Los veterinarios valencianos alertan sobren la ‘moda’ de las dietas de carne cruda: "No existe evidencia científica que las respalde"
Confirman en sus clínicas que estas dietas se están haciendo muy populares entre los propietarios de perros y gatos
Frente a los piensos y la comida húmeda, en los que las marcas distinguen entre la es-pecie tamaño, edad y estado fisiológico y patológico del animal de compañía, se está abriendo paso una alternativa basada en alimentos crudos. Son las llamadas dietas BARF (acrónimo del inglés Biologically Appopiate Raw Food, es decir, Alimentación Cruda Biológicamente Apropiada) en las que se combinan huesos, carne, vísceras, órganos, huevos, leche en proporción mayoritaria con frutas, legumbres y vegetales igualmente crudas. Todas estas dietas se difunden a través de mensajes publicitarios o recursos de marketing, en internet y redes sociales, como la cura a diversas patologías, como la opción “más natural y saludable” por ser la manera en la que se alimentaban los ancestros de nuestros actuales animales de compañía, los lobos y gatos salvajes. A este respecto, la secretaria del Colegio de Veterinarios de Valencia (ICOVV) y responsable de la Comisión de Clínicos de esta entidad, María Vitoria, señala que “en la actualidad carecemos de evidencias científicas que avalen que estas dietas sean más adecuadas que las comerciales. Lo que sí disponemos es de numerosos estudios que han acreditado los riesgos que las dietas BARF representan tanto para los animales como para las personas”. Entre ellos, se han documentado los siguientes: peligro de contaminación bacteriana; si incluyen huesos, es más fácil ocasionar daño oral o intestinal secundario, provocar obstrucciones, fracturas dentales y/o estreñimiento y si no se calcula adecuadamente el aporte de proteínas, vitaminas y minerales de cada toma, puede degenerar en deficiencias nutricionales. Por todo ello, el ICOVV alerta contra esta ‘moda’, que está contribuyendo en los últimos meses a disparar los casos de perros o gatos infectados por determinadas bacterias o parásitos presentes en las carnes crudas que, además de requerir muchas veces de su ingreso hospitalario, pueden llegar a transmitirse a las personas con las que conviven, especialmente a niños, ancianos e inmunodeprimidos.
Recientemente, un estudio de la Universidad de Bristol (Inglaterra) en el que participaron médicos y veterinarios confirmó que las dietas BARF podrían convertirse incluso en un problema de salud pública. La investigación, que involucró a 600 perros, pretendía indagar por qué se registraba un alto recuento de Escherichia coli en las heces de estos animales. Los resultados revelaron una conexión entre los perros alimentados con carne cruda y la excreción de esta bacteria, concretamente de una cepa resistente a la ciprofloxacina, un antibiótico de amplio espectro. Esto implicaría que una bacteria como ésta –presente en el intestino delgado de humanos, perros y otros mamíferos pero peligrosa y difícil de eliminar si su concentración es alta- podrían estar trasladándose entre seres humanos, animales de granja y perros a través de la alimentación con carne cruda. De manera preocupante, el estudio comprobó que la cepa presente en perros rurales coincidía con la encontrada en el ganado bovino y que los perros de áreas urbanas mostraron mayor probabilidad de compartir bacterias con los humanos. Esta situación sugeriría pues una red más compleja de vías de infección.
Por otra parte, las facultades de Veterinaria de la Universidad de Utrecht (Holanda) y de Uppsala (Suecia) han estudiado en los últimos años este tipo de dietas y confirmado que existe un riesgo asociado entre ciertos patógenos zoonóticos presentes en la carne cruda y su transmisión tanto a otros animales de compañía como a los seres humanos. Además de la propia E. coli, tales investigaciones se refieren a otra bacteria también muy común, la Salmonella spp, así como al parásito Toxoplasma Gondii, que producen enfermedades que afectan a perros o gatos, que se pueden transmitir a personas y frente a las cuales los antibióticos conocidos suelen tener también una respuesta limitada o incluso nula. Existen escuelas –como la del Colegio Americano de Nutrición Veterinaria- cuyos estudios ratifican que los animales domésticos han evolucionado en su digestión y en su metabolismo, al igual que la especie humana, por lo que este tipo de dieta no sería adecuada.
La Comisión de Clínicos de Pequeños Animales del ICOVV ha mostrado su preocupación porque, pese a la gran cantidad de casos atendidos con patologías asociadas a estas dietas BARF, gracias a la información difundida a través de redes sociales, son muchas las familias que siguen interesándose por ellas o que, en el mejor de los casos, acuden al veterinario y preguntan. Por tales razones, esta comisión prepara una jornada específica para formar a sus colegiados a este respecto. En última instancia, en caso de apostar por estas dietas, desde el ICOVV se insiste en que es más fun-damental si cabe la supervisión y el estricto control veterinario para evitar daños o déficits nutricionales. Junto a ello, en tales circunstancias la entidad recomienda ser muy estricto en el manejo y conservación del alimento crudo con el fin de evitar así contaminaciones cruzadas con la comida de las personas que conviven con el animal.