Amnesia, manipulación o “murdochismo”/ Impuestos/ CEAM

De Aznar

Quien llamó a ETA “Ejército Vasco de Liberación”, negoció con ellos, acercó  los presos y dijo que sería generoso con el fin de la violencia, grita ahora: “que nadie pida gestos” de paz a los terroristas.

Quien impulsó el ladrillo, liberalizó el suelo con leyes de “todo es urbanizable” y no frenó las “burbujeantes” 700.000 viviendas iniciadas bajo su mandato en 2007, dice ahora que él dejó  la “España más próspera de todos los tiempos” y que sabe como volver a hacerlo. Quien prendió fuego a la hoguera que acabó con todo, dos años después, nos recuerda  ahora que mientras ardía, con él en el poder, estábamos todos muy a gusto, muy felices y muy calentitos.

Quien, cargado de valores patrios, fijó el régimen tarifario, se opuso frontalmente a la OPA de Gas Natural a Endesa y la depositó en manos extranjeras, se sienta ahora en el Consejo de la eléctrica, fuerza desde allí que nos aumenten las tarifas de electricidad y manda a Rajoy a quejarse de que “los socialistas realizan abusivas subidas del recibo de la luz.”

Aznar sabe de todo éso y también del mundo de la comunicación, como asesor de Murdoch, magnate de cuyos principios éticos conocen ingleses y americanos.

(Sé que al escribir sobre Aznar me enfrento a sus muchos admiradores. ¿Es posible debatir  desapasionadamente sobre puntos concretos de su gestión de la que ya hablé en este mismo blog el 30.4.11 bajo el título “Mitos y José María Aznar”?).

De otros

Se pueden defender o no  ayudas a la compra de una vivienda o estar a favor o en contra  de las ayudas a la natalidad. Se puede pensar que rebajar los impuestos anima a la inversión o que hay que subirlos para contribuir a las arcas públicas. Se puede estar o no de acuerdo con Warren Buffet cuando dice que “los impuestos más altos no restan la creación de empleo” y que no conoce a nadie “que haya dejado de invertir por tener que pagar impuestos.”

Todo es válido desde el razonamiento y todo vale para el debate democrático y enriquecedor; lo que no son válidas es la manipulación y la amnesia hipócrita o interesada.

Los principios éticos no tienen nada que ver con lo que podríamos llamar “moralina” en la que he pensado cuando, el otro día, hablando sobre los presidentes de este país (tras yo decir de que para mí solo ha habido dos con personalidad: Adolfo Suarez y Felipe González), me saltó un contertulio muy pepero muy excitado: “Felipe González es un hijo de perra porque es un terrorista de Estado que creó los GAL.”

Me acuerdo -le dije-  de aquellos años en los que ETA asesinaba por decenas a militares, policías y políticos. Los telediarios abrían con un  asesinato, seguían al día siguiente con el entierro, luego los actos de condolencia, las muestras de condena, el apoyo a las víctimas y se volvía a empezar, alternando también con algún que otro secuestro. El gobierno de Felipe González decidió entonces acabar con aquella lacra “como fuera”, acuciado por la presión de la ciudanía más radical. También por los militares y colectivos  más duros que decían que “había que enterrar vivos a los asesinos” “enviar tanques al País Vasco” o “matar a diez vascos cada vez que pegaran un tiro a uno de los nuestros”.

Los editoriales de algunos periódicos publicaban opiniones que reclamaban acabar con aquello. Cualquier persona interesada puede bucear por internet y releerlo.

El gobierno de González, en aquellas circunstancias, hizo lo que no debió haber hecho nunca: iniciar una guerra sucia contra ETA con la que de ningún modo estuve ni puedo estar de acuerdo.

Mi asombro, tantos años después, es que sean esos mismos demandantes de pegar tiros a los terroristas los que se escandalicen.

Dejemos el pasado y volvamos al presente recordando que en los primeros años, tras estallar la actual crisis, la oposición (el PP) pedía al Gobierno recortes. No decían en qué partidas había que recortar, pero sin duda pensaban en los funcionarios, en las pensiones, en quitar ayudas sociales  y en abaratar el despido, al igual que han hecho y hacen sus correligionarios de otros países europeos, al dictado del FMI. ¿O hablaban de recortar los beneficios de los bancos y quebrar la tendencia creciente de que los ricos sean cada vez más ricos?

Confirmados los recortes en mayo del 2010, esas mismas voces pusieron y ponen el grito en el cielo por “haberse atrevido el PSOE a hacer recortes a los funcionarios y por haber congelado las pensiones.”

De ningún modo comparto los recortes de Zapatero porque mis valores van en la dirección de que se contribuya a los gastos  del Estado, pagando impuestos, cada cual según su capacidad.

Del PP me resultan chocantes sus hipócritas principios de alpargata.

IMPUESTOS Y FRAUDES

Los impuestos de sociedades han caído un 60%. Las cuotas que realmente pagan las grandes empresas en Impuesto de Sociedades se acercan al 10% y ha ido bajando en los últimos años. Casi todas las empresas que cotizan en el Ibex tienen cuentas en paraísos fiscales. Solo en Suiza han aparecido 3.000 cuentas de españoles, varios de las cuales son de la familia Botín. El fraude fiscal ronda el 25%. Las grandes fortunas tributan solo el 1% en las Sicavs. El dueño de Zara domicilia su facturación de internet en Irlanda para pagar menos impuestos. De lo que recauda el Estado en impuestos (160.000 millones) la gran parte procede del  IRPF.

Hay que recalcar que tales fraudes no los han cometido ni asalariados ni pensionistas.

¿Para cuando una más justa distribución de cargas fiscales?

CEAM

Cuando alguien trabaja en atención a los mayores debe saber que debe hacerlo con cariño, repitiendo, con cariño, lo que el mayor no entienda, en busca de ayudarle siempre con cariño.

Hablar más fuerte no es gritar y se puede hacer también con cariño.

Con ese mismo cariño se puede explicar que algo no es posible, pero no se debe hablar jamás con un tono desagradable  ¡ni siquiera aunque esté Ud. cargada de razón señorita Teresa! Hay que tratar con cariño a los conocidos y a quien entra por la puerta la primera vez.

Cualquier tribunal de selección de personal debe saber todo eso.

No se precisan grandes dotes para entenderlo y tampoco para esforzarse un poquito y  tratar de  desempeñar el trabajo como Dios manda.