El edificio del Colegio Mayor Lluís Vives se reivindica
En 1934 el rector de la Universitat de València, Juan Peset, siguiendo el modelo de la Residencia de Estudiantes de la Institución Libre de Enseñanza en Madrid, impulsó el proyecto de construcción del que después, inaugurado por Franco el 1954, sería el Colegio Mayor Luis Vives. Peset no pudo verlo hecho realidad porque murió fusilado en Paterna en 1941, condenado por un tribunal sumarísimo franquista, y el nuevo régimen acabó con el modelo educativo de la República que inspiraba la idea de la residencia de estudiantes, pero mantuvo el edificio proyectado por Javier Goerlich, uno de los mejores ejemplos conservados en Valencia de la arquitectura racionalista de principios del siglo XX.
Ahora, la Institució Alfons el Magnànim-Centre Valencià d'Estudis i d'Investigacions presenta el libro La Residencia de Estudiantes y la Ciudad Universitaria de Valencia: el Colegio Mayor Luis Vives, obra col·lectiva coordinada por David Sánchez Muñoz en la cual participan, además del el mencionado Sánchez, Daniel Benito Goerlich, Jorge Correa Ballester y Andrea Luquin Calvo. El acto tendrá lugar el miércoles 1 de marzo, a las 19 horas, en el aula 3.4 de la Facultad de Geografía e Historia (avenida Blasco Ibáñez, 28) y junto con Benito y Sánchez intervendrá Vicent Flor, director del Magnànim.
Estilo barco
La obra coordinada por David Sánchez realiza un repaso a la trayectoria del emblemático edificio de la residencia desde el principio del proyecto durante la Segunda República, hasta que se ha convertido en una de los únicos restos vivos de la arquitectura racionalista de principios del siglo XX y un ejemplo magnífico de aquello que se nombró estilo barco por sus interesantes y sugestivas formas curvas. La importancia de esta edificación aumenta por su privilegiada ubicación, la avenida Blasco Ibáñez, conocida en aquel tiempo como paseo de Valencia al Mar. Colegio mayor de estudiantes de las facultades cercanas y sede de cultura y actividades intelectuales desde de su inauguración, cerró el 31 de julio de 2012. Sobre su futuro destino se plantean incógnitas (se habló un proyecto de reforma-ampliación que parece paralizado y que generó algunos recelos desde el punto de vista patrimonial). Este libro reivindica su verdadera importancia en la vida de la ciudad de Valencia y su indudable valor artístico y patrimonial.
