La niña y el cirujano
Aquella joven de 24 años estaba de nuevo delante del médico que a los 20 la había operado para aumentar sus senos y le había rectificado los lóbulos que ella veía demasiado salientes.
Era el mismo cirujano que a los 22 le había remodelado su nariz y le había quitado la grasa que ella veía en su vientre juvenil.
El cuerpo la obsesionaba. Gastaba muchísimo dinero en tratar de que fuera perfecto. Digamos mejor: en tratar de verse ella mejor ante el espejo acusador.
Los ídolos de aquella joven y la moda le marcaban el camino que debía seguir.
Ahora estaba de nuevo ante su conocido cirujano porque acababa de saber, a sus 24 años, que Angelina Jolie había difundido por los medios de comunicación que acababa de quitarse las glándulas mamarias y los ovarios para evitar de ese modo que enfermaran de cáncer.
Ella, nuestra joven, inquieta, insatisfecha y muy decidida, estaba ante el médico cirujano para cuidar su cuerpo y apartar de él los factores de riesgo que podrían llevarle a una enfermedad con duras consecuencias para su imagen.
Tras el paso de nuevo por el quirófano, ya ligera de vísceras inútiles y de riesgo, la joven siguió informándose y temió que algún día su apéndice le jugara una mala pasada y que se rompiera ocasionándole una peritonitis que podría hasta acabar con su vida.
Era mejor quitarlo y en una nueva visita al quirófano se lo quitó. Lo mismo que hizo con su dentadura, sustituyéndola por otra mejor diseñada, para que luciera perfectamente dibujada, con todo su esplendor, detrás de su sonrisa juvenil y hermosa.
Pasó el tiempo, no mucho, y la joven en un cotilleo con amigas supo que no es infrecuente que, a veces, los riñones nos producen fuertes dolores. Pensó: ¿Para que necesito dos riñones? Si me quedo solo con uno el riesgo de enfermar se reduce a la mitad. Su médico le hizo caso y aprovechó para llevar el riñón extraído al Servicio Nacional de Trasplantes.
En otro cotilleo informativo supo que los ojos suelen dar problemas cuando en ellos se produce un desprendimiento de retina. Mejor quedarse solo con uno y sustituir el otro por uno artificial. Se había enterado que hoy se fabrican con tal nivel de perfección que hasta los hay que se mueven al dictado de como lo hace el otro ojo y es muy difícil detectar el injerto de cristal.
En busca, siempre de la perfección, nuestra joven, víctima de la moda y de sus ídolos carismáticos seguía insatisfecha y seguían ahí sus temores y sus preocupaciones.
Hasta el cirujano, de toda su vida, de toda su confianza, comenzó a pensar que aquella niña que fue casi perfecta la primera vez que se sentó ante él en su consulta, tenía fuertes trastornos psicológicos que le habían arruinado su juventud y su vida. Lo pensó el día que fue a contarle que con dos piernas y dos brazas tenía mayor riesgo de que alguna de sus extremidades enfermara.
PD Es este un relato que puede tacharse de exagerado y lo es a todas luces, pero que es real en otras dosis menores y me ha motivado escribirlo el estupor que me produce saber que niñas atractivas y hermosas, llenas de juventud, someten a su cuerpo a duras e innecesarias prácticas de cirugía, víctimas de una sociedad que ha hecho de la insatisfacción y de los estereotipos un enorme negocio más entre los muchos que se inventa.
LOS VASOS COMUNICANTES
No puedo dejar de escandalizarme al comprobar el estrecho círculo existente entre el poder económico y el político. A la larga cadena de personajes del mundo de la política que han pasado de su escaño a la gran empresa, se unen ahora, de golpe, a ENAGAS, cinco pesos pesados del PP: Isabel Tocino, Ana Palacio, Gonzalo Solana, Antonio Hernández Mancha y Luis Valero. ¿Se les ficha por sus conocimientos en energía? Evidentemente no. Se les ficha por sus contactos políticos o en agradecimiento a su trayectoria política.
Mientras ese círculo no se rompa, mientras estén tan estrechamente conectados los vasos comunicantes entre el poder político y el económico, se buscará, desde el poder, satisfacer a los grandes grupos económicos. Así nos va. Así se hacen las leyes y así manejan el poder las grandes empresas.
Es muy curiosa la conclusión que ud. saca tras leer este artículo, pero dejemonos de más operaciones que la sanidad no está para recargarla con más trabajo, con presupuestos tan a la baja ¿no cree?. Escrribo pero "Solo es una opinión Ud perdone" Una opinión que incluye mis chorradas, si ud. quiere. Me quedo sin enterarme de si las chorradas son las enfermizas operaciones (nada raras de adolescentes) o el desembarco politico en Enagas, como antes lo hubo en los consejos de administraciond e las Cajas. Ud. dice que no entiende como lee mis artiuclos - dice- y yo le añado - perdonme- que a ver si no entiende lo que lee. De cualquier modo, gracias por opinar, aunque yo - le confieso- que tampoco entiendo las conclusiones que ud. saca al leer este articulo.