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Oropesa recuerda la tragedia de la gran riada que acabó con la vida de dos guardias civiles

Imagen de los hechos en la revista La Ilustración Nacional (1898)
Imagen de los hechos en la revista La Ilustración Nacional (1898)
  • El Barranco de Bellver, testigo de un acto de heroísmo que sigue inspirando

La Guardia Civil de Castellón ha celebrado esta mañana un acto solemne en el Barranco de Bellver, en recuerdo de los primeros guardias civiles que perdieron la vida en un servicio humanitario, solo seis años después de la fundación del cuerpo.

La noche del 14 de septiembre de 1850, la tempestad y las lluvias torrenciales hicieron intransitables los caminos de la localidad de Oropesa del Mar; la diligencia-correo que iba dirección Madrid cayó por el barranco de Bellver, los guardias civiles Pedro Ortega y Antonio Giménez no dudaron en arrojarse para tratar de auxiliar a los accidentados, sacrificando sus vidas y pereciendo en el intento, junto con las personas que iban en el carruaje.


Al acto ha asistido el Coronel Jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Castellón y un número reducido de miembros de la Comandancia, así como la alcaldesa, Araceli De Moya, quien ha destacado la importancia de esta cita anual: “Cada año rendimos homenaje a la valentía y trabajo de dos Guardias Civiles que dieron su vida por salvar vidas como muestra de agradecimiento y recuerdo a su labor, así como de recordatorio de los 14 pasajeros que perdieron la vida arrastrados por el agua”. 

Una trágica noche con varios rescates

“El coche correo que se dirigía de Barcelona a Valencia embarrancó en un arroyo”, cuando transitaba “por las inmediaciones del puerto del municipio”, explican las crónicas de la época en La Ilustración Española, donde se relata que los guardias “sacaron del coche a los pasajeros con el agua hasta el pecho, cargándolos sobre los hombros y, después, con las caballerías y vecinos que llegaron del pueblo, desembarrancaron el carruaje”.

Tras este primer rescate, explican, una de las pasajeras “quiso gratificar al distinguido cabo con dos onzas de oro” que, sin embargo, los guardias se negaron a admitir como recompensar por la acción.

Pero aquí no quedó la cosa, ya que el cronista explica que el carruaje continuó su camino encontrándose de nuevo con la desgracia y, “al llegar al barranco de Bellver, por efecto de los grandes torrentes de agua que caían la diligencia entera horrorosamente cayó por el barranco, y cuantos seres vivientes iban dentro del carruaje se han encontrado muertos a la orilla del mar”.

Sin embargo, no solo fallecieron los trece pasajeros y los conductores, sino también la pareja de la Guardia Civil, que apareció junto al resto de cuerpos en la costa. “Se echaron al barranco a socorrer a los pasajeros y perecieron víctimas del cumplimiento de su deber”, se escribió aquel mismo año sobre la tragedia.

Los servicios humanitarios, en las bases del cuerpo

Los servicios humanitarios son un pilar en la base de la creación del cuerpo de la Guardia Civil, como su propia Cartilla Fundacional encomienda en el artículo 6º “... Procurará ser siempre un pronóstico feliz para el afligido, y que a su presentación el que se creía cercado de asesinos, se vea libre de ellos; el que tenía su casa presa de las llamas, considere el incendio apagado; el que vea su hijo arrastrado por la corriente de las aguas, lo crea salvado; y por último, siempre debe velar por la propiedad y seguridad de todos”.

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