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El Centre del Carme reflexiona sobre la influencia de los algoritmos en la vida cotidiana de las personas

El Centre del Carme reflexiona sobre la influencia de los algoritmos en la vida cotidiana de las personas

    Un algoritmo (en matemáticas, lógica y ciencias de la computación) es un conjunto prescrito de instrucciones o reglas bien definidas ordenadas y finitas que permiten llevar a cabo una actividad mediante pasos sucesivos sin generar dudas a quien haga dicha actividad. Hoy en día esta serie de instrucciones que utilizan un lenguaje de códigos y señales ha sido la herramienta utilizada por el ser humano para crear una inteligencia artificial a su medida. 

    Este lenguaje abstracto se infiltra cada vez más en nuestra vida cotidiana, contagia cada actividad y genera una serie de relaciones humano-máquina en las que uno depende del otro para existir dentro de su entorno. Esto, entre otras muchas cosas, trae como consecuencia que las fronteras entre lo que es y no es humano empiecen a diluirse, a mutar. 

    Precisamente cuando a nivel mundial se está cuestionando la influencia de los algoritmos utilizados en la red sobre la vida de las personas, el Centre del Carme Cultura Contemporània presenta la exposición "Los algoritmos suaves", que se podrá ver en su Sala Dormitorio hasta el próximo 24 de junio. 

    La exposición, comisariada por Rafael Barber y compuesta por las obras de Analivia Cordeiro, Helen Knowles, Lawrence Lek, Moisés Mañas, Beatriz Olabarrieta y Kit Craigh, entiende el algoritmo como un eje de comunicación entre lo humano y no humano, y el arte como un medio capaz de facilitar un encuentro con este lenguaje con el que mantenemos una constante interacción. 

    La exposición ha sido presentada esta mañana por el director del Centre del Carme, José Luis Pérez Pont, acompañado por el comisario de la muestra y algunos de los artistas representados. 

    Pérez Pont ha señalado que "con esta exposición, el Centre del Carme propone una reflexión sobre el funcionamiento de los algoritmos y su influencia en la vida cotidiana de las personas", ha recordado que esta es una preocupación que está en estos momentos en el punto de mira internacional y ha puesto como ejemplo la comparecencia, esta semana, del creador de Facebook, Mark Zuckerberg, ante el Congreso de los Estados Unidos. 

    El director del Consorci de Museus ha informado que "de nuevo, la Sala Dormitorio del Centre del Carme nos presenta una propuesta en la que el videoarte y la experimentación tecnológica nos acercan a esos otros lenguajes contemporáneos, en esta ocasión, a través de la obra de artistas nacionales e internacionales". 

    "La muestra, comisariada por Rafael Barber, sitúa al arte como el medio a través del cual entender nuestra naturaleza y nos remite a nuevas corrientes de pensamiento y reflexión sobre la existencia humana", ha explicado el director del Centre del Carme, que ha añadido que "en la exposición las obras de nueva creación dialogan con otras que se han convertido en iconos del videoarte a nivel internacional, lo que nos permite acercar a todos los públicos esta disciplina artística y su poder de comunicación". 

    Hoy en día parece evidente que la idea de lo que significa ser humano está en crisis, debido en parte a la revolución digital, al cambio climático y al agotamiento de un sistema capitalista que cada vez genera más desigualdad. 

    Esta crisis ha desencadenado corrientes de pensamiento que invitan a contemplar "lo humano" por primera vez desde otro enfoque, entendiendo sus límites y planteando nuevos contornos para construir taxonomías más maleables en las que otros agentes pueden tomar parte. 

    Rafael Barber ha explicado que "«Los algoritmos suaves» bebe de estas corrientes de pensamiento a la vez que entiende el algoritmo como un eje de comunicación entre lo humano y lo no humano, como una herramienta a través de la cual podemos encontrar nuevas formas de construir un nosotros capaz de mirar al futuro". 

