Ruiz Mateos, con la eme de mentira

Han corrido muchos ríos de tinta hablando de aquel “expolio” al empresario jerezano y todavía hoy se pueden escuchar algunas voces en ese sentido avivadas por las payasadas del empresario y las avionetas que han surcado periódicamente el cielo hasta en grupos de tres.

Algunos no saben de que antes de 1983 el holding bancario de Ruiz Mateos, a través de su extensa red de oficinas, pagaba los intereses más altos del mercado. Los complementos llegaban en forma de cheques de empresas del grupo que podían llamarse Viñedos del Nosequé o Bodegas Nosecuantos. Sus prácticas, antes como ahora, se asemejan a lo que se conoce como estafa piramidal, que consiste en ir tapando los agujeros y obligaciones anteriormente contraídas con las entradas de dinero fresco obtenido pagando intereses exorbitantes.

Tras aquella “conjura” contra él, el empresario volvió a lo suyo y en el 2007, tres meses antes de que estallara la Gran Recesión, compró con el dinero de varios bancos al grupo italiano en quiebra Parmalat, los activos inmobiliarios de Clesa junto con sus marcas: Cacaolat, Elgorriaga, Dhul, Trapa y Helados Royne.

Cuando los bancos prestamistas descubrieron que las instalaciones del grupo estaban obsoletas y fallaban las previsiones de ventas, empezaron a cortarles el grifo. Ahí empezó la segunda debacle.

El “audaz” empresario lanzó entonces una enorme campaña publicitaria para captar fondos, vía ampliaciones de capital y emisiones de pagarés de hasta el 10% de rentabilidad, sin que 5.000 incautos se percataran de que algo muy raro debería estar ocurriendo en las empresas del grupo de la abeja para que les ofrecieran tipos de interés tan extraordinariamente altos. Con la estrategia se habla de que ha logrado captar entre 150-250 millones de euros. Mucho dinero pero mucho menos del que necesitaba.

Nueva Rumasa, finalmente ha estallado dejando huella en las cuentas de resultados del Popular, Banco de Valencia, BBVA y alguna otra entidad financiera. También, y eso es lo peor, 5.000 empleados van a ir muy pronto a la calle después de que les veamos manifestarse reclamando algún apoyo del Estado. No creo que los compradores de pagarés se atrevan también a manifestarse pidiendo ser resarcidos de su inversión porque ya sería el colmo, como también lo fueron para mí las manifestaciones de quienes alardeaban de listos cuando invertían en sellos cobrando intereses fuera de mercado.

Después de ver ésto hay que pensar que en demasiados casos, ser empresario es ser simplemente irresponsable en endeudar a su Sociedad Anónima sin límites (aprovechando que la banca hace años se desprendió de una virtud tradicional llamada prudencia) y contar historias que muchos infelices se tragan enteras.

Vivimos en un país de “diazferranes”, “rumasos” y “listipolitiquillos” que no son otra cosa que personajes con la profesión equivocada. Deberían de haberse dedicado, todos ellos, a trabajar como actores, ganando menos dinero, eso sí, pero evitando pantomimas e historietas como la de Díaz Ferrán anunciando compungido en Televisión ante millones de espectadores que “había puesto su vivienda en garantía para salvar a sus empresas” y enterarnos ahora, con indignación, de que dos juzgados de Madrid imputan al que fue hasta hace poco presidente de la CEOE, por alzamiento de bienes (es decir por poner a salvo su casa y todas sus otras propiedades inmobiliarias de las responsabilidades derivadas de su mala gestión empresarial). El mismo teatro de Ruiz Mateos poniendo a Dios por testigo de que va a cumplir todas sus obligaciones. El mismo teatro de los máximos responsables del PP diciendo que ellos saben cual es la solución para acabar con el paro. La misma teatralidad de Zapatero para afirmar sin rubor que ya estamos saliendo de la crisis. La misma actuación de Camps hablando de peras cuando le preguntan por corrupción. La misma actuación teatral de Perelló y Calpe que, ignorando la grave crisis inmobiliaria, vuelven a prometer hacer los mismos PAIs que ya prometieron con éxito en las anteriores elecciones municipales. La misma teatralidad de Bono llenando de halagos al dictador guineano. La misma de quienes enfangados por el Gürtel y la financiación irregular del PP se proclaman inocentes. La misma de Esperanza Aguirre para defender a los pocos que han dejado su cargo: “dimite para defenderse ante los tribunales que le acusan injustamente, porque todos en el partido creemos en su inocencia y honorabilidad”.

Como no hay dos sin tres, tal vez aparecerá en unos años, otra vez, una “Novísima Rumasa” dirigida por alguno de los muchos hijos del empresario andaluz, para repetir la jugada, hablarnos de su fe en Dios y acusar a quien sea para dejar de nuevo trabajadores en la calle, bancos sin cobrar y otros ¿o lo mismos? cinco mil creyentes que seguirán teniendo plena fe en el empresario dispuestos a entregarle otra vez su dinero a cambio de altísimos intereses que encima pretenderán cobrar.

Dios no pille confesados y haga reflexionar a Don José María de que tal vez fue Él quien le instó a endeudarse en el momento menos adecuado para bajarle los humos suyos y de las avionetas que, dicho sea de paso, deben de haberle costado un pastón en publicidad.

¿Tras el segundo fiasco buscará esta vez Ruiz Mateos algún error en sus prácticas empresariales o encontrará un chivo expiatorio en algún nuevo Boyer? Atentos este verano a las avionetas que surquen los cielos. El espectáculo continúa con el papel del actor, la falsedad argumental, la mentira del espectáculo y el aplauso de los incondicionales. Al fondo los infelices perjudicados como teloneros de fondo boquiabiertos y sin cartera.