Francisco Iborra, pastelero de El Cabanyal: “Los hornos de barrio de toda la vida están muriendo”
Cada vez son más los hornos y pastelerías que están cerrando, los costes ahogan a los panaderos y no hay relevo generacional
“Los hornos y pastelerías de toda la vida están muriendo. Es una muerte lenta y silenciosa y está pasando desapercibida. Pero si uno sale a la calle ve cómo hay hornos de su barrio que ya no están”. Es la triste y cierta reflexión que hace Francisco Iborra, pastelero valenciano y dueño de la pastelería Los Ángeles del Cabañal.
Esta semana asistíamos a una movilización histórica de los panaderos y pasteleros valencianos, ahogados por una situación que califican de insostenible, con el alza de la materia prima y del coste energético: “El coste de la energía es lo que más nos está lastrando. No puede ser que en una empresa con dos empleados como la mía el mayor salario se lo estén llevando las energéticas”. El sector lamenta que encender sus hornos les cuesta hasta cuatro veces más ahora.
Y a esto hay que sumarle el coste de las materias primas, que también se ha disparado: “Se producen incrementos de precios semanal y mensualmente. Esto no se puede trasladar al producto final, no podemos estar cambiando los precios todos los días porque caeríamos en picado”, lamenta Iborra.
Él fue uno de los setenta panaderos y pasteleros que este jueves se manifestó en Valencia para dar voz a su realidad. Convocados por el Gremio de Panaderos y Pasteleros de Valencia, pedían que su sector se incluya entre los esenciales a todos los efectos, incluyendo, especialmente, el energético. Y que cualquier medida de apoyo que se contemple para paliar esta crisis, vaya destinada también a microempresas y pymes.
Ponen como ejemplo que el Ministerio está haciendo un real decreto para las electrointensivas y exigen como requisito el consumo mínimo de un kilovatio, algo que es imposible para los panaderos. Además, lamentan que su CNAE no está incluido en esa normativa que se está creando.
Crisis estructural
Pero más allá de la crisis actual, el sector vive una crisis estructural. La gente ya no compra tanto en el horno del barrio y las grandes superficies tienen parte de responsabilidad: “Nos pasa igual que a la leche, los supermercados gastan el pan como reclamo. El coste de producción del pan no son 39 céntimos, no es sostenible”, explica Francisco.
“Es comprensible que la gente que no pueda, compre ese pan más barato. Pero también es verdad que es más cómodo cogerlo mientras estás haciendo una compra que ir adrede al horno a por él”, lamentan.
A esto se suma la falta de relevo generacional. Todo este cóctel trae consigue, dicen, una muerte lenta y silenciosa: “Nuestro cierre es progresivo y está pasando desapercibido para la gente. Pero la realidad es que hay muchos hornos de barrio que están cerrando”.
En este sentido, desde el Gremio lamentan que el cierre de las panaderías y pastelerías artesanas supone no solo la desaparición de pequeñas empresas y miles de puestos de trabajo, si no que es un paso más hacia la desaparición del comercio de proximidad, de nuestros barrios, de nuestra cultura gastronómica y de nuestra forma de vida.
Actualmente hay en España unos 12.000 hornos y pastelerías que dan empleo a 190.000 trabajadores. Una cifra que, de no cambiar la situación, irá menguando progresivamente.