“Con el brote de COVID-19 en Gandia he bajado un 50% de clientes y un 60% de ingresos”
Toni Galo, propietario del restaurante con su propio nombre, teme que “el cierre del ocio nocturno sea un primer aviso para la hostelería” y ve “verosímil un segundo confinamiento”
Uno de los restaurantes con más tradición e historia en la playa de Gandia es el Toni Galo, parada obligatoria por cantidad de personas durante sus vacaciones de verano en la capital de la Safor.
Con más de 25 años como propietario de este local de hostelería familiar, Toni Galo está afrontando los días más inciertos y complicados que recuerda desde que diera el pistoletazo de salida a su negocio.
Galo explica a elperiodic.com que “la situación provocada por el COVID-19 nos hizo mucho daño porque nos hemos quedado sin fallas, sin semana santa y sin el puente de mayo, por lo que esta se ha convertido en la temporada más corta de la historia de la hostelería”.
Esto ocurría hace dos meses, cuando la ciudadanía estaba confinada a causa del Estado de Alarma a nivel nacional y de los graves datos que se registraron en cuanto a personas fallecidas y contagiadas. Tras esto llegó una nueva normalidad en la que el respeto por las normas de seguridad se antojaba decisivo. Ahora Gandia se encuentra con el brote más importante de la Comunitat Valenciana con 114 casos positivos y con el ocio nocturno cerrado por prevención.
El sector de la hostelería, tal y como detalla Galo, “estamos temerosos de que el cierre del ocio nocturno en Gandia suponga un primer aviso para nuestros negocios, por lo que tenemos un cierto miedo a la incertidumbre que nos crea que los casos en la ciudad sigan al alza y las siguientes decisiones que puedan tomar sean las de retroceder en las fases de la desescalada, algo que nos haría mucho daño porque estaríamos hablando de pérdidas muy importantes”.
Tanto es así que Galo tiene claro que, para él, “es verosímil que vayamos encaminados hacia un segundo confinamiento de la población”.
Como pasa en el general de Gandia, la temporada veraniega es la más fructífera para los negocios de todo tipo y para la ciudad en sí, pero se ha instaurado un clima de incertidumbre por el brote de Coronavirus.
“En Toni Galo hemos bajado un 50% de la clientela habitual por estas fechas debido directamente al brote en Gandia, porque ha provocado que la gente tenga cierto miedo a salir y a sentarse en un restaurante”, detalla el propietario.
Un mes de junio de los veranos anteriores, de cualquiera de los años anteriores a la pandemia del COVID-19, en el Toni Galo se encontraban a un 80/90% de ocupación en cuanto a clientes, mientras que en esta misma época pero del verano actual estamos hablando de una bajada de más del 50% para llegar, como mucho, al 30 o 40%. Estos datos se reflejan también en el número de trabajadores, ya que en el Toni Galo han tenido que hacer recortes en la plantilla en cuanto a veranos pasados y son cuatro empleados menos los que forman el equipo de este año.
Las pérdidas notables en la hostelería se evidencian con terrazas vacías y camareros a la espera de clientes, a pesar de que “los locales como el nuestro están perfectamente desinfectados y mis trabajadores siguen a raja tabla todas y cada una de las medidas sanitarias que existen, ya que además en el restaurante Toni Galo hicimos durante el confinamiento un curso deformación para prender todos los protocolos”, afirma el propietario.
Galo considera que “el sector turístico está siendo muy castigado por la pandemia, ya que ahora mismo no sabemos si vamos a poder acabar la temporada actual de trabajo en nuestros negocios porque dependemos de manera total de las decisiones que provoque que el brote de nuestra ciudad siga subiendo como hasta ahora y nos obligue a tener que volver a parar, cosa que no podrán superar algunos restaurantes que ya han sido muy dañados por el parón del confinamiento”.
En referencia a la situación de otros locales en Gandia, Galo afirma que “no debemos demonizar a los propietarios que hayan tenido contagiados entre sus plantillas ni meter a todos en el mismo saco, ya que todos los que formamos el sector debemos encontrar el apoyo de los demás siempre con una premisa imprescindible como es el respeto absoluto por el cumplimiento estricto de las medidas de seguridad en nuestros restaurantes, lo que estamos viendo incrementado con la subida del número de inspecciones para corroborar que cumplimos”.
Galo avisa de que “este año vamos a ser un año más pobres, porque no tenemos nuestra temporada de trabajo habitual, lo que repercute en una bajada considerable de más de un 60% de los ingresos respecto a veranos pasados”.
Toni Galo lo tiene claro y hace un llamamiento a la calma necesario en esta época de pocas certezas ante el virus: “la calidad de nuestros servicios, la prevención, la precaución y el sentido común va a marcar que los restaurantes vayamos a poder seguir abiertos hasta que acabe la temporada de verano actual, ya que, de ocurrir de otra forma, la incertidumbre por lo que ocurrirá si el brote va a más puede ser realmente perjudicial para el sector de la hostelería”.