Lenguaje engañoso
A partir de las últimas décadas del pasado siglo, coincidiendo con el inicio de la revolución neoliberal, se han producido grandes cambios en la forma de decir las cosas para decir lo mismo buscando, con otras palabras, que se entienda de otra manera.
La manipulación del lenguaje empezó con las guerras, que siempre producen rechazo si los noticieros escupen la realidad tal como es, sin esconder los muertos, desplazados, hambre, destrucción y heridos.
Decíamos bombardeos aéreos y ahora nos dicen “intervenciones aéreas”. Esos bombardeos, apuntando a televisiones y edificios gubernamentales del enemigo,producen también muertos y heridos en escuelas, hospitales y ciudadanos de a pie: Son “daños colaterales”.
Se bombardea y se asesina a líderes con sofisticadas armas. Son “operaciones selectivas”. Se habla de “accidentes producidos por fuego amigo” porque hablar sobre la “chapuza de nuestros militares matando a diez de los nuestros”, sería demasiado fuerte.
Ya no se tortura, que es una palabra horrible. Ahora el Pentágono utiliza “técnicas avanzadas de interrogatorio” y los israelitas hablan de la “necesidad de obtener información para su seguridad”.
Nos hablan de restablecer la democracia, de defender al pueblo oprimido, de libertad, de derechos humanos ¿Qué derechos? ¿Hablamos del derecho a la comida, a la vivienda, a la educación? No. Hablan de libertad ¿Libertad para qué? Para elegir, cada cuatro años, entre dos recetas casi idénticas.
Tenemos libertad de información pero el periodismo ha dejado de ser investigador y crítico para convertirse en sumiso y partidista, con la mirada puesta en la cuenta de resultados.
La alteración del lenguaje la escuchamos cada día, y más en estos tiempos de crisis.
Dicen “reestructuración de plantillas” porque decir despidos suena peor, produce rechazo y perjudica a la marca. Así, nuestra más grande multinacional de telefonía, “reestructura su plantilla”, tras publicar unos escandalosos beneficios en plena crisis.
Hablan de austeridad y quieren decir reducción de los servicios que presta el Estado. Esconden la palabra neoliberalismo y nos hablan de “las necesarias reformas para ganar la confianza de los mercados”.
Dicen “mayor flexibilidad laboral” que significa más facilidad para echar a los trabajadores a la calle. Dicen “ajustes de cuentas públicas” para no decir privatizaciones. Dicen “un ERE para regularizar plantillas”, para no decir que echan a un porcentaje de gente endosándosela a la Seguridad Social, vía pensiones anticipadas o paro.
Nos dicen que hay que reducir el gasto social y ponen lo de “gasto” para que nos suene a despilfarro y todos apoyemos que se recorte sin que nadie asocie éso con quitar medios a los bomberos, a la policía, a los hospitales, a los que necesitan becas para acceder a la Universidad, a los que necesitan medicinas para seguir arrastrándose por la vida, a los ancianos, etc.
Aquí el gobierno de ZP y la oposición, como allá Berlusconi, hablan de la necesidad de “una reforma laboral para ganar competividad” que suena mejor que decir: Queremos rebajar los sueldos de los trabajadores para que las empresas paguen menos. Queremos quitar los derechos fijados en convenios colectivos a lo largo de los años. Queremos llegar a que cada trabajador se preocupe de sí mismo. Si alguien cae enfermo es lógico que sea él y solo él quien pague sus gastos. Si se jubila pues “que viva de lo que pueda haber ahorrado” y si no lo ha hecho que se atenga a las consecuencias.
Claro, a ese punto aún no hemos llegado a tales extremos pero se va en esa dirección, empezando por retrasar la edad de jubilación y exigir, para cobrarla, una cantidad de años que ningún joven podrá cumplir.
