Romancillo del tribunal
Hace ya unos cuantos meses, me prometí a mi mismo no volver a escribir sobre temas de política nacional, ni local, pero esta mañana, al encontrarme leyendo el Decreto de la Alcaldía nº 1830, de fecha 18 de noviembre de 2013 y que todos los ciudadanos pueden leer, pues los Decretos son de libre disposición, el demonio me ha tentado y aunque lo que les voy a contar, en forma de romancillo, con algún que otro ripio de regalo, como lo hacían los juglares y titiriteros años ha, me he dado cuenta que irremediablemente voy ha estar en pecado mortal y que el día que me arrepienta voy a tener que cumplir una amarga y dura penitencia.
En un pueblo de mi España,
cuyo nombre sí recuerdo,
hubo oposiciones,
donde abundan tantos lerdos.
Había que aprovisionar,
dos Oficiales del Cuerpo,
de la Policía Local,
de esos que son “policeros”.
Mas según marca la ley,
por razones del servicio,
hubo retén de crédito,
informes de todo tipo,
intervinieron Recursos
Humanos y de otro sitio
que dispusieron reparto,
por cierto, con mucho oficio.
Les repito que es legal,
todo lo que aquí les cuento,
y lo que ahora leerán,
con buen o mal argumento,
es la pura realidad,
no es algo que yo me invento,
ni es de una falla el guión,
es algo que yo lamento.
Se formó un Tribunal,
Calificador de pruebas,
con experiencia, bonito
y un montón de cosas buenas.
Ellos no tienen la culpa
que se haga de estas maneras,
pero casi nos cuesta más
que el traje de las falleras.
El tal estaba compuesto,
por doce buenas personas:
Un Presidente y Suplente,
por si acaso se indispone,
Secretaria y la Suplente,
cuatro Vocales de casa,
también otro de suplente
y además tres Asesores.
¿Y para qué tanta gente?
Si era para controlar,
a los efectos oportunos,
el respeto hacia la ley,
para esto, basta con uno
que en horario laboral
y después del desayuno,
los días que haga falta
les vigile a los alumnos.
¿Saben que nos ha costado,
este Tribunal de Oficio?
Dos mil seiscientos setenta y tres,
euros con unos “centímos”,
a cargo de nuestros fondos
que salen de los bolsillos,
de ciudadanos decentes
que se sienten exprimidos.
Si al menos estos sirvieran,
para acabar tanto robo
que hay en nuestra ciudad,
cuando con cara de bobo,
ves como en tu propiedad,
han arrasado con todo,
sin que haya una autoridad
que al menos los pare un poco.
Sería más efectivo
y de más aplicación,
regalar Cuadernos Rubio,
a toda la Corporación,
también a los Funcionarios
y a los guardias de fondón,
que ponen multas a pares.
¡Para eso, me basto yo!
Para manejar el “boli”,
no hace falta tanto show.
Hay que ser más racionales,
cosa que no abunda, no
y no generar más gastos
que este pueblo ya se hundió
y salir del agujero,
nos va a costar un riñón.
Que alguien le ponga freno
que estas cosas hacen “pupa”,
calientan la población
y generan mil disputas.
Ya no vale, “paga el pueblo”,
hay que buscar otras rutas,
o alguien irá y les dirá
que se vayan, “a ca una…”
A Pepito Ríos “El punxaor”
Sr. Meapilas, es usted tan noble como generoso. Realmente me conmueve y predispone sus deseos de felicidad, Felecidad que yo les deseo a usted, a su familia, y al resto de los seres con los que compartimos este planeta. Un abrazo y muchas gracias