, hacer referencia a los hechos y evitar los ataques personales. Además, se conseguirán mejores resultados si focalizamos la atención en las conductas positivas y las reforzamos.
También se concluyó que no es fácil dejar de etiquetar, pues es algo que está presente en la sociedad y lo aprendemos casi de manera inconsciente, como es el caso de las etiquetas de género, pero al final debemos concienciarnos y prescindir de las etiquetas, pero sobre todo educar a los niños y niñas en un espíritu crítico.