El Santo Grial: las claves para resolver el enigma de este gran tesoro que se encuentra en Valencia
En 1963 el profesor Antonio Beltrán encontró una enigmática inscripción grabada en la base del Santo Cáliz de Valencia
El escritor e investigador Sergio Solsona, lleva muchos años tras los pasos del Santo Grial, que se encuentra custodiado en la catedral de Valencia, para intentar descifrar sus claves y así poder confirmar al fin que se trata del mismo elemento de la leyenda.
Solsona señala que en 1963, mientras el veterano profesor de arqueología, Antonio Beltrán, limpiaba la suciedad del Santo Cáliz de Valencia se percató que en el pie algo grabado. Era un detalle, de aquella antiquísima reliquia, que había pasado oculto por siglos. A penas medía 1,5 centímetros el texto.
Así es como el profesor Antonio Beltrán encontró una enigmática inscripción grabada en la base de la santa copa.
El investigador explica que se trata de cinco caracteres de un tipo de caligrafía árabe llamada cúfica. El profesor Beltrán la mandó traducir y lo hizo como lilzahira, “para el que reluce”.
Desde entonces, aquella inscripción, ha sido objeto de diferentes traducciones. En 2014 el destino hizo que el licenciado en ciencias religiosas y escritor Agustín Blasco hiciese otra lectura.
Se da la coincidencia de que Agustín habla árabe y hebreo. En su casa tienen una curiosa costumbre; en ocasiones juega con sus hijos a dejar mensajes encriptados en la nevera. Como un divertido reto, acostumbran a escribir de derecha a izquierda las notas. Solo el destino y el Grial, tienen esa magia especial que, para que a nadie le de vértigo, lo llamaremos casualidad.
Al fin llegó a oídos de Agustín el asunto de la inscripción y que, si se leía en su reflejo, se invertían los caracteres y pasarían a ser hebreos. La traducción, según este estudio, era YOSHUA YAHWEH. Es así como la investigación del catedrático de diseño en la Universidad de Valencia Gabriel Songel, llegó al inquieto Agustín.
Agustín no tardó en recordar que también, en la versión original, el árabe se podría traducir igual. Así pudo leer en aquellos símbolos, de manera instantánea, ALA JESUA.
De todas las interpretaciones posibles, la de la doble lectura, propuesta por Agustín Blasco, tanto en hebreo como en árabe, sin duda, esta es la más asombrosa.
Así, la traducción sería “Jesús es Dios”. Pero este, no es el final de esta superproducción levantina. Ahora, nos toca la parte de los “efectos especiales”.
Por aquel entonces, la historiadora del arte Ana Mafé estaba preparando su tesis doctoral, la hoy doctora Cum Laude. La tesis se basaba en un estudio de los orígenes del Santo Cáliz de la Catedral de Valencia. Repasando una fotografía de la inscripción, en alta definición, se dio cuenta de que junto a aquellos pequeños caracteres, había un diminuto triángulo equilátero que había pasado desapercibido. Ese pequeño triángulo, no era una muesca, era un símbolo alquímico de Luz/Fuego.
¿Sería esta la clave para desenmascarar la universalmente conocida leyenda del Grial?
Sergio Solsona explica que si iluminásemos la base del Santo Cáliz de la Catedral de Valencia, tal y como hicimos, este que les escribe y los miembros del Centro Español de Sindonología, sobre una replica que construyeron los Orfebres Piró, todo quedaría claro. Al hacer esto, la pequeña inscripción, no solo se proyectaría, sino que también se aumentaría de tamaño, haciéndose visible la versión hebrea propuesta por Songel. Si esto fuera una película, mientras esto ocurre, una “voz en off” recitaría el verso del Parsifal, compuesto en 1234 por un trovador Alemán.
“El poder maravilloso del Grial asegura la existencia de la comunidad de caballeros. Oíd cómo se sabe quiénes son llamados al Grial. En el borde de la piedra, una inscripción con letras celestiales indica el nombre y el origen, sea muchacha o muchacho, del que está destinado a hacer este viaje de salvación. No hace falta quitar la inscripción, pues, tan pronto como se ha leído, desaparece por sí misma de la vista”.
Para el investigador, “la historia de nuestro Santo Cáliz, se parece tanto a una ficción cinematográfica que, en ocasiones, nos cuesta admitir que es cierta”.
Solsona destaca que “sin duda, la búsqueda ha terminado. El único problema es, que se parece demasiado a esas fantasías de Hollywood”.