Mostra de Qualitat agroalimentaria “de la Plana”

Queso manchego. Vinos de Alicante y Valencia, y en el escenario  jotas de Aragón. ¿Productos de la Plana?

Coincidiendo con las fiestas de San Blas, se inauguró, en la Casa de la cultura de la Merced, lo que denominan  VII Mostra Agroalimentaria “de la Plana.”

Sería de suponer que, tras seis ediciones, quienes se ocupan del evento debieran tener ya cierta experiencia y  haber aprendido que la Muestra, con ese nombre, debería ceñirse a productos de La Plana y que podría aprovecharse para dar a conocer, de manera destacada,  los productos locales.

En la foto de la noticia pude ver a representantes del Ayuntamiento, de la Consellería, de la Diputación y de la Cooperativa brindando no sé exactamente porqué, precisamente en un año en el que los campos están como están y la naranja se recoge (la que se recoge)  seleccionando esta sí, esta no, a precios de ruina. El problema es muy serio y se ha agudizado  tras ya demasiados años de crisis, con la mirada esquiva de que los que podrían y debieran hacer algo.

Allí estuvieron presentes, ocupando stands, los pocos comerciantes naranjeros que han resistido y que ahora funcionan viento en popa gracias a  los agricultores que voluntariamente les entregan la fruta para que negocien con ella y luego les den lo que  buenamente puedan. Es la moda de la venta a resultas. El modelo ha saneado a los comerciantes y ha acabado de arruinar a los cultivadores.

Mi aplauso porque siete carnicerías exhibieran, allí, algo tan nuestro como el coentet. Apunto  que, en esa misma línea, se podrían potenciar también tanto la olla decarabasa, la olla decardet y las cocas de verdura y de tomata que, sin duda, les dan cuarenta vueltas a lo que, traído de fuera, lo llaman pizza.

Para mí es un sinsentido que, desde la organización, no  hayan prestado atención a productos alternativos incipientes en nuestros campos como el kaki, el granado, el olivo o el aguacate que, sin ayudas de ningún tipo, algunos agricultores impulsan por su cuenta en los campos en medio de tanto abandono.

Que a estas alturas, ya en su séptima edición, un cartel colocado en el primer estand de la derecha diga “queso manchego” dice muy poco del cuidado que se ha puesto en la celebración de este  evento, cuya música en directo, el día que yo asistí, venía de Aragón. Música distante, aunque la interpreten colectivos de maños vinculados a esta ciudad. ¿No hay suficientes productos en la comarca de La Plana  para tener que  llenar la Muestra con foráneos?

Considero que con el mismo coste y mejor cuidado, la Muestra podría ganar mucho en prestigio. Otra cosa que me llamó la atención y que no quiero dejar de resaltar: el letrero colocado en uno de los stands en donde textualmente se anotaba “Coentitos de Burriana”. Su autor ha debido inspirarse en aquel antepasado que cuando le preguntaron por la calle San Bartolomé, pronunció con desparpajo la famosa frase: “¡Ah!, haber dicho Barranquito”.

Me produce desazón ver como se celebran  eventos que parecen no tener otro fin que hacer cuatro declaraciones rimbombantes y poner  en portada informativa a los que gobiernan. La misma desazón que me transmite el folleto publicitario de Burriana en el que se anuncia un nuevo invento: “La Ruta de la Naranja”. Se habla allí de contemplar “el verde intenso de los naranjos” y de “disfrutar de un fruto en pleno esplendor que reina en nuestros campos”.  Quienes se atrevan emprender la marcha, siguiendo la Ruta recomendada, debieran ser avisados del panorama desolador que  van a encontrarse: zarzales y naranjos secos. Muy lejos de la “alta calidad paisajista que permite disfrutar de la mayor huerta de naranjos”.

En futuras ediciones, sería conveniente que los responsables cuiden con más esmero la selección de expositores para que la Muestra sea de productos propios de comarca de La Plana, tal como lo anuncian. Sobran los vinos de Alicante y de Valencia, también los productos de Benicarló y de otras comarcas que nada tienen que ver con la  nuestra.

SANT BLAI

Somos una ciudad acogedora, sin tintes racistas ni xenófobos. Nos viene de muy atrás, desde el legado que nos dejaron nuestros antepasados. Ellos se fijaron en un armenio, San Blas, y lo hicieron nada menos que patrón de la ciudad, por haber evitado que una vez se desbordara el río (aunque nos haya abandonado en otros desbordamientos posteriores). Le hemos homenajeado durante años y le seguimos dando vivas y le veneramos, tal como hicieron quienes nos precedieron. No es un caso único. San Martin de Porres, es un negro también venerado al que cada año rendimos homenaje y devoción. De la Hungría de los pueblos zíngaros nos vino el Niño Jesús de Praga y de tierras italianas San Juan Bosco y Domingo Savio, a los que hemos dedicado un colegio y en cuya memoria plantamos cada año una monumental falla. Sin duda fuimos siempre un pueblo acogedor alejado del racismo y la xenofobia.

SYRIZA

Observo mucho miedo y preocupación por partidos llamados radicales como Syriza que sienten y transmiten el sufrimiento de muchos griegos a los que la austeridad les ha hundido en la miseria más absoluta.  Un partido que  quiere pagar lo que debe pero lo condiciona a irlo pagando a medida que se generen más ingresos, y que se propone que los que ganan más  paguen más. Un partido que ha aumentado un 20% el salario mínimo y ha paralizado la privatización de una eléctrica (a lo mejor tras ver que aquí sus hermanas incrementaron  el recibo un 17%  el pasado año y un 3% en enero con la excusa de que ha hecho poco viento). Syriza produce mucha preocupación a gentes a las que no les preocupa que el extremismo neonazi tenga cada vez más votos.