… y encima pagando

En la dosis de noticias televisivas que me administro cada mañana he visto a un Blesa altanero decir que lo ocurrido en Caja Madrid no es culpa suya, que él hizo lo correcto. (Pedir perdón es cosa de japoneses.)

Al día siguiente, en otra dosis de noticias mañaneras, he escuchado que Bruselas sí dispone de dinero (37.000 MM) para entregar a Bankia, Caixagalicia y Catalunya Bank, pero con condiciones muy duras.

La “ayuda” más grande, la de Bankia, es de 18.000 millones que unidos a la anterior entrega del Estado suman 22.424 MM. (casi cuatro billones con be de pesetas).

¿Quién va a pagar esos importes? 6.161 ya son pérdidas a cargo de todos. En el futuro se verá si los 25.000 millones que pasan al banco malo también nos los repartimos o no. Hay más paganos:

-Los accionistas que acudieron al panal de rica miel sin saber lo que eran acciones, presionados por bancarios también presionados, a los que mandaba Rodrigo Rato (el mejor Ministro de Economía y hábil mago capaz de mostrar beneficios donde había abultados números rojos) se han quedado con una pérdida del 80 % de lo que allí pusieron.

-Quienes invirtieron sus ahorros en Participaciones Preferentes y productos similares, empujados por su confianza en su entidad de toda la vida, pensando que eran plazos fijos, han perdido el 39 % y lo que queda podrán meterlo en acciones para intentar recuperarlo algún día.

-Los trabajadores, profesionales de traje y corbata adquirida en el Corte Inglés, eficientes y sumisos que aprendieron a no pensar y a obedecer las instrucciones venidas de las mentes de sus iluminados jefes (los Acebes, Blesa, Tirado, Olivas, Rato, etc. ) van a contribuir también al enjuague de pérdidas quedándose en la calle 6.000 de ellos, con los “beneficios” de la reforma laboral recientemente aprobada, eso si tienen suerte y les despiden antes de que este gobierno haga caso a lo que dice el Secretario General de la OCDE y les echan dándoles las gracias.

Con un saneamiento unidireccional “tan justo y necesario” finalmente he conocido también la noticia de que la prima de riesgo baja. Por fin todo empieza a ir bien, aunque las previsiones de paro sean cada vez más alarmantes.

Un poco antes de todo eso ocurriera, los valencianos mirábamos votábamos y aplaudíamos a Francisco Camps mientras él nos enseñaba el Ebro, cerraba TV3 y nos instaba a no beber agua catalana ni cava catalán, todo con la finalidad de que no viéramos mas allá de la fachada de la Ciudad de las Artes, la Ciudad de la Luz, su circuito automovilístico urbano, sus barcos de vela, el nuevo estadio de nuestro Valencia CF, sus… y no nos detuviéramos en EMARSA, Brugal, los contratos de Julio Iglesias, las ONGs de Blasco, el manipulado reparto de licencias televisivas y el Gürtel.

Echando mano del dinero de los ahorradores valencianos, nuestro aplaudido, múltiples veces votado y venerado “curita” (según le llamaban coloquialmente sus impresentables amigos) nos dejó sin nuestras grandes instituciones financieras: la CAM, Bancaja y el Banco de Valencia y encima en la quiebra y cargados de deudas impagables, mientras todos mirábamos distraídos al vecino del norte y sus maléficas intenciones.

Ahora, en un agónico despertar, con estupor y aun somatizados, nos frotamos los ojos para no ver que el Banco de Sabadell ha cobrado cifras millonarias (de nosotros) para quedarse con la CAM que fue la cuarta Caja de Ahorros de España; que La Caixa también ha recibido mucho dinero (de nosotros) por quedarse con el Banco de Valencia (llevándose con él, también, ¡cosas de la vida! a Aguas de Valencia) y que Bancaja, la tercera Caja de España, ha saltado hecha pedazos tras unirse al cadáver de Blesa, después de rechazar una unión con La Caixa y recibir mucho dinero (de nosotros).

¿Por qué no negociaron Bancaja y La Caixa cuando era posible y deseable hacerlo? Está muy claro. No era políticamente correcto “entregar entidades valencianas al catalanismo”, algo que finalmente han hecho pero de la peor forma posible: sin capacidad para negociar, con la cabeza gacha y encima pagando.