La Coca Cola nuestra de cada día dánosla hoy
En una fecha no conocida, en algún lugar no declarado de New York, en un salón con cuatro paredes encargadas de sujetar un Degas, un Picasso, un Manet y un Renoir, el Consejo de Administración de la multinacional de bebidas refrescantes de misteriosa composición, estaba reunido a las cinco de la tarde, a las cinco en punto de la tarde, con un solo punto en la orden del día: Establecer la estrategia a seguir para que el mejor de sus vendedores se dirigiera, en misión especial al Vaticano, a hablar con el máximo responsable de finanzas de Su Santidad y convencerle de que la oración que repiten diariamente todos los fieles católicos: “El pan nuestro de cada día dánosle hoy” se modifique y quede así: “La Coca Cola nuestra de cada día dánosla hoy”.
Tancredo era en ese momento el mejor vendedor de la Compañía multinacional y fue él -no podía ser otro- quien recibió el encargo de llevar a cabo tan importante misión.
Con determinación, y convencido de que el plan que había ideado (aprobado unánimemente por todos los miembros del Consejo de Administración) era perfecto para lograr el éxito, partió hacia Roma. Allí, a la hora exacta, acudió a su cita con el cardenal encargado de los negocios vaticanos y allí, en una sala con olor a Cohiba, mientras ambos removían el azucarillo que habían introducido en su taza de café, el vendedor más grande del mundo fue extrayendo sucesivamente sus ofertas:
1ª Coca Cola estaba dispuesta a pagar un sueldo mensual de 300 dólares a todos y cada uno de los curas del mundo.
2ª Coca-cola, si se aceptaba su propuesta, haría una aportación de un millón de dólares a cada uno de los mayores responsables de la iglesia con categoría de obispo o superior y
3ª Coca-cola firmaría un documento por el que se comprometería a entregar, por los siglos de los siglos, la mitad de los beneficios de la multinacional a las finanzas vaticanas.
El cardenal, mientras hacía piruetas con el humo que expulsaba pacientemente por sus sonrosados labios tras inspirar el habano que se consumía lentamente en su boca, iba tomando nota de los detalles que le iba desgranando Tancredo, el mejor vendedor del mundo. El más poderoso eclesiástico rechazó las dos primeras propuestas de inmediato e increíblemente para el gran vendedor, también la tercera de recibir eternamente sin ser accionistas, la mitad de los beneficios de Coca-Cola.
Rendido en su fracaso, antes de despedirse preguntó a su interlocutor ¿Podría decirme Su Eminencia cual es la oferta que el gremio de panadería les ha hecho para que de ninguna manera estén dispuestos a romper el pacto con ellos y quieran seguir publicitando el pan?
Seguramente Tancredo se fue sin escuchar la respuesta que esperaba del cardenal. Los investigadores más documentados no indican lo que hizo el vendedor a partir su estrepitoso fracaso, ni consta tampoco en las actas de la empresa multinacional. Sin duda, ante el fiasco más grande de su vida, algo debió hacer el vendedor ¿Un pacto con Lucifer? ¿Un sortilegio? Nunca lo sabremos porque Tancredo murió dos días después de aquel encuentro, llevándose su secreto a la tumba.
Curiosamente, sin que se sepa el porqué, a partir de los meses que siguieron a aquella cita y el fatal trágico acontecimiento de la muerte de Tancredo, el consumo de pan -según datos del gremio artesanal de panaderos- ha ido bajando año tras año y la mayor parte del pan que aun se consume es un horrible amasijo que venden en supermercados y gasolineras. Como digo, sin saber porqué, el espacio privilegiado que ocupaba la apetitosa masa de harina horneada en el centro de millones mesas del mundo entero, ha ido siendo sustituida paulatinamente para que ocupe su lugar la botella de Coca-Cola, sin que la oración haya sido modificada ¿o no? ¿O tal vez hoy, sin que haya datos estadísticos, en la intimidad, muchos devotos cabezas de familia se levantan y antes de empezar a comer toman la palabra, cogen con la mano derecha la botella de refresco y dicen mirando a lo alto: “Bendícenos Señor y bendice esta Coca-Cola nuestra que vamos a tomar…”?. Solo Dios, tal vez Tancredo en su tumba y Lucifer deben conocer el secreto. Sí es muy cierto que el posible conjuro del malvado Satanás ha sido tan letal contra el gremio de panaderos de todo el mundo que está a punto de arruinarles, sin que la iglesia haga nada para impedirlo.
Contra esa gran injusticia parece ser que ni los santos pueden hacer nada y se dedican a hacer pequeños milagros como el de la monjita, repleta de fe, curada de su enfermedad de párkinson por el que fue Papa. ¿Sería mucho pedir que Juan Pablo II en el segundo milagro que de él se espera, logre acabar con el maleficio y que el pan (el buen pan de los artesanos panaderos) vuelva al centro de la mesas para que el “Padre nuestro” pueda continuar recitándose en su versión original? Con toda seguridad, el difunto Papa recibiría plegarias y llenaría de fe a miles y miles de panaderos que están condenados a desaparecer.
EL CURA DE PIÑOR. No debiera estar en contra de la ortodoxia cristiana que un cura reclame austeridad en los gastos de la visita del Papa, anime a los fieles a pensar por ellos mismos, critique a los ricos, invite a que cada uno se arrepienta de sus pecados y se imponga asimismo la penitencia y llene la iglesia de fieles cantando la salve rociera. Ese cura ejercía en el pueblo gallego de Piñor. Su nombre es Antonio Fernández Blanco y fue destituido con la etiqueta de cura rojo.
OTRO FABRA. La primera medida que ha tomado el alcalde de Castellón (candidato a sustituir a Camps) ha sido subirse el sueldo el 15%, para seguir cargando de razones a los indignados del 15-M. La primera medida de Mª Dolores de Cospedal ha sido destituir al Defensor del Pueblo para evitar controles innecesarios.
Le pido disculpas. La verdad es que me había parecido que Vd. anteriormente en lugar de referirse a la Comisión Regional de la Competencia, y al Consejo Económico y Social de Castilla la Mancha (Cescm), había escrito simplemente Comisión Nacional de la Competencia y CES que es el Consejo Económico y Social (del Estado Español) y ambos, naturalmente, no serían competencia de la Sra. de Cospedal suspenderlos. De ahi mi confusión. Un saludos cordial. En cuanto al Defensor del Pueblo, mi opinión es que esta figura ya no es representativa de nada. Recordemos que el Defensor del Pueblo en Cataluña recurrió ante el Tribunal Supremo el Estatuto de Cataluña y después de la sentencia, que el Sr. Mas se la ha pasado por el forro, nunca más se supo nada del Sr. Defensor del Pueblo. Vaya órgano controlador que representa la figura del Defensor del Pueblo. Mejor abolirla y nos ahorramos gastos, que buena falta hace,.