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Las madres sufren más el conflicto trabajo-familia al inicio, los padres hasta la adolescencia de los hijos, según un estudio valenciano

Las madres sufren más el conflicto trabajo-familia al inicio, los padres hasta la adolescencia de los hijos, según un estudio valenciano
  • Las mujeres experimentan una disminución de este conflicto hasta la adolescencia de sus hijos, mientras que los hombres lo viven de forma constante hasta esa etapa.

Un estudio de las Universidades de València, Zaragoza y Mondragón analiza cómo el género y la edad de los hijos influye en el conflicto vida-trabajo en organizaciones de la economía social (cooperativas, sociedades laborales, mutualidades o fundaciones, entre otras). Publicado en “Revista de Economía Pública, Social y Cooperativa”, el trabajo concluye que mientras que las mujeres experimentan una disminución de ambos tipos de conflicto hasta que sus hijos son adolescentes y luego se da una estabilización, los hombres viven un conflicto constante hasta que sus descendientes llegan a la adolescencia, tras lo cual dismi­nuye. 

“Es decir, las madres empiezan con más conflictos que los padres”, concluye Esther Villajos, investigadora del Instituto de Investigación en Psicología de los RRHH, del Desarrollo Organizacional y de la Calidad de Vida Laboral (IDOCAL) de la Universitat de València (UV). “Este estudio tiene unas repercusiones prácticas significativas a la hora de diseñar políticas y prácticas de conciliación en las empresas, extendiéndose también al ámbito de las políticas públicas. Es necesario que el tejido empresarial y los responsables políticos sean conscientes de las dificultades de conciliación que enfrentan hombres y mujeres con hijos/as de hasta 5 años de edad, incluso en empresas más horizontales y democráticas”, completa Villajos, también profesora del Departamento de Psicología Social de la UV.  

El estudio se enmarca en la gestión de recursos humanos, y trata el equilibrio que las organizaciones y los individuos establecen entre las responsabilidades familiares, de género y laborales, especialmente en familias con hijos, en organizaciones de economía social, que tienen a ser más horizontales, femeninas y participativas que otras. Los conflictos pueden darse porque el trabajo interfiere con la familia (WFC), o la familia interfiere con el trabajo (FWC). 

“Los resultados revelaron algunas diferencias en cuanto a la edad de los hijos en el conflicto trabajo-familia y familia-trabajo entre mujeres y hombres”, se destaca en la investigación. Así, se muestra que el género desempeña un papel importante; no en la interacción con el hecho de tener o no un hijo, sino en los efectos directos. Para ello se analizó el punto de inflexión en relación con la edad del hijo, y se observó que los hombres describían más conflic­tos entre la familia y el trabajo, con lo que para ellos las exigencias familiares interfieren negativamente en su rendimiento y exigencias laborales. En el caso de las mujeres, esta situación es menos frecuente, probablemente debido a la perpetuación de los roles de género y a la asunción de las responsabilidades de cuidado familiar como propias”, comenta Villajos.

Tras el análisis de la diferencia entre el conflicto cuando el trabajo interfiere con la familia y cuando la familia lo hace en el trabajo, con la edad de los hijos, se concluye que hay conflicto (de los dos) hasta los 17-18 años. Sin embargo, hay una edad crucial dentro de ésta, que es hasta los 4 (cuando la familia interfiere en el trabajo) y 5 años (cuando el trabajo lo hace en la familia), momentos en que el conflicto empieza a disminuir y luego se estabiliza. 

Los resultados de este estudio afectan a los departamentos de recursos humanos y se extienden al ámbito de las políticas públicas. “Los gobiernos deberían ser conscientes de que los mecanismos que sub­yacen al conflicto trabajo-familia funcionan de forma diferente para hombres y mujeres. Por lo tanto, deberían promover medidas para mejorar la conciliación de la vida laboral y familiar, como ampliar los permisos de maternidad y paternidad o aplicar medidas de flexibilidad de hasta 4-5 años y garantizar que las empresas las apliquen por igual tanto para hombres como para mujeres”, concluye el trabajo.

Este estudio se ha basado en 1589 empleados de diversas organizaciones de economía social que contestaron un cuestionario anónimo, para medir el conflicto familia-trabajo. Un 49,8% de quienes participaron eran mujeres, por un 49,7% de hombres. La investigación ha sido financiada por la Conselleriad’Educació, Universitats i Ocupació de la Generalitat Valenciana.

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