Felipe VI en un entorno corrupto / El gobierno ya está en campaña

No me considero monárquico, pero tampoco me entusiasma la elección de un presidente republicano para sustituir a una dinastía cuyos miembros se han dedicado a desprestigiarse a sí mismos a lo largo de la Historia y también en estos últimos años.

Mi raciocinio me inclina hacia el republicanismo porque tengo claro que un rey puede salir inepto, como de hecho han salido muchos de los ocupantes del trono, cuya única credencial era la de ser hijos primogénitos de una familia instalada ahí en el poder durante generaciones.

Felipe VI parte de un cero negativo porque viene de un entorno familiar cargado de escándalos que han salpicado a hermana, cuñados y hasta a su propio padre; por eso este joven monarca necesita, para no ser apodado “el aforado”, hacer algo más que gestos y algo más que decir frases genéricas que se difuminan al día siguiente de que los progubernamentales ABC y La Razón las coloquen en sus portadas y se detengan a criticar, solo veladamente en sus páginas interiores, lo que para mí son virtudes del monarca: celebrar la coronación sin el desfile de otras realezas del mundo y sin actos religiosos.

Una primera decisión del joven monarca debería ser -según yo creo- decirle al gobierno que se deje de aforados (me pregunto porque hay tantos aforados y por qué ningún diputado ni juez renuncia públicamente a tal privilegio) y de tantas prisas para dar inmunidad a Juan Carlos, en un exagerado intento de protección que ya hemos visto antes en la princesa Cristina, protegida hasta el esperpento de admitirle facturas falsas. Es este un país de aforados y de indultados que deja en entredicho al Poder Judicial y al Gobierno. ¿Qué temen para necesitar cubrirse bajo el paraguas de aforados? Si no temen nada no necesita esa protección de privilegio ¿En base a qué un fraude tiene que tener distinto tratamiento según quien lo haya cometido? ¿En base a qué yo soy responsable de una infracción y otros no? La Constitución no dice eso, la Constitución habla de igualdad ante la ley. Cada cual debe pagar por lo que ha hecho. No solo eso, creo que a quien ocupa un cargo público hay que exigirle un plus de honradez y ejemplaridad y si no la tiene hasta habría que castigarle con penas, incluso más elevadas, que al resto de los ciudadanos.

Una segunda decisión debería ser (disipar dudas) el que Felipe se mostrara favorable a que se convoque un referéndum monarquías/república. Ganaría muchos enteros, sin asumir demasiados riesgos, ya que las encuestas dicen que los españoles le valoran bien y le consideran una persona preparada. Me da la impresión de que Felipe VI, tal vez por herencia genética materna, es una persona culta, portador de valores que Sofía ha demostrado a lo largo de su vida y que a mí me gustan.

Una tercera decisión sería la de convertir en paredes de cristal las de la Casa Real. Tenemos derecho a saber lo que cuesta y a dónde va cada euro gastado por esta y todas las entidades públicas, sin oscuridades ni costes que se trasladan de forma torcedera a otros ministerios.

Dije que no considero a los herederos de una familia monárquica aptos para gobernar solo por el simple hecho del parentesco, pero en este caso, yo, ante un referéndum, confieso que votaría a este sucesor porque le considero preparado y libre de escándalos familiares. Tengo, además, razones personales para no votar República: En los días de la agonía de Franco me encontraba yo en Londres tomando imágenes con mi cámara de Súper 8. En uno de los lugares del centro de Londres, a donde solemos acudir todos los turistas, había unas chicas repartiendo propaganda en favor de la República. Al advertir mi grabación me conminaron a que les entregara la cinta “porque yo podía ser un policía y podría ocasionarles problemas”. Me dijeron que ellos, en su sede, recortarían las imágenes que consideraban comprometedoras y me devolverían la cinta por correo a mi domicilio en España. Aún estoy esperando esa cinta con los recuerdos que grabé. No puedo olvidar la mala pasada que le hicieron a aquel joven.

EL GOBIERNO YA ESTA EN CAMPAÑA ELECTORAL

Tras el varapalo recibido en las pasadas elecciones, ahora, el gobierno, se propone recuperar votos por la vía de bajar impuestos; una bajada de impuestos que curiosamente iguala, en tarifas máximas, el impuesto de quien cobra 50.000 euros a quien cobra 500.000. Una bajada de impuestos que castiga a las arcas de la Seguridad Social y que dejará vacío el Fondo de Pensiones (según algunos expertos, estará agotado en 2016.)

Aplicándonos menores retenciones, el gobierno pretende recuperar votantes y que olvidemos la congelación de pensiones, el pago por medicinas, los recortes en sanidad, en becas, la precarización del empleo y otras muchas barrabasadas que han legislado. Tampoco quieren que escuchemos a Unicef decir: “1 de cada 3 niños en España vive en el umbral de la pobreza”. Si la economía mejora ¿Por qué no dejan que las pensiones se actualicen según el IPC tal como estaba pactado? ¿Por qué no se dota con más recursos a la investigación, a la enseñanza, a la sanidad? ¿Por qué no se bajan las tasas universitarias? ¿Por qué no se destinan recursos a los graves problemas sociales generados? Con una menor retención pretenden animar al personal y olvidan temporalmente -solo temporalmente hasta el día siguiente de las votaciones- un déficit con el que nos han masacrado, dejando un país más injusto más pobre, más desnutrido y más desigual.