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Por J. P. Enrique
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En mi finca tenemos una administradora

    En los tiempos en que los centros de las ciudades los ocupaban el Banco Central, el Hispano, el Bilbao, el Exterior y el Vizcaya, los vecinos de mi bloque de viviendas nos encargábamos, cada año uno por planta, de reunirnos y preveer los gastos que tendríamos que asumir el año siguiente. De acuerdo con ese importe, distribuíamos los costes de cada uno. Al final, el Presidente y a la vez Administrador gratuito de turno, nos decía cuánto habíamos gastado y nos detallaba: en ascensor tanto, en limpieza tanto, en reparaciones tanto y en pintar tanto. Nos entregaba las cuentas y miraba en el listado del banco para ver quien había pagado y quien se despistaba. Por si alguien quería comprobarlo iba acompañado de las facturas y del extracto bancario donde podía verse lo que nos quedaba de remanente. Antes de finalizar la reunión analizábamos cuales eran los gastos fijos de la finca y cuales los extraordinarios que convendría asumir. En base ello establecíamos la derrama a pagar en el año siguiente.

    Ahora estamos todos los vecinos muy contentos y despreocupados porque tenemos una administradora que se ocupa de todo. Se ocupa de todo lo que se ocupa y le pagamos 1.500 euros para que ella también esté contenta por el “buen trabajo” que realiza.

    La administradora, nuestra administradora, no me avisa de cuando hay junta general porque dice que su obligación es poner un cartel en la finca para que nos enteremos todos (si alguno tiene el piso alquilado es su problema). Nuestra flamante administradora no me remite, casi nunca, copia de las actas para que, los que no hayamos podido acudir, sepamos lo que se ha acordado. Eso sí, lleva las cuentas muy bien; tan bien que el extracto bancario que nos muestra, es “un programa muy avanzado”.

    Cuando hay que hacer balance, nuestra flamante administradora anota escuetamente en el libro de actas: “La Administradora presenta el balance de gastos e ingresos en el cual se muestran los siguientes saldos: Saldo inicial tanto y saldo final tanto.” En vano he intentado explicarle alguna vez lo que es un Balance, una cuenta de gastos y un presupuesto.

    Por esta magnífica gestión, repito, cobra puntualmente 1.500 euros que ella misma se revaloriza sin comunicarlo en ninguna asamblea de vecinos, ni hacerlo constar en acta.

    Les cuento una aventura no muy lejana: En enero de 08 le presenté dos ingresos justificando dos de las cuatro cantidades que me reclamaba de unos bajos. En Mayo de ese mismo año acudí a la oficina de mi administradora a averiguar si habían detectado el posible error. “No se preocupe ya lo veremos y ya le diremos algo”. Ha pasado todo el año 2008 y el 28-7-09, me dijeron que yo no debía nada de los cuatro apuntes que anteriormente me reclamaban.

    En esa fecha les mandé un escrito, en el que, como propietario, le hice una serie de preguntas, entre ellas éstas dos: quería saber el detalle de mi deuda y cuánto han pagado los bajos comerciales. Curiosamente los bajos no debían nada en julio de 2009 y adeudan 1.600 euros seis meses después, lo que no me cuadra con las cuotas de derrama establecidas.

    En Marzo, este año, he vuelto a mandar a mi flamante administradora un nuevo escrito, con acuse de recibo, insistiendo sobre mi escrito anterior y pidiéndole la información que intento conocer como propietario.

    Nuestra administradora es un sol. He dejado de pagar mi cuota para presionarla a que me conteste y ha sido tan amable que ni siquiera me ha mandado, durante un largo año, ni una simple carta reclamándome la deuda.

    Mi/nuestra administradora, que cobra por presentar cuentas nada explicativas; que lleva un libro de actas con mala letra y más de un borrón; que no me avisa a las convocatorias de juntas; que me manda algún acta solo de uvas a peras; que no me reclama mi deuda; que no contesta a mis escritos; que es de suponer recibe un buen trato de los proveedores por las obras que realizamos en nuestra finca; que no hace presupuesto de gastos; que se aumenta el sueldo cada año sin siquiera hacerlo constar en acta; que.. ¡Que tiene un morro que se lo pisa! …nuestra administradora, está muy contenta y nosotros ,tontos de nosotros, estamos muy contentos con nuestra administradora.

    En mi finca tenemos una administradora.

    Aprovechando lo útil que es esta crisis para desprendernos de gastos superfluos, los vecinos deberíamos comprender la inutilidad de tener una administradora tan incompetente como la nuestra, dejando de pagar por un trabajo, en mi opinión, tan mal hecho.

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    comentarios 8 comentarios
    Vicentico
    Vicentico
    08/06/2010 07:06
    Va de reflexión.

    Eso no es una administradora, eso es una melonera.

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