Se habla de atender las “exigencias de los mercados” y las personas de buena fe piensan en la lógica de defender la oferta y la demanda en un mercado competitivo. ¡No es eso! Los mercados de capitales especulativos nada tienen que ver con el concepto teórico del Mercado. Ese, mal llamado mercado, está formado por activos tóxicos (Shadow Banking System) que ascienden a la astronómica cifra de 650.000 millardos de dólares (10 veces el PIB mundial) y se mueven con total libertad de un país a otro, hibernando temporalmente en refugios opacos que conocemos con el nombre de paraísos fiscales.
Se dice que hay que apoyar a los empresarios ¿cómo no se ha de estar de acuerdo en que se apoye la inversión innovadora con riesgo? Al oír hablar de apoyo a los empresarios todos pensamos en el tendero, el asesor de seguros, el exportador de azulejos, el propietario de un camión, el comisionista de abastos, el fabricante de cajas de cartón, el fontanero o el dueño de un bar. ¿Tienen algo que ver todos ellos con los empresarios de capital que se mueven dirigidos por bancos y fondos de inversión especulando con el apoyo aquí de Zapatero, allí de Berlusconi? ¿Tienen algo que ver las justas rebajas impositivas a los empresarios de verdad con las amenazas de las empresas de raiting: “Como se atreva a poner un impuesto a los bancos le bajo la clasificación”? ¿Cómo puede el Tea Party descalificar a Obama porque pretenda subir los impuestos a los que ganan más de 250.000 dólares para favorecer a los que no disponen de servicios sanitarios y le exigen que reduzca el déficit en 5 billones de dólares en dos años? Deberían ser los que cobran esas elevadas rentas quienes, por razones humanitarias, pidieran que les aumentaran sus impuestos.
Con la buena voluntad de defender a los pequeños se da dinero público a los bancos y ellos se dedican a invertir esas ayudas comprando bonos, especulando con países y resguardo sus beneficios mientras reparten entre todos sus pérdidas y aumentan sus exigencias.
PDMientras los dueños del mercado huyen de que les pongan impuestos (y nos embaucan con palabras para defender en orden injusto con medidas injustas) ayer 40.000 seres humanos murieron de hambre. Hoy otros 40.000 y, mañana y el siguiente, 40.000 desheredados más, cada día, seguirán muriendo. Pido una oración por ellos y otra por un mercado menos injusto. Para que nadie se pierda añadiré que junto a los muertos hay cientos de miles de desplazados. El infierno está ubicado en Mali, Uganda, Senegal, Etiopía, Madagascar, Tanzania, Zimbawe, Camerún, Sudán,… La FAO grita alarmada porque “el Mercado” (la especulación) se ceba en productos tan básicos como el maíz, soja, azúcar y trigo, cuyos precios suben espectacularmente. Y se trata de productos básicos para cubrir necesidades básicas.
A DIOS LO QUE ES DE DIOS.- Después de que pase algún tiempo voy a hacer una narración similar a la que he hecho hablando de un cura, pero esa vez voy a hacer que el protagonista sea un monje budista o un testigo de Jehová. Tengo mucho interés en conocer cual será entonces la respuesta de los amables lectores sobre idénticos hechos.
En mi opinión, estimado Miguel, habría que ayudar a los más necesitados de aqui y colaborar tambien para ayudar a los más necesitados de Africa. ¿Cómo? Con fondos de quienes pueden pagar el Impuesto de Patrimonio ( 1%) y el de Sucesiones, se recaudarian más de 3.000 millones de euros.¡Mucho dinero! No se arruinaria nadie y quitandolos no se ha favorecido la inversión que es lo que pregonaban. Otra solución seria dar mas seguidad en el trabajo con la que se ayudaria a animar la economia. En cuanto a la Cooperacion Interacional que citas, creo que tiene muy poco de "ayuda" y son peajes para comprar gobiernos corruptos para que nuestras empresas actuen alli con facilidades e impunidad. Lo hacen todos los paises desarrollados. Ante la dificultad de cambiar estructuras sigo pensando que las ONG son instrumentos válidos. No todas, claro, las de Rafael Blasco, ex conseller del ex Camps eran pura tapadera que tal vez el juez aclare. Que disfrutes del verano