Fátima y los cuentos infantiles
Sin que yo pueda evitarlo y sin saber porqué, cada vez que veo en la televisión a la andaluza Fátima Báñez, sea por su cara un tanto especial, por su nariz, por su cabello, por su barbilla, por el desparpajo con el que habla o por sus escasas y extrañas sonrisas, me viene a la mente el cuento de la Cenicienta y veo en ella, sin que yo pueda evitarlo, a la madrastra.
No pretendo de ningún modo ofenderla por la comparación, pero mi mente ve lo que ve y así se lo cuento a Uds.
Dña. Fátima, si dice lo que piensa, también ve lo que ve, y desde su puesto en lo más alto del escalafón (como Ministra del ministerio que fue siempre el de Trabajo y que ella lo cambió por el de el Empleo), las cosas no ruedan bien y ella siguiendo el dictado de lo que piensa, de los informes que le pasan o de quien tal vez ha pretendido cargarle el mochuelo, la ministra que empezó dando trabajo a los que tuvieron que cambiar los rótulos de los ministerios y delegaciones y también a los impresores de las montañas de papeles de los organismos oficiales , está viendo como las estadísticas del paro se vuelven todos los meses contra ella.
Desde la realidad de los que, tal vez malévolamente, le pasan los discursos o desde un optimismo que parecía haberse llevado consigo Elena Salgado hablando de brotes verdes, la nueva y flamante ministra onubense, después de haber impuesto una reforma laboral que De Guindos explicó en Alemania que era “de calado, extremadamente dura”, ha dicho que, como Elena, también ve brotes verdes, con otras palabras: “estamos saliendo de la crisis y viendo señales esperanzadoras”.
Después de escuchar unas esperanzadoras palabras que a todos nos gustaría que fueran vedad, los teletipos se han puesto vomitar los crueles datos del paro del mes de de Octubre y han sido muy duros con ella y con todos: 128.242 nuevos parados que elevan la cifra de los que no encuentran trabajo y viven desesperados a 4.833.521 personas.
Curiosamente los alemanes, artífices y directivos de la política que nos está llevando a donde nos lleva (creo que solo rectificaran cuando todos nos movilicemos para boicotear sus bricos, sus marks, sus coches y sus bancos) dicen sentirse preocupados por que el paro crezca en nuestro país. ¿Preocupados? como si lo que aquí ocurre no fuera consecuencia de las políticas a las que nos están sometiendo; unas políticas de duro ajuste en tiempos de recesión que los libros de economía dicen que son lo contrario de lo que habría que hacer y que Fátima debió haber estudiado antes de licenciarse como jurista y economista. ¿Cómo pueden quejarse de los resultados de sus duros ajustes quienes nos estrangulan con sus duras recetas? ¿Cómo pueden efectuarse duros ajustes en época de dura recesión?
Nuestra pobre Fátima, a quien no considero ni malvada ni culpable, hace encajes y sin saber qué decir nos dice también “que la reforma laboral producirá efectos en la creación de empleo cuando la economía crezca”. ¡Faltaría más! Cuando la economía crezca seguro que va a crearse empleo. Otra cosa es que el empleo que se cree sea “estable y de calidad” como repite la Ministra. No, no va a ser ni estable ni de calidad; va a ser empleo precario y lo va a ser porque la reforma laboral “de calado” que se ha hecho, va a seguir estando ahí para permitir contratar a jóvenes que pueden ser despedidos sin más tras un año de prueba mal pagada y porque ahora despedir es, con la ley en la mano, más fácil y barato.
En defensa de Fátima ha aparecido María Dolores de Cospedal y el presidente del Gobierno para decir que “la ministra no dijo lo que dijo y que sus palabras se sacaron de contexto”. ¡Por favor que alguien saque la moviola antes de que la clientela empiece a dudar de lo que dijo y se ponga a pensar en otra noticia recién elaborada, dudando de entre si dijo o no lo que dijo!
La realidad, alejada de optimismos, nos devuelve al drama del creciente número de personas a las que les gustaría que fueran ciertas las palabras llenas de optimismo de la Ministra y agarrarse la esperanza de que llegue cuanto antes el final feliz de un cuento tan largo que se está haciendo insoportable.
Yo, ante la penosa realidad, prefiero creer en los cuentos.
EL OBISPO MORMÓN DEBERÁ ESPERAR
Con la victoria de Obama, el prematuro Nobel de la Paz que no dudó en usar sus clones para realizar asesinatos, tiene ahora cuatro años por delante para impulsar el crecimiento, cerrar Guantánamo, acabar con la invasión de Afganistán, poner orden en el desorden del Irán invadido, apoyar a los que no pueden pagarse una escuela, igualar en derechos a los homosexuales, extender la sanidad pública y sacar de las oscuridad a tantos inmigrantes que siguen escondidos en la ilegalidad en un país en donde no quedan nativos. Mientras tanto el millonario obispo Mormón deberá esperar para reducir los impuestos a los ricos. Los designios divinos han querido que las cosas sean así.
Hablo del superavit chino simplemente haciendolo constatar sin que ello suponga que yo esté de acuerdo con los salarios de miseria de los que se aprovechan ellos y los nuestrsos que se van a fabricar allí para convertir a ese pais en el primer supermercado del mundo. Me alegro que Ud. como empresario piense de otra manera porque si dejamos un pais sin clases medias estamos creando ricos muy ricos y pobres muy pobres. En cuanto a las huelgas que yo cambiaria por manifestacines democraticas producen muy poco o ningunperjuicio a las empresas que fabrican coches o azulejos p.e., ya que estan trabajando a un 50% de su capacidad y si dejan de fabricar se ahorran gratis sueldos.