València rinde homenaje a las víctimas de Hiroshima en el 76 aniversario de la bomba atómica

El Ayuntamiento de València ha conmemorado este viernes el 76 aniversario del lanzamiento por parte de Estados Unidos de una bomba atómica contra Hiroshima, que mató a 140.000 personas. Un segundo ataque nuclear tres días después sobre Nagasaki acabó con la vida otras 70.000, provocó la rendición de Japón y el fin de la Segunda Guerra Mundial. El acto en recuerdo a las víctimas ha tenido lugar a las 8.15 horas, momento del bombardeo, junto a la estatua del Gigante de Sal, obra de los artistas Joan Coderch y Javier Malavia, instalada en la Marina de València.

El concejal Giuseppe Grezzi, en representación de la corporación, ha depositado una corona de oliva junto al Gigante de Sal en señal de respecto a las víctimas y a los supervivientes de la bomba, que durante generaciones han sufrido enfermedades y el estigma social por los efectos de la radiación. El regidor ha estado acompañado del director adjunto de la Marina de València, Evarist Casselles, y el escultor Javier Malavia. Grezzi ha expresado que “desde el Ayuntamiento de València hemos querido rendir un tributo y un recuerdo emocionado”, así como condenar “la barbarie de la guerra”, y ha calificado el Gigante de Sal como “un grito de esperanza a la humanidad para que no se vuelvan a repetir hechos como estos”. “En la sociedad tiene que prevalecer el diálogo, tiene que prevalecer la paz, y no se debe llegar al extremo de lo que pasó en esa gran tragedia que fue la Segunda Guerra Mundial y todas las guerras que todavía tenemos presentes en el mundo”, ha subrayado.

Por su parte, Evarist Casselles, ha puesto en valor “la intervención que han realizado los autores a propósito de una figura que representa con tanta fuerza lo que todos deseamos, que es la paz en el mundo, precisamente en un día como hoy”. La estatua del Gigante de Sal se encuentra en la rotonda de las banderas de La Marina de València y se inspira en una danza japonesa llamada Butoh, una forma de baile errático que presentaron hace ya más de seis décadas los bailarines Tatsumi Hijikata y Kazuo Ohno. Los artistas han querido representar las terribles consecuencias de la bomba atómica con la imagen de sus cuerpos arrastrándose después de la explosión.

El escultor Javier Malavia ha apuntado que el Gigante de Sal es un mensaje de la resiliencia humana ante tragedias como la de Hiroshima y Nagasaki. “Tiene mucho que ver con el renacer de las personas después de una situación tan crítica, pensando que tenemos que recordar esos momentos y esos errores y saber salir de ellos”. Un panel informativo junto a la figura estará disponible todo el día para informar sobre lo que ocurrió el 6 de agosto de 1945 en la ciudad nipona de Hiroshima.