    El comisario de la exposición ha añadido que "el algoritmo es el lenguaje que permite a las máquinas tomar decisiones, en muchas ocasiones, por nosotros. Es un lenguaje que no se traduce en palabras sino en acciones". 

    Barber ha señalado que "la exposición combina obras tecnológicas con piezas de escultura que remiten al cuerpo y que están entre dos lugares semánticos. Las esculturas se vuelven humanas aunque no tienen un cuerpo". 

    También ha destacado Barber que "la mayoría de las piezas que se exhiben han sido creadas 'ex profeso' para la exposición, como la obra de Moisés Mañas y la de Beatriz Olabarrieta, además de incorporar otras de gran importancia, como la de Analivia Cordeiro, la primera pieza de videoarte que se produjo en Brasil, en los años 70, procedente de la colección Beep de arte electrónico". 

    La exposición recoge las propuestas de una serie de artistas cuyas prácticas ponen en escena el lenguaje y sus contornos como algo abstracto y transversal, como un sistema de códigos y señales que afectan a los cuerpos. 

    Esta exposición entiende que el arte, como dispositivo de comunicación entre sujetos, es un medio capaz de facilitar un encuentro con este lenguaje algorítmico con el que mantenemos una constante interacción. De esta manera, pretende generar encuentros y empatías entre lo humano y lo no humano para invitar a proyectar juntos nuevas tipologías del concepto de "nosotros". 

    Los algoritmos permiten que las máquinas tomen decisiones en nuestro nombre, nos indiquen el camino a seguir, se anticipen a nuestros deseos y colaboren con nosotros. 

    Obras y artistas 

    'Los algoritmos suaves' existe en el espacio de la exposición a través de una serie de obras que miran de frente a este nuevo lenguaje y lo entienden como un sistema disperso de interacciones con el cuerpo. 

    Las obras presentadas en esta exposición construyen genealogías que nos dan la oportunidad de poner en escena estas interacciones creando una relación de afectos con el algoritmo y, por extensión, con la máquina. 

    Por ejemplo, en la obra de Moisés Mañas (Alicante, España) un algoritmo reacciona al polvo de la sala mediante un detector. Este, en colaboración con dicho algoritmo, genera diferentes combinaciones de luz en una estructura que flota en el espacio y lo ilumina. El algoritmo aquí se manifiesta en relación con algo tan volátil y a la vez tan invisible como el polvo, el polvo que flota en el espacio como los miles de algoritmos que no podemos contemplar. 

    La interacción con el cuerpo y la máquina se presenta también en la obra de Analivia Cordeiro (Sao Paulo, Brasil. 1954) en una pieza de 1973 que supone una de las primeras alianzas entre el cuerpo humano, el espacio y un ordenador. Esta negociación entre lenguajes humanos y no humanos, y el rastro que la misma genera es el motor de la obra de Kit Craig (Oxfordshire Reino Unido. 1980), en la que los gestos que activan nuestra relación con lo no humano se manifiestan. 

    Beatriz Olabarrieta (Bilbao, España) interroga al lenguaje y le da forma y personalidad a través de sus esculturas, agentes dobles que se encuentran entre dos planos de significación. 

    La ficción y su capacidad para contar historias se presenta en las obras de Helen Knowles (Manchester. 1975) y Lawrence Lek (Frankfurt, Alemania. 1982). Mientras que Lek nos presenta un futuro distópico en el que el arte es el único campo en el que la inteligencia artificial está prohibida y los satélites quieren ser artistas, Helen Knowles muestra las capacidades de los algoritmos para influir en nuestro presente, y lleva un algoritmo a juicio, ante un tribunal, por los efectos que sus acciones causan en los humanos. 

    'Los algoritmos suaves' aspira a construir empatías con lo "todavía no humano" usando el algoritmo como aliado y, al afecto, como herramienta. Por último, esta exposición también espera generar debates en torno a los horizontes éticos que marcarán estas alianzas y, por tanto, sobre nuestro futuro como sociedad.

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