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David Meca: “Los tiburones más peligrosos no están en el mar, sino en nuestra mente”

David Meca: “Los tiburones más peligrosos no están en el mar, sino en nuestra mente”
  • Entrevista con el nadador internacional más importante de todos los tiempos en aguas abiertas tras haber pasado recientemente por Valencia

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Su espíritu de superación le ha convertido en una leyenda de la natación a nivel mundial. David Meca, 28 veces Campeón del Mundo, retos imposibles como cruzar el Estrecho de Gibraltar tres veces, nadar más de 130 kilómetros cruzando el Mediterráneo desde la Península hasta Ibiza, comenzó a nadar por prescripción médica y terminó convirtiéndose en su pasión y su trabajo.

Hoy, David Meca sigue nadando ocho horas al día y cuenta su experiencia para “entrenar la ilusión y la motivación” porque, para él, todo está en la mente. Esta semana ha pasado por Valencia para dar una charla en el hospital Vithas Valencia 9 de Octubre, una ciudad, por cierto, donde la natación ocupa un espacio social y deportivo.

Aquí puedes leer la entrevista cercana, natural y sincera que nos ha dejado David Meca a elperiodic.com:

Me gustaría comenzar preguntándote por el título de la charla: ¿Cómo un niño con muchos problemas de salud termina siendo 28 veces campeón del mundo?

La vida está llena de retos y dificultades. Mis problemas de salud de pequeño fueron una adversidad, por eso empecé a nadar. Y a pesar de no querer ir a la piscina y de llorar muchas veces, gracias a eso llegamos a ser campeones del mundo y a mejorar muchos problemas físicos que tenía. A veces es una enfermedad, otras un problema o cualquier obstáculo de la vida.

¿Y cómo pasaste de ser un nadador que empieza en el deporte por un problema de salud -por ejemplo, en muchos casos se recomienda este deporte para problemas de espalda- a convertirte en un deportista de élite?

Sin darte cuenta vas mejorando. Salía muchas veces llorando y me convencían mis padres, los médicos… Mi juventud fue una burbuja porque todos mis amigos eran deportista y viví en un ambiente muy bueno, rodeado de valores como el sacrificio, el esfuerzo y el trabajo, el aprender a caerse y levantarse de nuevo. Me vi inmerso en este mundo y se acabó convirtiendo en mi pasión y en mi trabajo.

¿A qué has tenido que renunciar para llegar a la élite?

A mucho, pero ha merecido la pena. Por ejemplo, de los 18 a los 28 años estuve en Estados Unidos con una beca que me dieron para estudiar en la universidad. Durante esos diez años renuncié a planes, a salir de fiesta -algo que con 18, 20 o 25 años es muy normal- pero yo estaba en mi deporte, entrenando 8 horas al día de lunes a sábado y el sábado me ponía el pijama para descansar y ser el más fuerte el lunes en el agua. Al fin y al cabo, me estaban pagando por estar allí y yo quería ser campeón de España y de Europa ya que ese momento ni me imaginaba que llegaría a ser campeón del mundo.

Son muchos los retos a los que te has enfrentado. ¿Con cuál te quedas?

Todos ellos me han marcado de alguna forma. Alcatraz, por ejemplo, porque fue el primero. Canarias también fue impresionante porque era la primera vez que nadamos tantos kilómetros.

¿De cuántos estamos hablando?

110 kilómetros, una auténtica odisea. Sufrimos mucho, pero lo conseguimos. También me marcó el estrecho de Gibraltar, cruzarlo una, dos y tres veces. Aunque nadar de la Península a Baleares para mi fue precioso, cuando llegamos perdí el conocimiento, un sacrificio muy grande pero conseguí un récord que siempre había soñado.

Tienes un libro que se llama ‘Yo no temo a los tiburones’. ¿A qué tiburones te refieres?

Los tiburones más peligrosos no están en el mar, sino en nuestras mentes. Solemos tener miedos y tiburones que nos impiden hacer algunas cosas y ese es el fallo más grande. “No puedo, no soy capaz, y si pasa algo…”, son frases que nos repetimos muchas veces y al final estás toda la vida lamentándote de no tomar esa decisión. Los tiburones del agua nunca me han hecho nada, pero fuera sí que hay miedos e inseguridades.

En el agua habrás visto tiburones y habrás vivido muchas experiencias. ¿Cómo se vive una travesía de tal magnitud y qué momentos consideras clave?

Los días previos son terribles porque por más preparado que estés, no duermes por la noche y llegas a arrepentirte. Imagínate un 5 de enero lanzarte desde Jávea para cruzarte el Mediterráneo hasta Ibiza, con todo frío, de noche, oscuro… obviamente te pasan mil tiburones por la cabeza. En una travesía las adversidades que nos encontramos son tipo medusas, las rozaduras del traje de neopreno, los vómitos, mareos, la oscuridad, sentir que todo te toca y te duele… Es duro, pero todo en la vida es duro. Pero, al final, la fuerza es la mente: quien quiere conseguir éxito en el trabajo, en la familia… no es fácil y tenemos que luchar contra nuestros miedos para llegar hasta Ibiza nadando.

Hay que salir de la zona de confort.

Hay que salir, sí.

¿Y cómo?

Marcándose objetivos, ilusiones y cosas que te hagan salir de esa zona de confort. No hay nada más triste que ir a trabajar sin ganas, sin ilusión. Nos aburrimos, día tras día, año tras año, década tras década, haciendo algo que no nos gusta y que se convierte en una rutina. Tenemos que ilusionarnos, sacar el por qué, el motivo que te impulsa.

Estás hoy en Valencia para dar una charla motivacional y contarnos tu experiencia. Tienes también algún proyecto como arquitecto y, ¿sigues nadando mucho?

Lo de arquitecto es algo que me gusta, aunque lo hago a nivel personal, con la familia hacemos proyectitos en casa y nos da la vida. En definitiva, intento motivarme con cositas y hacerlas con ilusión, como levantarme todavía a las seis de la mañana para ir a entrenar. Lo hago porque me gusta, me quiero cuidar y ojalá aguante muchos años para seguir demostrando que se puede cruzar el estrecho de Gibraltar.

Dices que te levantas a las seis de la mañana para entrenar. Precisamente aquí en Valencia hay un grupo muy potente de nadadores que se levanta cada mañana antes de ir a trabajar para ir a la piscina, al mar, haga frío, sea invierno… Se llaman ‘Nadópatas’ y agrupan a nadadores de clubs valencianos con sección de aguas abiertas, cuyo único objetivo es ese, nadar. Seguro que les encantaría escuchar un mensaje motivador de David Meca.

Lo primero de todo es que están haciendo deporte, salud y compartiendo momentos con gente sana, fomentando valores tan importantes como los que te comentaba al principio y que yo pude disfrutar desde bien pequeño. Seguro que cuando suena el despertador cuesta, pero el momento de haber terminado esos kilómetros, sentirse limpio, despierto y sano, eso es una gran sensación. Hay que motivarse con eso, con practicar salud y tener una rutina que te haga feliz.

Y eso es extrapolable a cualquier faceta de la vida.

A cualquiera. Hay que salir de la zona de confort, marcarse objetivos y metas nuevas. ¡Y seguir nadando en la vida!

 

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