La voz de la calle, un libro solidario para visibilizar y dar voz a esa parte de la sociedad que convive casi de manera invisible

Bajo la pregunta, ¿alguna vez has pensado en la historia personal que hay detrás de una persona sin hogar? Un grupo de jóvenes de la Ruta del Grupo Scout Mowgli, integrantes del Moviment Escolta de València, empezó a recoger las calles en noviembre de 2020 inicialmente realizando desayunos solidarios y al poco tiempo integrándose en el voluntario de la Asociación Amigos de la Calle.

Aquello que comenzó como una voluntad de no permanecer con los brazos cruzados ante el hambre y el frío y minimizar el aislamiento que sufrían los sin hogar en tiempos de pandemia, terminó por convertirse en un libro que tiene como objetivo visibilizar y dar voz a esa parte de la sociedad que convive casi invisible en las aceras, portales, parques y cajeros.

Así nació La voz de la calle, un libro solidario, todos los beneficios se destinarán a la asociación Amigos de la Calle, que desde 2007 desarrolla su labor en la ciudad de València.

Reúne diez historias desgarradoras, distintas entre sí y casi todas con nombre propio. Una hija que es vendida por su madre, desempleo, desahucios, drogas, abusos a menores, semiesclavitud… diez invitaciones a que nos sensibilicemos ante este problema social, y que, como ciudadanos y sociedad, busquemos soluciones para minimizar la invisibilidad y el estigma y caminos que posibiliten la reconstrucción personal y la integración social.

Los autores, Nerea, Alejandro, Vanesa y Patricia, cuatro jóvenes nacidos entre los años 2001 y 2002, se asomaron a esa dura realidad y la convirtieron en palabras, poesías e imágenes, porque sensibilizar también es actuar, en ese difícil contexto de intentar visibilizar lo que como sociedad no deseamos ver, lo que resulta incómodo.

Asociación Amigos de la Calle

Hace más de 10 años y a raíz de la crisis económica española se comenzó a formar en Valencia la asociación Amigos de la Calle, naciendo desde la iniciativa de dos familias que decidieron ayudar a todas aquellas personas que habían perdido su hogar durante dicha crisis.

Así pues, dicha labor consiguió atraer a más y más voluntarios y voluntarias que dedicaron y siguen dedicando su tiempo y entusiasmo a cuatro acciones como son la distribución de bienes, conocimientos, la preparación de alimentos y las donaciones desde el compromiso, la solidaridad y la amistad.

El objetivo reside en compartir, charlar y ayudar todo lo que se pueda para mejorar la calidad de vida de las personas que no disponen de recursos básicos, mostrarles que no han sido olvidadas, acompañándolas cada domingo con alimentos caseros, afecto, comprensión y una sonrisa.

Con tan pequeños gestos es posible cambiar sus vidas, porque nuevas manos siempre son bienvenidas, ya sea con tareas como la elaboración de los platos caseros, la distribución de los alimentos y kits o incluso colaborando como profesional, pues siempre se necesitan abogados, periodistas, educadores sociales y muchos más oficios. Además de las donaciones, tanto de fondo monetario (desde 1€ al mes) como de alimentos, ropa, calzado y productos de higiene. Todos los esfuerzos se pueden transformar en ayuda.