El Puerto de Valencia inspecciona cada año un millón de toneladas de mercancías agroalimentarias

Como cada mañana, los funcionarios del Puesto de Inspección de Fronteras (PIF) del Puerto de Valencia comienzan su jornada laboral. Son los responsables de revisar las miles de toneladas de productos agroalimentarios que pretenden entrar a la Unión Europea a través de Valencia. Una gran responsabilidad para estos veinte profesionales pues son los deciden si la mercancía puede introducirse en territorio europeo o debe ser rechaza y devuelta o incluso destruida.

Para tener una idea de la importancia de la labor, cabe destacar que cada año se comprueban en este puesto en torno a un millón de toneladas agroalimentarias de las cuales se rechazan unas mil. Elperiodic.com ha podido pasar una jornada con ellos y conocer de primera mano cómo es el proceso. A primera hora de la mañana ha entrado una partida de cacahuetes. Es, por tanto, hora de ponerse manos a la obra para garantizar que el producto que vayamos a comernos esté en buenas condiciones.

Pero, ¿se revisa toda la mercancía de dentro del container? ¿Qué criterios se siguen para su análisis? ¿Cuánto se tarda? ¿Qué se hace con el producto que se rechaza? A todas estas preguntas nos responde el jefe del PIF, Javier Niño: "Descargamos una parte del contenedor que el inspector considera oportuno, se toma una muestra y se envía a un laboratorio acreditado. A los tres días obtenemos el resultado y damos un dictamen autorizado".

Si la normativa se cumple el despacho es autorizado aunque todo dependerá de la autorización final de aduana. En el supuesto de que la mercancía no cumpla la norma no podrá entrar a la Unión Europea. "En ese caso se rechaza y se devuelve a su lugar de origen, se destruye o se utiliza para otros fines que no sean para la alimentación humana".

Cuando un producto de origen vegetal, como en este caso los cacahuetes, no recibe la autorización es normalmente por los aditivos que contiene: "Los países que producen esta materia tienen unas normativas propias que luego no se ajustan a la de la Unión Europea", explica Javier Niño. En el caso de los productos de origen animal, el rechazo viene dado normalmente porque se declara una mercancía distinta a la que llega.

¿Y cuál es el origen de los productos que entran a la Unión Europea a través de Valencia? Estados Unidos y China son los países de procedencia de la mayoría de los productos agroalimentarios que llegan al puerto de Valencia, pero también llegan de otros países como Argentina, India, Brasil, Chile, Marruecos, Nueva Zelanda, Perú, y Ecuador.

Se tarda menos y se ahorra más

El delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana ha destacado la importancia de este puesto no solo por el peso del puerto de Valencia sino también por las garantías de salud públicas que genera: "El puerto de Valencia es el quinto de Europa y debemos garantizar que todos los productos que entran y salen estén en buenas condiciones", ha defendido Juan Carlos Moragues en su visita al PIF.

Un puesto de control, por cierto, que ha disminuido sus plazos de actuación: "Hemos pasado en ocho años de tardar cerca de una semana o diez días a tan solo tres", ha explicado el jefe del puesto refiriéndose a los tiempos del laboratorio. Una reducción de duración que se ve repercutida a su vez en una reducción de costes.

Mismo control en toda Europa

Se trata de un control muy exhaustivo pero que no se realiza por igual en todos los puertos. Desde el de Valencia, su presidente, Aurelio Martínez, ha exigido que se establezca el mismo nivel de control "porque sino la mercancía entrará por el puerto que más facilidades dé y el prejuicio para la salud será el mismo".