2016 acaba igual que empezó

El año que ahora termina empezó con casos de corrupción centrados en Valencia y en Madrid y acaba del mismo modo con la corrupción ya conocida y con nuevos casos. La ya conocida es la del Gürtel con sus protagonistas declarando en el banquillo y escuchando acusaciones que apuntan a Aznar y a Rajoy y  al modelo de financiación del PP basado en favorecer a las empresas que iban con sacos de billetes a Génova para obtener contratos de obra pública.

Nuestra Comunidad sigue en lugar destacado por los  millonarios  e ilegales sobrecostes en las elecciones municipales de Valencia pagados con dinero negro que se extienden hasta 2007 y por haber salido a la luz otros 8 MM en facturas irregulares en el Hospital Provincial de Castellón. Un hospital ¿se acuerdan? que servía a los incondicionales de Fabra y a sus votantes para afirmar, cuando otros criticábamos las barrabasadas del personaje antes de ser condenado por los jueces: “Si pero, Don Carlos ha hecho mucho por Castellón. Ahí está el Hospital Provincial que es todo un modelo”.

Un modelo lo era, ahora está muy claro, de corrupción. Si tenía algo destacable era y es la profesionalidad de médicos y enfermeras. Un hospital de enchufados  administrativos con la orden de “ver, mirar y callar” que fueron cómplices o al menos testigos mudos del saqueo al que fue sometido este hospital controlado por la Diputación Provincial.

 En ese “modélico y emblemático centro” acaban de aparecer facturas irregulares (algunas tan pintorescas como 90.000 euros pagados por un belén) que sumadas  a otras casi cinco mil por importe de 25 MM, también irregulares detectadas con anterioridad,  nos dan un montante acumulado total -de momento- de 33 MM de euros.

Como mediador necesario al saqueo ha participado la empresa PIAF, también investigada por el caso Gürtel. El supuesto saqueo ha tenido lugar entre los años 2008 y 2013, es decir en plena crisis y con el mismo partido gobernando en Castellón, en Valencia y en Madrid.

Otro embolado (del que yo ya me he referido a él en otros artículos) que se destapa también en estos días  es el de las autopistas radiales del centro que iban a ser “un modelo y a empujar a España hacia el futuro.” “Habrá un antes y un después y el 'país será más moderno“(Aznar dixit). El modelo “revolucionario” es así de simple: “Para nosotros los beneficios y para el Estado las pérdidas”.

La viabilidad económica que ahora salta por los aires se apoyaba  en estudios hechos por amigos que los elaboraban al gusto de quien les pagaba. A partir de esos estudios se expropiaron terrenos, muy bien pagados (cuyo coste pasó de 380 a 2.000 MM) que algunos  bien informados, se encargaron de adquirir con antelación. Las constructoras Sacyr y ACS trabajaron con préstamos facilitados por Santander-BBVA “garantizados por la responsabilidad patrimonial del Estado.” El negocio era perfecto para los que participaron en él porque les garantizaba ganar y, en el peor de los casos, no perder nada.

No nos iba a costar “ni un duro a los españoles” decía la  ex ministra de Fomento, hoy presidenta del Congreso. Al final la jugada nos va a costa 5.700 MM “Porque es lo que dice la ley” según se expresa el  nuevo ministro de Fomento que, para defenderse, acaba de acusar al PSOE de haber dado al sector de autopistas 563 MM.

Es este otro ejemplo de la España del pelotazo y de los que se aprovechan del Estado para saquearlo mientras nos distraen para que miremos para otro lado. Lo es también de la política centralizadora de Madrid que se construye buenas e inútiles carreteras a su alrededor mientras deja en el abandono el necesario corredor Mediterráneo en la zona que registra el mayor tráfico rodado.

Escuchamos también estos días al FMI decir que sí, “que vamos muy bien”, “que somos un país ejemplar”, “que estamos creciendo mucho”, “que estamos haciendo lo que hay que hacer”.

 Si todo se ha hecho muy bien y estamos en la fase de crecimiento tras años de recortes, la pregunta es: ¿por qué entonces el FMI acaba de decir que hay que seguir en la línea de ajustes y hay que seguir con recortes en sanidad y en educación y hay que subir el IVA y hay que incrementar los impuestos medioambientales? Me da la impresión que estos médicos de la economía van perdidos, si no que les pregunten a los griegos machacados año tras año con el único objetivo  de que se tatúen en su piel el mensaje de que “antes que comer hay que pagar la deuda”. Por cierto, una deuda impagable, como reconoce el FMI, pero que es útil para seguir estrujándoles y para que nadie ose pedir un cambio de políticas.

No quiero dejar de anotar el viraje que el PP está mostrando en relación con Cataluña ¡bendito sea! aunque llegue tarde,  asistimos a un acercamiento hacia aquellos con  los que “no tenían nada que hablar ni nada que negociar”. A la vez escuchamos la crítica de José María Aznar que no está ahora por acercarse a la “lengua que le encandilaba” y mucho menos “a hablar catalán en la intimidad.” La última noticia es que abandona la presidencia de Honor en el PP. Con esa decisión el partido conservador gana los mismos puntos que pierde su sector más reaccionario.

Con la caída del año vuelve a dar la nota Esperanza Aguirre diciendo que sus 95.000 que cobra del Estado “No dan para mucho” y que ha de comprarse ropa  en tiendas de lowcost como Primark. Cae también otro mito: Juan Luis Cebrián, tocado por Jordi Évole  y hundido por Carlos Alsina en una entrevista en  Onda Cero.

 ¡Adiós a 2016! ¡Viva el 2017!