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Los inmigrantes denuncian que la falta de papeles obliga a sobrevivir e impide una vida digna

Los inmigrantes denuncian que la falta de papeles obliga a sobrevivir e impide una vida digna
  • Un grupo de migrantes llegados de tres continentes a València exponen sus esperanzas y frustraciones

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La dificultad para regularizar sus situaciones personales y las trabas que les pone la administración para poder trabajar en condiciones legales son las principales barreras que debe salvar la población migrante que llega a España y que trata de integrarse en las comunidades donde viven. Así lo expuso ayer en Valencia un grupo de extranjeros residentes en nuestro país en la segunda conversación del ciclo 'Visión cristiana de las migraciones' que organiza el Fòrum Cristianisme.

El encuentro tenía el objetivo de dar voz a los protagonistas reales de los procesos migratorios, escuchar sus historias particulares y poner encima de la mesa las esperanzas y frustraciones que experimentan desde su perspectiva. A lo largo del coloquio se analizaron las causas que provocan el abandono de la propia tierra y la búsqueda de un nuevo destino. La violencia política y la crisis económica son algunos de los denominadores comunes. Como en el caso de Dulce María García de Atuve, de 59 años, socióloga, profesora universitaria en Venezuela, que explicaba que su familia había huido de un contexto "muy violento, donde la economía se ha deteriorado tanto que se llega a tener que sobrevivir con solo 3 euros al mes, lo que obliga a ejercer más de diez trabajos diferentes". También la violencia está en la raíz de las motivaciones de Miriam Torres, de 60 años, procedente de Paraguay, quien tomó la decisión de huir con su hijo "porque estaba abocado a meterse en las organizaciones juveniles de delincuentes" y especificaba que el clima de delincuencia era tal que "salías cada día a trabajar sin saber si volverías". La situación extrema de guerra es obvia en inmigrantes como Yuliia Startseva, asesora financiera en su país natal, Ucrania, que ahora trata de resituarse ayudando a sus compatriotas en España. El anhelo de una vida mejor también empujó a los hermanos Abdel y Mounaim a abandonar Argelia, jugarse la vida cruzando el Mediterráneo en una patera y llegar a un lugar donde no sabían dónde estaba, dónde podían ir, sin entender el idioma pero con la prevalencia de un propósito: "solo quiero trabajar y ayudar a mi familia", dicen. Y el deseo de una recuperación médica y la huida de un sistema dictatorial está detrás de la historia del guineano Juanvi Nve Kung Mangue que ahora se dedica a trabajar y ayudar a los demás como responsable de la Asociación para la Solidaridad con África y director de Cáritas en la parroquia de San José Artesano de València.

El grupo de migrantes coincidía en diferenciar el buen trato recibido de la gente, en líneas generales, respecto a lo que les dispensan las administraciones, por la lentitud en atender sus demandas. La obsesión por la documentación para regularizar sus situaciones marca su horizonte. "Nuestro principal problema es poder obtener papeles para trabajar", remarcaban los hermanos argelinos. "Aunque llevamos tres años viviendo en España nos encontramos con muchas personas que nos ponen muchas trabas para darnos de alta", reconocía Miriam Torres. Coincidían en que "la ley de extranjería complica las cosas" y denunciaban que "hay inmigrantes que están hasta veinte años sin papeles y tienen que sobrevivir porque no pueden tener una vida digna porque están indocumentados". El guineano Juanvi Nve resaltaba que "la inmigración la hemos creado las personas". Además, diferenciaba que la obligatoriedad de tener documentación para trasladarse de un país a otro "se complica más para la gente desfavorecida, para la gente pobre. Para un rico es más fácil desplazarse de un lugar a otro".

En el coloquio se hizo especial incidencia en las diferentes posibilidades de integración laboral que tienen los inmigrantes según su procedencia. El guineano Juanvi Nve, puntualizaba que para un subsahariano, con independencia de que tuviera estudios o títulos "la única oportunidad es trabajar en el campo o en un almacén, con trabajos temporales que difícilmente pueden hacerte ganar la vida". Para todos es el mismo procedimiento a la hora de regularizar su situación, pero no el mismo futuro en el mercado de trabajo una vez los han conseguido.

La posibilidad de volver algún día a sus países de origen varía según cada caso y circunstancias. En situaciones de guerra como Ucrania, hoy por hoy, se ve muy lejos. Y lo mismo sucede en países donde todavía la situación económica y política es inestable. Para algunos testigos como el de la venezolana Dulce María García lo más importante es "tener reunida a la familia y establecer lazos con la gente de acá después de haber superado el susto mutuo y nos permitan integrarnos con todo lo que llevábamos de nuestra vida anterior, nuestras experiencias y capacidades".

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