El estado de la nación

El estado de la nación es el que es y no el que dicen que es unos señores sentados en una tribuna ante una oposición que, como ellos, compra prendas interiores por internet, se corta las uñas, lee los correos de sus amigos y está distraída a la espera de aplaudir, abuchear o levantar la mano.

El estado de la nación es el que es: Seis millones de parados, 33.000 empresas cerradas, una deuda creciente de 880.000 MM, un déficit del 10% (sumando al “menos del 7” los 3 puntos de ayuda a la banca), una falta de apuesta por el crecimiento y recortes unidireccionales.

El gobierno dice que trabaja a favor de la sanidad y ese “trabajo” consiste en cerrar centros de salud, reducir el número de médicos, bajarles el sueldo, limitar la atención médica a colectivos desfavorecidos y privatizar servicios y hospitales para que sus amigos ganen dinero, y si no lo ganan rescatarles como han hecho en el Hospital de La Ribera o como han hecho con las concesionarias de autopistas.

El gobierno dice que defiende la educación, y aumenta las tasas, reduce las becas, masifica las aulas y reduce el sueldo de los profesores.

El gobierno dice que defiende la justicia y pone tasas disuasorias para acceder a ella, aunque finalmente rectifica ¡menos mal! por la presión de la Defensora del Pueblo; también de jueces y magistrados.

El gobierno dice que defiende el estado del bienestar y deja casi a cero los fondos para la Dependencia; no presupuesta partidas para minusválidos, ni para mujeres maltratadas, ni para residencias de ancianos, ni para enfermos de sida, ni... Consecuencia de todo ello es el desmantelamiento de la función social del Estado, crisis social y penurias hasta para los niños que acuden a la escuela sin la ración diaria de alimentos que necesitan para nutrirse.

El gobierno dice que está preparando a este país para el crecimiento económico y deja sin fondos a los investigadores que podrían ser el motor de un desarrollo sólido, obligándoles a emigrar y llevarse con ellos las líneas de investigación que aquí han desarrollado para que otros países ganen dinero con ellas.

El gobierno dice que España está mejorando mientras los comercios y las fábricas cierran y despiden cada vez con más determinación. Los españoles que trabajan, lo hacen con salarios cada vez más reducidos, con impuestos cada vez más altos, con el copago en medicamentos, con subidas de precios en IBI, exacciones, gas, luz, gasolinas, IVA, IRPF, etc. etc. Incrementos y recortes de los que solo se salva una iglesia que, nacida para estar al lado de los pobres, guarda silencio, niega que existan los suicidios por desahucios e incomprensiblemente no se moviliza (más allá de lo que hacen los miles de voluntarios de Cáritas) ante tanta penuria, la pérdida de derechos de los más desfavorecidos, la privación del derecho constitucional a una vivienda y el dinero sin límites que se vuelca en el sistema financiero y el que sea necesario para la guerra de anteayer de Afganistán, la de ayer de Libia y ahora la de Mali.

La gente escucha lo que escucha y ve la realidad y en ella ve sobres, corruptelas, prevaricación, cohecho, desfalcos, sinvergüenzas,… Ve una patronal que elige delincuentes en su cúpula y a algunos de los muchos que son expulsados de sus casas cada día. La gente, ya harta de tantas mentiras, se dice ¡ya está bien! y sale a calle y ahí se encuentran médicos, jueces, maestros, bomberos, desempleados, jubilados,… Todos miran la realidad del país y ven que, con lo que está pasando, aquí no dimite nadie y que nos mintieron y han robado hasta con las ONGs de Blasco y Urdangarin que fueron fundadas para mostrarnos la cara amable de unos sinvergüenzas. La única dimisión digna y sonada ha sido en Italia la del Papa que, cansado de ver tantas luchas internas de los Bertones que le rodean, de los líos de Marcial Maciel, de pederastas extendidos por todos los países y los oscuros negocios de un banco vaticano que debiera ser ejemplo de apoyo a empresas éticas y que se ha dedicado también, sin reparos, a hacer inversiones en empresas de armas y a blanquear dinero. El Papa se retira para rezar. ¡Ojalá Dios, con el que tiene contacto directo, le escuche y su sucesor no sea, como ha sido él, “un pastor rodeado de lobos”, tal como decía L´Obsservatore romano!

Y la oposición y el gobierno, sentados en la bancada de nuestras instituciones, alejados de la calle y de la realidad, despistados, siguen comprando prendas interiores por internet, se cortan las uñas y aguantan tediosas sesiones, solo a la espera de que aplaudir, abuchear o levantar la mano.