Bardesayunos, Barcomidas, Bárcenas
Nos desayunamos escuchando que Bárcenas era un Señor; una persona honesta que llevaba años en el PP con una conducta intachable. “Nadie podrá probar que no es inocente”, añadió, muy temprano en el bar de los desayunos, el presidente de los silencios y respuestas escritas.
A la hora de comer en el bar supimos que unas fotocopias filtradas a El País empezaban a expandir mucho hedor. Nos dijeron que no eran más que unas simples fotocopias sin valor, que estaban llenas de falsedades, “salvo alguna cosa” y que Bárcenas ya no estaba en el partido. También nos dijo Cospedal, a la hora de comer y pareciendo estar ebria, aquello de “la indemnización en diferido” mezclado con otras frases inconexas.
En la cena, con los originales de los papeles sobre la mesa, los mismos actores ya pronunciaban el impronunciable nombre de Bárcenas, pero seguían diciéndonos que no había cambiado nada, más allá de que eran papeles coloreados; pero el Sr. Bárcenas había dejado de ser Señor para pasar a ser un presunto delincuente, un imputado, un apestado al que todos -también Carlos Fabra- lo calificaban así.
Mientras la discusión sigue centrada en el delincuente y embustero Bárcenas, yo no quiero distraerme en el continente (como nos quieren distraer los americanos señalando a Snowden para no hablar de su vergonzoso espionaje) y sí quiero mirar a unos papeles que dicen (con fotocopias y sin ellas, con colores y sin ellos) cosas tremendas.
Dicen esos papeles que quienes denunciaron el despilfarro, mostrándose como salvadores, utilizaban su poder para repartirse sustanciosos sobresueldos. Dicen que, como la mafia, cobraban importantes sumas a cambio de dar contratos troceados. Dicen que se pagaba a periodistas para tenerlos sumisos. Dicen que Cospedal recibió 200.000 para engrasar su maquinaria electoral en Castilla la Mancha.
Está claro que, gracias al dinero que les entraba a patadas, jugaron con ventaja en la pasada campaña electoral para convencernos de que todos los males provenían de Zapatero y de que ellos levantarían el país como “ya antes lo habían hecho”. Bárcenas, tirando de la manta, nos dice ahora que han pretendido comprar su silencio. Es normal ¡claro!
Ganaron por amplísima mayoría, sin decirnos qué es lo que iban a hacer, porque todos pensamos que la culpa de la crisis fue, exclusivamente, a causa del despilfarro de ZP y todos estábamos cabreados con la congelación de las pensiones y la rebaja del sueldo del 5% a los funcionarios. (Más tarde veríamos congelar las pensiones de por vida y realizar bajadas a los funcionarios un cinco tras otro cinco).
Nada de lo que nos dijeron importa. La mayoría absoluta está sellada con nuestro voto depositado en las urnas. A partir de ahí vienen utilizando esa mayoría para ningunear a la oposición, congelar las pensiones, dificultar su acceso a ellas, hacer inaccesible la universidad, despedir funcionarios, dejar los convenios colectivos convertidos en papel mojado, convertir el trabajo en precario, la sanidad de pago, reducir las ayudas a los parados, subir aún más el IVA y poner a sus militantes en Consejo de Estado, el Tribunal Constitucional, el Defensor del Pueblo, la CNMV, TVE, etc.
Ha estallado la bomba Bárcenas y ahora sabemos (ya lo intuíamos) que las constructoras pagaban cien para ganar mil, como hacía José Luis Moreno pagando su cuota mafiosa para ganar muchísimo dinero en la TV pública, cuidando de que quedaran sobres para manejar a sus muñecos políticos.
Este país, traumatizado, con la marca España por los suelos y todo patas arriba, necesita refundarse no solo con caras nuevas o con alternancia del partido en el poder. Aquí falla todo y lo peor es que no se vislumbra ninguna salida a medio plazo con un líder de recambio creíble. La mecha del paro, acercándose al 28%, arde peligrosamente.
Ante ese gris panorama, es necesaria una regeneración total. Hay que anular los contratos-chollo firmados para 30 años a empresas de gestión de residuos, de agua, etc. Hay que librar a las instituciones del partidismo excluidor. Hay que distribuir las cargas de manera justa. Hay que convocar elecciones y que los programas sean muy claritos. Vale que uno piense que el acceso a la educación es solo para los mejores a partir de una nota alta, pero hay que decirlo así. Vale que uno piense que los hospitales privados son mejores, pero debe decir que va a privatizarlos. Vale que uno piense que sobran agentes del orden y que el que los quiera que se los pague, pero hay que decirlo sin tapujos. Vale que uno piense que las pensiones son insostenibles y que hay que reducirlas, pero hay que decirlo claramente.
Si queremos salir hay que asumir sacrificios pero éstos deben ser consensuados y compartidos. Eso es la democracia. No valen los sucedáneos ni los paños calientes, ni es de recibo mantener a las Diputaciones para que algunos cobren ahí un complemento a su sueldo, ni seguir con el chofer del coche oficial a disposición del privilegiado de turno, ni tantas cosas. Tampoco vale callar, no dar la cara y dejar pasar el tiempo. La crisis es muy dura y el sueño de abundancia que vivimos con Aznar y Zapatero está muy claro que fue “un coctel adulterado tres cuartas partes de mentira y una de avidez”, tal como ha definido muy bien el Nobel Stiglitz.
Conforme con su comentario. Efectivamente, el dinero de Barcenas es el árbol, de ahí mi cita “cuando pierdas…” . Cuando una empresa sabe que tiene asegurada una obra, pagando una mordida, se pasa la libre competencia, paradigma del ultra liberalismo del PP, por el forro, poniendo precios ideales para ella, más lo que hayan decidido robaros a cuenta de la dicha mordida. Lo más interesante de estos 8.000.000.000.- Ptas. ( que de momento se le han encontrado, solo a Barcenas) es ¿ que % representa de lo robado a los españoles ¿ la pura lógica indicaría que es la menor ya que hay que mantener contentos a todos y los del PP, no son de propinas de becario, precisamente.