Más de 300 personas se implican en las jornadas cooperativas «Sabors i sabers de Russafa», organizadas por entidades y colectivos del barrio
Más de diez colectivos y entidades del barrio de Ruzafa y tres espacios municipales han colaborado conjuntamente para organizar «Sabors i sabers de Russafa», unas jornadas comunitarias por la alimentación, la salud y la transición ecosocial que se han llevado a cabo los días 19 y 20 de octubre y en las que han participado más de 300 personas de diferentes generaciones con el objetivo de recomponer la vida en común, establecer vínculos, tejer redes y entrelazar caminos entre todas las entidades de esta parte de la ciudad.
La primera visita fue al mercado, donde un centenar de niños y niñas de las escuelas públicas Jaume Balmes y Alejandra Soler tuvieron la oportunidad de llevar la mirada más allá de los libros y conocer donde encontrar los alimentos más saludables y de proximidad, desde el pescado y la carne a las verduras y frutas, o los productos a granel. A través del juego y de una gincana de la alimentación, y toda la paciencia de las personas que atendían las paradas, descubrieron los secretos de la compra consciente.
Del mercado a la mesa, se desarrollaron también dos talleres de cocina local y de temporada, que se ofrecieron de forma gratuita a las 60 personas interesadas que acudieron a La Cantina de Ruzafa y en el Centro Municipal de Juventud del barrio, organizados por la misma cantina y por Rolling Food. Después de aprender a cocinar algunas recetas, estos grupos compartieron la comida en una degustación de hermandad alineada con la elegida alimentación-salud-barrio que son la base de las jornadas.
El viernes 20, de buena mañana, partió una ruta de marcha nórdica intergeneracional con unas treinta personas que quisieron descubrir los recursos de salud y alimentación del barrio. Esta marcha guiada, coordinada por el centro de salud, el grupo de consumo y Plataforma per Russafa, conectó establecimientos de alimentación sostenible con la necesidad de unos barrios más amables para el vecindario, además de promover la conciencia de los retos de la crisis climática y cómo afectan de manera directa el bienestar de la ciudadanía.
Por último, la sesión de clausura corrió a cargo de Luis Gómez y Yayo Herrero, antropóloga e ingeniera agrícola, referente estatal tanto por su actividad académica como activista. Las casi cien personas que asistieron a la charla sobre saberes comunitarios por la transición ecosocial donde se tuvo ocasión de compartir saberes y experiencias de este camino por la vida en el barrio y por el planeta. Muy lejos del catastrofismo y del desaliento, como dice Yayo Herrero, «hay que ser valientes e imaginar otras opciones de vida, otras maneras de relacionarse. Abandonar las prácticas y comportamientos que nos aíslan».
Una buena muestra de la construcción colectiva es Ruzafa, un barrio donde diferentes asociaciones y colectivos del barrio, plataformas vecinales como la Plataforma per Russafa o el Grupo de consumo, grupos de jóvenes, AFAs, o comercios locales, junto con entidades públicas, como el centro de salud, el de juventud, las escuelas o la universidad popular, han participado de manera colaborativa en el diseño y la organización de estas jornadas, impulsadas por Justicia Alimentaria y acompañadas por la cooperativa “La Dula, herramientas comunitarias”.
De este modo, las jornadas «Sabors i sabers de Russafa» han superado la queja y han empezado a articular respuestas público-comunitarias ante los retos climáticos y la actual crisis ecosocial, con la implicación tanto de las administraciones públicas como de los tejidos comunitarios y vecinales del barrio. «Es solo la semilla de un proceso de cambio a largo plazo, con el cual hemos querido demostrar el potencial de las alianzas público-comunitarias para transitar hacia una sociedad más justa y solidaria, trabajando a escala de barrio, y con las redes vecinales y los recursos públicos», apunta Marta Herrero, coordinadora de la delegación de Justicia Alimentaria en València.