Ciudadanos cabreados
Pequeños empresarios y autónomos amontonan horas de trabajo y reducen márgenes, dedicados, bien sea en repartir quesos en su furgoneta o disponiéndose a administrar comunidades a precios de subsistencia.
Los pequeños empresarios intentan mantenerse vivos en un entorno muy duro que deja todos los meses a miles de ellos tirados junto a los seis millones de trabajadores que se amontonan sin esperanza en las listas de parados.
La falta de futuro, la dura realidad, lleva a la ciudadanía a cabrearse contra bancos, políticos, empresarios y quienes mediante el pelotazo, el fraude y perversas políticas nos conducen al camino del pasado en donde solo existían dos castas: ricos (muy ricos) y pobres (muy pobres).
¿Cómo no rebelarse ante las injusticas que vomitan los noticiarios? ¿Cómo no sentir dolor en el corazón al ver desamparadas a familias que han de soportar sin ayuda la carga de un niño en parálisis cerebral? ¿Cómo no sentir repugnancia al conocer que el que fue hasta hace muy poco el primer representante de la patronal escondía oro y dinero negro en su vivienda mientras dejaba sin pagar a sus trabajadores y predicaba la necesidad de cobrar menos para poder salir de la crisis? ¿De qué crisis hablaba? ¿Crisis de quién? ¿Cómo se atrevió ese personaje a mostrarse compungido en el programa de TV, “Tengo una pregunta para Ud.”, diciendo que había hipotecado hasta su casa para salvar sus empresas? ¿Cómo sigue dando consejos Arturo Fernández, el segundo de la patronal, después de que sepamos de él lo que sabemos?
No es un ejemplo raro el de Díaz Ferrán (el hombre de los golpes en el pecho ante el altar), su forma de actuar ante las dificultades se repite entre empresarios de menor nivel. Es demasiado fácil liquidar una empresa tras vaciarla de contenido, como es fácil trasladar el dinero a Suiza tal como acaba de hacer legalmente y sin rubor nuestro bien pagado arquitecto Santiago Calatrava.
¿Cómo contemplar impertérritos los acuerdos en precios de las petroleras o los de los bancos en el cobro de comisiones? ¿Cómo puede ser legal que grandes empresas puedan cobrar sus beneficios en Luxemburgo, Andorra o Gibraltar para pagar menos? ¿Cómo podemos anestesiarnos ante millonarios futbolistas que han recibido millonarias primas ingresadas en Sudáfrica? ¿Cómo pueden las eléctricas fijar los precios de la luz en base a unas subastas que ellas controlan? ¿Cómo pueden el 90% de las empresas del Ibex tener depositados grandes beneficios en paraísos fiscales? ¿Cómo se permite que las Sicavs tributen solo al 1%? ¿Cómo no sentir repugnancia al conocer que miles y miles de ciudadanos pudientes se apoyaban en el arte de un chino para dar color a billetes opacos atesorados en sus arcas?
La gente está harta. Harta porque ya no soporta más engaños, ni mas paños calientes, ni falsos culpables. ¡Ya basta! Ya basta de la pantomima de unos políticos que se limitan a solicitarnos cada cuatro años el voto con mentiras. Hace falta limpiar esto pero con nuevas reglas y más democracia. ¿No hay otro camino que el que nos marcan? Claro que lo hay, empezando por castigos ejemplares a testaferros, sinvergüenzas y empresas fantasmas y siguiendo por unas reglas de convivencia y un reparto de cargas más justo.
Hay indignación y mientras tanto nos dejan sin escuela, sin sanidad, con más IVA, con más tasas, con más IBI, sin protección a los parados, con bajadas de pensiones, con sueldos cada vez más precarios, sin… y mientras hacen todo eso se atreven a pregonar que “no hay otra salida y que lo hacen para salir de la crisis”, que lo hacen para que “la sanidad esté garantizada, para que sea pública, gratuita y universal, lo mismo que la escuela”.
Y mientras nos dicen lo que nos dicen, los de antes y los de ahora, se han puesto de acuerdo para que la prioridad sea garantizar los capitales y sus beneficios. Es muy normal ¡claro!
Nadie habla de cambiar las leyes para que nos sea legal evadir del país (solo este año 216.000 millones) obligando a pagar esas fugas a enfermos de alzhéimer, mujeres maltratadas, niños con síndrome de Down, enfermos de sida, niños abandonados, estudiantes, fontaneros, guarderías, vendedores de quesos, administradores de fincas o pensionistas, y con esas fugas de capitales exportamos ingenieros, investigadores y médicos a Alemania para que ese país tenga las cuentas saneadas y siga dictando reglas. Mirando todo éso la jerarquía eclesiástica “guarda silencio al pasar por el Pilar, la Virgen está dormida, no la quiere despertar.”
¿No hay otra alternativa para evitar que aquí, ahora mismo, entre 3 y 4 millones de personas pasen hambre como nos dicen los informes de Cáritas y Cruz Roja?
¿Feliz Navidad? Feliz Navidad, pero sobre todo para las personas con buen corazón.
PD Finalmente ya conocemos “las favorables condiciones” del préstamo entregado a Bankia: Despido de 6.000 trabajadores, cierre masivo de oficinas y rebajas de sueldos a los que se quedan del 40-60%. Los Blesa, Olivas y los políticos que hundieron a la entidad hicieron “lo que debían” y siguen vistiendo un traje que no es de rayas. Mis peores deseos para todos ellos en estas navidades y un aviso: atentos a las” favorables condiciones” de la intervención que viene.
Ciertamente el arreglo de fachadas y la rehabilitacion en general puede ser un buen motor que de ocupación. Es decir se trataria de invertir en mejoras a las que yo tambien añadiria las aislamietno de edificios, inversion en energias renovables, etc. Son inversiones muy generadores de puestos de trabajo y que producen un ahorro a largo plazo.