Nos lo temíamos Sr. Rajoy
Cual ameba incrustada en la córnea del ojo enquistada para que no la alcancen los antibióticos que pretenden acabar con su espacio infectado, para permitir que la visión del paciente sea clara y limpia, así, enquistándose, está actuando el gobierno. Desde su escudo protector Rajoy nos habla de oscuros intereses, de querellas, de ataques de prensa y de una conspiración ¿tal vez judeo-masónica? que pretende derribarle y anuncia mostrarnos declaraciones de renta y los libros de contabilidad, sabiendo como sabe que en ninguna casilla de la declaración de renta se anotan las facturas sin IVA y que las empresas tampoco anotan en sus balances los ingresos en negro.
¿No les suena? Es la misma estrategia, con pequeños matices, que utilizó Franco contra republicanos y obreros. La misma que utilizó Nixon acorralado en el caso Watergate. La misma que Clinton al que pillaron jugando con una becaria. La misma del trajeado visionario Camps, envuelto en un falso valencianismo, al que el sastrecillo valiente no le cogía el teléfono. La misma que Ruiz Mateos, el estafador compulsivo. La misma que Berlusconi que gana votos controlando su prensa y su TV.
Siempre el poder actúa encerrándose en sí mismo para defenderse, echando mano de su poder, de argumentarios elaborados por centenares de bien pagados asesores y de las mentiras que sean necesarias, para protegerse y perpetuarse. (El ejemplo del ministro japonés arrodillado pidiendo perdón o el de la ministra italiana llorando ante las cámaras o Willy Brandt dimitiendo porque su secretaria tenía un novio poco adecuado, son raras excepciones que confirman la regla).
Lo de “ser honrados y además parecerlo” que es lo que se decía de la mujer del César, es algo al que demasiados políticos le dan muy poca importancia.
Con razón se dice que cuando un animal hace cuá-cuá como un pato, huele como un pato, proyecta la sombra de un pato, lleva las plumas, patas y el pico de un pato y guisado sabe a pato, no hay duda de que es un pato.
Los españoles escandalizados ante el reparto de sobres anunciado primero por El Mundo y luego por El País, y cabreados por demasiadas penurias y vagas promesas de una recuperación económica que no se vislumbra, miran el pato y escuchan que varios grafólogos han confirmado que la caligrafía es de Bárcenas; que García Escudero asevera que el apunte que hace referencia a él es correcto, pero que “era un préstamo”; que Ana Mato también confirma que hubo entregas de dinero pero que “eran de su ex marido” implicado en la red Gürtel ; que esa misma red, cuyo melón abrió el juez Baltasar Garzón, tiene anotada una salida de 21 millones de pesetas y que hay una entrada por ese mismo importe y en esa misma fecha, en la contabilidad manuscrita del ex tesorero del PP (No se burle usted, Señora Cospedal, de una contabilidad “tan rudimentaria” porque es así como se contabiliza en dinero negro). Viendo todo eso, los españoles, hasta los que no quieren verlo, ven muy claro de que todas las evidencias llevan a que sea un pato. Seguro que muchas sentencias se habrán dictado a lo largo de la historia basadas en pruebas menos consistentes.
¡Ya nos lo temíamos Sr. Rajoy, ya nos lo temíamos! Su actitud de negarlo enfáticamente todo (Como Clinton con la becaria) y defender a todos los suyos, está dentro de los manuales lógicos de actuación del poder, como también lo están sus instrucciones para sellar el fuerte olor que desprende la trapa de su alcantarillado. Ha procedido Ud. a enquistarse como lo hace la ameba, para tratar de evitar que la basura aflore, en lugar de poner en manos de la justicia a los corruptos para que sean ellos y solo ellos los acusados y que el recipiente esté limpio y huela a limpio. Pero ¡claro! ¿Cómo va a ponerse a ponerse a Ruiz Mateos a auditar sus propias empresas?
¿En este partido el que la hace la paga? No, señora Cospedal, no. Ante algo tan gordo Uds. se han enquistado en Ley del silencio, ruedas de prensa sin preguntas y alguna amenaza, a la espera de que el temporal amaine mientras siembran dudas (“¿Cómo aparecen estas acusaciones precisamente ahora que las cosas empiezan a ir bien?”) y no ponen coto a la práctica de colocar de Senador al alcalde imputado o fichar como “funcionario” al alcalde Pozuelo implicado en el Gürtel.
Un amigo me dice que “viven en la nube del país de sus fantasías”. Las estadísticas que acaban de aparecer sobre el paro de Enero confirman que mi amigo tiene razón.
El país demanda soluciones urgentes.
Nos encontramos en una situación realmente penosa. No hay atisbos de que pueda emerger un sujeto real y confiable que realmente pueda hacer frente a este disloque de crisis y corrupción. Durante años la casta política se ha dedicado, con éxito, a dividir y compartimentar a los españoles en distintas categorías artificiales que nos situaban en irreconciliables extremos ideológicos y sentimientos “identitarios”: la exacerbación autonómico/nacionalista, las diferencias de género, la participación ciudadana entre izquierdas y derechas, entre hetereo y homosexuales, entre feministas y machistas, miembros y “miembras”, laicistas y clericales, taurinos y antitaurinos, los que reciclan y los que no… Al final han conseguido su propósito: no existe una ciudadanía cohesionada capaz de vertebrarse en torno a un proyecto común. Ni siquiera los términos “España” y “españoles” tienen ya sentido para muchos. Ya es imposible recomponer unas bases sólidas de convivencia cívica. Vivir para ver...