¿Adiós al césped artificial en los recintos deportivos de los pueblos valencianos?
Otro paso más de la Comisión Europea, que quiere acabar cuanto antes con los microplásticos
La Comisión Europea quiere acabar cuanto antes con los microplásticos. No en vano, hace poco se anunció la prohibición de la purpurina.
Ahora, el nuevo campo de batalla estará en los estadios cuyo césped sea artificial, donde se concentra la mayor fuente de liberación de microplásticos añadidos intencionadamente.
En este caso, afectaría a aquellos recintos donde se disputan deportes principalmente como el fútbol, así como el pádel, rugby o hockey.
Y no es que se prohíba solamente la colocación de este material en futuros recintos deportivos que se puedan construir, sino también es una medida que se debe aplicar a aquellos donde se use este material y tan solo habrá 8 años para desmontar todos los existentes.
Esta medida no ha sido tomada a la ligera, sino que se basa en un estudio que se realizó en los Países Bajos y que fue publicado el pasado año.
Los datos fueron demoledores a la par que impactantes: el caucho reciclado del césped artificial está contaminando no solo el aire, también el agua, pues el 80% de las personas analizadas en dicho estudio presentó microplásticos en la sangre.
Los científicos muestran su preocupación, como es el caso de Jorge García Unanue, del grupo IGOID de la Universidad de Castilla-La Mancha: "Los microplásticos son un residuo que no es biodegradable, se están quedando en el medio ambiente y los ingerimos a través de la cadena alimentaria".
Estos expertos afirman también que la eliminación de este caucho en cada campo antiguo podría alcanzar un coste de nada más y nada menos que 30.000 euros.
Hay que aclarar que no se prohíben las instalaciones de hierba artificial, sino las bolas de caucho negro, las cuales están hechas de neumáticos reciclados. De hecho, en algunos sitios ya se están sustituyendo por algo similar al corcho.
Igualmente, la polémica está servida, especialmente problemático puede resultar este tema para los ayuntamientos, que deberán ajustarse a la nueva normativa y optar por alternativas, como por ejemplo los filtros para la recogida de agua de lluvia y riego, un sistema de limpieza de las botas de los jugadores o barreras en el perímetro del campo que impidan la diseminación de estas partículas.