Un balance erróneo
Antes de entrar de lleno en datos concretos del presupuesto de 2017, es necesario comenzar por hacer un balance adecuado de la ejecución presupuestaria del actual año.
El Consell ha contado durante este ejercicio 2016 de presupuestos propios, es decir, elaborados por ellos mismos, pero sin embargo hablar de presupuestos no consiste sólo en elaborar unas cuentas para el próximo año, es mucho más importante que simplemente prever las cantidades que se van a destinar a los distintos programas que abarcan las respectivas competencias, significa saber gestionarlo y eso incluye ejecutar su cumplimiento conforme a lo que estaba previsto, y en este aspecto, los datos arrojados en la ejecución total del ejercicio 2016 no son del todo favorables como para poder afirmar que se ha realizado una buena gestión.
En la Consellería que a mí me compete, como diputada parlamentaria, la Conselleria de Vivienda, Obras Públicas y Vertebración del Territorio, llegamos a la conclusión que la gestión no ha sido la adecuada, la Consellera no ha sido capaz de gestionar unos presupuestos realizados por ella misma de los cuales se quejaba de la poca cantidad y de los condicionantes que tenía, demostrado una nefasta gestión al frente de su departamento.
Y aunque esta Consellería ha visto aumentado su presupuesto en un 8,5% para el ejercicio del año 2017 respecto del actual, se evidencia nuevamente la mala distribución que se ha realizado en los distintos programas que lo componen, con un reparto continuista en algunas partidas, y por ende, la dejadez de otras. Por tanto a simple vista, esto lleva a pensar que el resultado de los venideros presupuestos será similar a los pasados, es decir, baja ejecución y pésima gestión.
En una Consellería eminentemente inversora, volvemos a comprobar que del total del presupuesto destinado para el ejercicio 2017, en inversiones reales sólo se destina 114.833,74, es decir el 32% del total que compone el presupuesto para esta Consellería o lo que es lo mismo tan sólo un 1/3 del presupuesto está dedicado a inversiones, podríamos calificarlo con un típico refrán “cuesta más el ajo que el pollo”.
Este año la Sra Consellera, ha vuelto a apostar por las carreteras, por la conservación de las carreteras, destinándose más de 57 millones, y aunque evidentemente es necesario, se aprecia una clara descompensación en el reparto de los fondos, pues esta partida en concreto, absorberá el 16% del total del presupuesto. Mientas que en inversión en nuevas carreteras tan sólo se destinarán unos 25 millones de euros. Aunque si sumamos ambos conceptos llegamos a la conclusión que este año, “es el año de las carreteras” porque si las comparamos con otras partidas, estás son las que se llevan la mayor parte del presupuesto, sin embargo las partidas para puertos y transportes, son las que salen peor paradas.
Y aunque también hemos encontrado en estos presupuestos dotaciones presupuestarias que nos hacen ser un poco más optimistas, como el soterramiento de la línea férrea que discurre por Burjassot (pedida por nuestro grupo parlamentario) o el túnel de la Serra Grossa en Alicante, hay infraestructuras que nos preocupan, que a los valencianos nos preocupan, nos indigna y no comprendemos la situación de bloqueo en las que se encuentra las obras como el caso de la línea T2 Metrovalencia, una obra en la que se ha invertido dos tercios del coste total de su coste, y a día de hoy, con tan sólo una dotación económica de 2,6 millones en los presupuestos (invertidos integros el año pasado en el desmantelamiento de esta infraestructura), en base a la necesidad de la vertebración de nuestro territorio, preguntamos a la Conselleria: ¿van a dejar que se pierdan los 195 millones ya invertidos?
La comunidad Valenciana tiene unas necesidades en infraestructuras que arrastramos desde hace años, como: el Parque Central, el soterramiento vías y de nuevas estaciones, el Tunel Pasante, el Acceso Norte, la T2, el contrato programa para el transporte, el Consorcio 2007, la ZAL, el tren de la costa, las conexiones al Corredor Mediterráneo en las tres provincias, el propio Corredor Mediterráneo que cada año que pasa se retrasa dos más pues se vuelve a modificar su trazado, entre otras.
Estos son los problemas, las deficiencias, las necesidades de la Comunidad Valenciana, las demandas de todos los valencianos. No todas estas infraestructuras son competencia de esta Conselleria, pero sí son responsables de dar una respuesta, ¿qué va a hacer ante todas estas necesidades?
Tanto mirar hacia atrás, de estar pendiente del constante y eterno lamento por la deuda recibida, les ha quitado la visión realista de la situación y de su propia gestión, imitando los mismos errores que anteriores gobiernos en estos presupuestos, pero incapaz de reconocerlo.
María José García