El mercado imperfecto
Asistí a una conferencia de un catedrático en la que el profesor con su fácil dialéctica y amplios conocimientos en mercados de capitales y en productos financieros, explicaba lo difícil que le resulta obtener una respuesta clara, veraz y coherente al acudir a la sucursal bancaria de la que es cliente. El empleado que le atiende traslada sus preguntas al director de la sucursal, éste al jefe de zona y desde ahí al departamento especializado de las oficinas centrales en donde tampoco saben la respuesta. Tras el periplo en busca de la información deseada, “me suelo marchar -decía- sin que nadie haya resuelto mis dudas sobre un producto financiero que intentaban venderme.”
Cuando, en lugar de topar con un experto, el cliente es una persona normal con conocimientos normales hay siempre una clara desventaja a favor de la entidad financiera y en contra del cliente que hace que el mercado no funcione. El que vende debiera explicar pros y contras de su producto para que el cliente, con plena libertad, en función de la información recibida la valore y decida. No es así. Quien ofrece un producto a veces ni siquiera él lo conoce en sus puntos básicos. Su tarea en vender y tiene una formación muy elaborada sólo en la dirección de lograr la venta cerrando objeciones con argumentos muy elaborados.
Más de una vez he dicho que el mercado como regulador de la oferta y demanda está frecuentemente viciado y en la confrontación de fuerzas suele ganar quien conoce y utiliza las técnicas de venta al alcance de muy pocos.
Se vende lo que el vendedor quiere vender. Es falso que el comprador compra lo que quiere para satisfacer sus necesidades.
La venta mediante medias verdades o la incidencia en destacar los puntos fuertes permitió la venta de acciones o participaciones preferentes a clientes cargados de buena fe que confiaron en el “asesoramiento” del bancario que les ha atendido siempre tan bien. Hoy tras el fiasco, empiezan a entender con explicaciones (también muy bien elaboradas) que es lo que adquirieron.
Lo ha explicado muy bien el nobel de Economía George Akerlof hablando de la imperfección de los mercados. Decía el Nobel del año 2001, en el artículo “The market for lemons”, que nadie tiene nunca la información suficiente para poder tomar una decisión correcta. Una respuesta tan importante como lo es el conocer por qué alguien vende su coche a un tercero, no estará en ningún cuestionario y quedará sin respuesta. En esas circunstancias puede ocurrir que el vendedor dé gato por liebre al comprador y entregue un vehículo con algún defecto oculto. Esta carencia de información ocupa el centro de la actual crisis ¿Sabía alguien qué guardaban en su interior los productos financieros que estaban vendiendo los bancos? ¿Sabia alguien lo que realmente estaba comprando? ¿Conocía alguien todos los pros y los contras? La respuesta es un claro No.
Si convinimos que la conclusión del Nobel es correcta y que el mercado por si sólo no resuelve los problemas, habremos de pensar que el “laissez faire” que se impulsó con Reagan contribuyó a hinchar la burbuja. No es bueno que el Estado sea un ente regulador de toda la economía, como tampoco lo es el liberalismo que pretende convertirlo en un “minimal”. Entre oferta y demanda tiene que haber un regulador que dicte unas reglas de juego y, sobretodo es necesario que se incremente la transparencia.
EUROPA, EUROPA
Europa se dispone, ahora mismo, a cerrar un trato con el dictador turco para que, por un puñado de billetes, permita depositar en su territorio a los desesperados que se amontonan en Grecia y a los que la OTAN, reconvertida en nueva ONG, “salve” de las mafias.
La Europa de los principios y de los derechos humanos se ha quedado sin ellos cediendo a las exigencias de sus socios de extrema derecha que gobiernan en países que antes fueron comunistas .No obstante la propaganda seguirá hablando de los Derechos Humanos y repetirá el nombre de algunos países en los que no debemos olvidar que se violan.
¿Derecho al asilo? ¡Debería eliminarse de la carta de los Derechos Humanos de la ONU! El derecho al asilo es un derecho menor, como el de vivienda, el de trabajo o el de acceso a la sanidad. Los derechos importantes son los de libertad prensa (digamos una teórica libertad de prensa) y, sobre todo los de mercado. Hay que olvidarse del derecho de asilo. También hay que olvidarse de quienes produjeron la desestabilización de Irán y Siria.
Un punto importante: Hemos sido abanderados de las guerras de las que huyen. Los gobiernos europeos somos responsables del caos de Iraq y etc y aunque no lo reconozcamos tenemos, al menos, la obligación de respetar las leyes europeas y los Derechos Humanos de ayuda al refugiado.. ¿O los DH y la Ley se aplican según convenga? Cuando países vecinos acogen como pueden a dos millones de ellos ¿España solo puede con 14? Tu llamas "buenismo irracional" lo que yo considero a lo contrario "egoísmo irracional e ilegal" La solidaridad, MIguel, para mi no es la limosna voluntaria, que se que tu practicas con el corazón en la mano, sino un reparto justo de cargas para que el Estado atienda emergencias y desastres. ¿Sabes que pasa Miguel? Que cuando yo veo gente con niños huyendo de una guerra pienso que eso podría pasarnos a ti y a mi, o a nuestros hijos o nietos y en ese momento no quisiera encontrarme con insolidaridad, rechazo, excusas, ilegalidad y desprecio.