Las mujeres mayores de Valencia ocupan el espacio público para visibilizarse
Una performance convocada por la Assemblea Feminista de València y la Casa de la Dona reivindicó ayer en Russafa el “gran valor social” de esta etapa vital
Ayer martes 29 de junio, la Assemblea Feminista de València y la Casa de la Dona realizaron una performance en el barrio de Ruzafa bajo el lema “Les velles prenem el carrer”. Con esta acción, buscaban denunciar el olvido y la exclusión social que sufren las mujeres mayores y que se han visto acentuados por la pandemia de COVID-19. Así, una veintena de mujeres se concentraron en la plaza Baró de Cortés sentadas en sillas para reivindicar la vejez “como una etapa vital con espacio propio” y de gran valor social por el conjunto de experiencias que atesora.
Uno de los objetivos de la performance era destacar la diversidad en las vidas de las mujeres mayores, un grupo a menudo reducido a estereotipos. Así, cada una de las participantes trataba de reflejar una realidad distinta: por ejemplo, una de ellas vestía presa con un cartel cuyo lema rezaba “Las residencias son un campo de exterminio”; también había quien hacía calceta mientras tomaba vino con una compañera, o iba vestida de rockera, o llevaba una bandera republicana y un cartel que proclamaba: “Somos la memoria viva de la República”.
Teresa Meana, portavoz de la Assemblea Feminista de Valencia y miembro de la Casa de la Dona, señalaba que “estamos aquí por las que no pueden estar, como las mujeres privadas de libertad porque están en las residencias, o las que no pueden salir de sus casas por no tener ascensor”. Desde ambos colectivos recuerdan que las mujeres mayores han sido uno de los sectores de la población más afectados por la pandemia. No solo por las tasas de incidencia del virus sobre la gente mayor (sobre todo entre quienes vivían en residencias), sino también por la soledad y el aislamiento que muchas han experimentado a causa de la situación. Por ejemplo, hasta el pasado mes de abril no se decretaron medidas que permitían a las personas usuarias salir de las residencias y, actualmente, continúan sin disfrutar de las mismas condiciones para la movilidad que otras personas de diferentes franjas de edad.
Asimismo, subrayan que 1,3 millones de mujeres mayores de 65 años viven solas en España y cuentan con escasa ayuda por parte de las instituciones. Además, sus pensiones son notablemente inferiores respecto a las cantidades percibidas por los hombres, con una media de 742 euros frente a los 1191 euros de ellos. “Hemos cuidado de nuestras criaturas, de nuestras parejas, de nuestros progenitores y progenitoras y cuando ya no hemos podido hacerlo, a muchas se nos ha relegado al olvido” señalaban en un comunicado que leyeron entre diversas participantes en la performance de ayer por la tarde.
En dicho comunicado también señalaban la necesidad de una ciudad más adaptada a sus realidades y necesidades, libres de “barreras infranqueables” que dificultan su experiencia en las zonas urbanas, como las estaciones de metro sin ascensor, las aceras intransitables llenas de obstáculos o semáforos de tiempos demasiado breves para los pasos más lentos.
“Las mujeres viejas también son agentes de cambio, luchadoras, activas y rebeldes. Han puesto durante años la vida en el centro, cuidando a las personas que las rodean, y ahora le toca al resto de la sociedad hacerlo con ellas. Además, siguen teniendo sus sentimientos vivos y contando con cuerpos deseables y estimables” resaltaba Teresa Meana. Mediante esta acción, las mujeres mayores han reivindicado no solo su derecho al espacio público, sino a ser tenidas en cuenta en todas las esferas de la sociedad.