¿Sanidad pública y universal?

Nos repetían/nos repiten que iban/que van a defender una sanidad pública y universal. En tres meses han expulsado de ella a los inmigrantes “ilegales” enfermos de SIDA o necesitados de recibir asistencia para luchar contra su cáncer de hígado. Son tratamientos demasiado caros que “incrementan el déficit público del Estado que es necesario controlar para salir de la crisis y que se cree empleo cuando vuelva (en una fecha sin determinar) la actividad económica”.

Los enfermos de SIDA y de cáncer “ilegales” nos los silenciará la televisión pública, después de que los haya desahuciado de su casa algún banco; después de que algún empresario los reclamara y luego, con la crisis, los echara a la calle sin medios económicos. Rechazados por todos, se sentarán en la calle delante de algún cajero automático. Detrás del cajero, los dueños del banco que con sus malas prácticas tanto han contribuido a crear ese déficit que ahora hay que combatir, seguirán repartiendo dividendos y a la vez predicando austeridad y reducción del gasto público para que “cuadren las cuentas y no gastemos más de lo que ingresamos”.

Si después de la expulsión de los inmigrantes, las previsiones no se cumplen, el gobierno que ha sido elegido “para tomar decisiones las tomará sin que le tiemble el pulso” (a ellos no, a los afectados sí) tal vez expulsará de la sanidad a los ancianos que acuden con demasiada frecuencia a los centros de salud y abusan en el consumo de fármacos. Será “por el bien de España y para acabar con el déficit que nos está lastrando”.

Por el bien de España también han expulsado de la escuela pública a los hijos de inmigrantes “ilegales”.

Desde el Gobierno se esforzarán de explicarnos sus medidas “duras pero necesarias que España necesita” para que las entendamos todos y para que penetren en nuestras conciencias y todos nos sintamos confortados: “Es lógico que no se beneficien de la sanidad quienes no han cotizado y quienes abusan demasiado de ella”. Gastar 300 millones de euros en ayudar a miles de desvalidos es un gasto insoportable. Gastar cifras astronómicas en ayudar a los bancos es “un gasto necesario”.

Menos mal que Merkel ya empieza tímidamente a hacer otro discurso distinto al del duro ajuste que nos están aplicando sus discípulos abanderados del neoliberalismo y sus duras recetas del caiga quien caiga y sálvese quien pueda, y menos mal que ante lo que está pasando, Antonio Rouco y la Conferencia Episcopal han alzado su voz para decir que “no podemos permitir que se trate a las personas como expersonas” y que la separación entre “ellos” y “nosotros” puede acabar en odio y xenofobia. ¡Menos mal!

TELEVISIÓN PÚBLICA
Cuando la televisión pública había logrado un largo periodo de estabilidad, un pluralismo y unos niveles de audiencia envidiables; cuando los premios a una calidad y a la imparcialidad informativa se le amontonaban; cuando la televisión partidista de las épocas de González y Aznar estaba superada y TVE tenía un modelo de consenso que funcionaba, llega el PP con su nueva y amplia mayoría absoluta y dispara contra ella. Dicen que no les gusta, dicen que no les tratan bien. Si ésta televisión plural no les gusta ¿les gustaba la TV de Urdaci -escándalo de manipulaciones informativas- y les gustan las televisiones de Valencia y de Madrid? ¿Sus modelos son los modelos nada edificantes de Telemadrid o Canal 9?

Para lograr su objetivo el gobierno ha legislado para poder decidir solo, cambiado las reglas en el descanso del partido. Un apretón más. El ideologizado pensamiento único que nos gobierna haciendo todo lo que es “justo y necesario” no quiere discrepancias. Todo por el bien de España.