Atirohecho presenta en la Sala L’Horta un cuento infantil que cuestiona desde el humor las normas de la “adultocracia”
Desobedient fue uno de los proyectos escénicos de la compañía cuya escenografía, equipo técnico y vestuario fueron devastados por la riada
“Había una vez una niña que se portaba tan bien tan bien, tan bien, que se olvidó de cómo se jugaba. Había una vez una niña que se portaba tan bien tan bien, tan bien, que se olvidó de ser una niña”. Así comienza Desobedient, un cuento infantil teatralizado con el que la compañía valenciana Atirocheho reivindica los derechos de la infancia, poniendo en el centro las necesidades de la xicalla.
Este espectáculo, cuya entrada incluye un donativo de 2 euros en beneficio de los afectados de la DANA, es uno de los proyectos escénicos de la compañía cuya escenografía, equipo técnico y vestuario fueron devastados por la riada del pasado 29 de octubre, puesto que el espacio de trabajo de Atirochecho está situado en una zona muy próxima a La Albufera y sufrió de forma directa las inundaciones.
Tras el éxito de la comedia para jóvenes y adultos Infinita, representada el pasado sábado, la Sala L’Horta acoge este domingo 6 de abril otra pieza teatral que reflexiona sobre la crianza, la educación y la labor de la sociedad y los padres con respecto a los niños y las niñas. En este caso, una obra dirigida precisamente a la población infantil y concebida desde su punto de vista. Es la última producción desarrollada por este colectivo de teatro político, conocido por espectáculos como Ingobernables, Les Solidàries o El mercado es más libre que tú.
Cuestionarse el poder, pero con mucho humor
El punto de partida de Desobedient fue una serie de talleres en colegios impartidos por Atirohecho con el objetivo de preguntar, escuchar y analizar la percepción que tienen los más pequeños de las normas que les imponen sus mayores. “Nuestra intención era montar una obra que cuestionase, con mucho humor, los mecanismos de poder desde la perspectiva de la infancia -explica Carla Chillida, una de las cuatro actrices que participan en este espectáculo-. Abrimos un debate muy divertido sobre la “adultocracia” que rige nuestra sociedad, en la que los niños no tienen un espacio prioritario, sino que están en el banquillo de espera hasta que cumplan 18 y años y sean productivos para el sistema capitalista. Los niños, desde su forma de ver la vida, no entienden, por ejemplo, las restricciones a necesidades primarias de movimiento. La obligación de quedarse sentado en la silla durante toda la comida o la prohibición de saltar sobre el sofá. A partir de ejemplos muy sencillos, la obra va desenredando muchas otras cosas que nos hacen pensar que muchas de las normas que imponemos tienen como objetivo que el niño no moleste”.
“Los adultos se ríen mucho, porque se ven muy identificados y genera un espacio de diálogo abierto entre niños y padres. Es un ejercicio muy divertido para hablar con los niños después de ver la obra”, comenta Chillida, basándose en las primeras experiencias con el público que ha tenido tras el estreno de esta pieza hace solo unas semanas.
Autocrítica
La escenografía de Desobedient tiene un elemento central de grandes dimensiones; un libro gigante de tres metros de alto por cuatro de ancho, cuyas páginas están llenas de grandes dibujos y puertas a la imaginación que han sido dibujadas a mano por el artista Elías Taño.
El guión está concebido como un cuento, cuya narradora es Alejandra Mandli. La protagonista de la historia es una niña “muy buena”, interpretada por Claudia Monleón. Las dos niñas “desobedientes” con las que se encuentra en su camino, animándola a no aceptar las reglas sin cuestionarlas, son Margarida Mateos y Carla Chillida. La banda sonora original ha sido creada con instrumentos de juguete compuesta por el músico Mitrofan.
Chillida subraya el hecho de que las cuatro actrices y creadoras son también madres, y que por tanto la obra tiene un componente de autocrítica. “Vivimos en un nido de contradicciones, y es difícil compaginar nuestras vidas dentro del sistema con nuestra voluntad de llevar a cabo una crianza super libre y feliz”.