Historia apócrifa del traje de Castellón de la Plana
Otra de esas artes menores son los tejidos. Recuerden la importancia que tuvo en las cortes europeas las sedas de Valencia y como recientemente han sido protagonistas de las bodas de las infantas Helena y Cristina, sin olvidar que son la materia prima del rico y suntuoso traje de fallera.
Al terminar la Guerra Civil, la Sección Femenina perteneciente a Falange Española, recibió el encargo de crear una sección de Coros y Danzas que recorrería el territorio nacional, en exhibiciones propagandísticas, del bando ganador, encubiertas con el sobrenombre de folclore español. En el exterior, teníamos una remarcada etiqueta que nos habían impuesto, sobre todo, las películas “americanas”, al adaptar las obras de Vicente Blasco Ibáñez, al fructífero negocio del celuloide, de que esto solo era un país de toreros y gitanos.
No había tiempo que perder y todas las delegaciones provinciales, recibieron una carta a finales de 1943, de doña Pilar Primo de Rivera, máxima dirigente nacional de la Sección Femenina, con el encargo de organizar un grupo de personas que ataviadas con el traje provincial, deberían representar a la misma, entre otros eventos circunstanciales, en la manifestación sindical anual del 1 de Mayo, festividad de San José Obrero. Haciendo un inciso y para situarnos mejor en el momento político, doña Pilar era hija de don Miguel Primo de Rivera, marqués de Estella, general y político que había sido Presidente del Directorio Militar de 1923 a 1925 y Jefe de Gobierno de 1925 a 1929 y hermana de José Antonio, abogado, fundador de Falange Española y con su fusilamiento en Alicante el 20 de noviembre de 1936, héroe y mártir de la cruzada.
La delegación de Castellón de la Plana, según me contaron detalladamente de palabra, pero sin podérmelo demostrar con documentos, se encontraron con el dilema de que en la ciudad no habían antecedentes de un traje que pudiera representar a toda una provincia y ni siquiera a la ciudad. Estaban atareadas las componentes delegadas, entre las que se encontraban las burrianenses Paquita Fandos Fandos y Mª Victoria Comes, en encontrar una rápida solución al problema presentado. Los días pasaban y no llegaban a un satisfactorio acuerdo. Entonces Mª Victoria, expuso que tenía en su poder unos arcones que habían pertenecido a sus tías y su madre, repletos de ropas y complementos, de finales del siglo XIX y principios del XX. Ella rebuscaría y aportaría las vestimentas que le parecieran más adecuadas.
Y así fue, representantes provinciales de la Sección Femenina, eligieron entre los ropajes aportados lo que se convertiría en el traje oficial de Castellón de la Plana. La falda debería ser más corta, por debajo de la rodilla para que no molestara en danzas y bailes colectivos.
Con todo mi bagaje oral recibido, decidí visitar a Paquita Fandos, gran conversadora que también fue miembro destacado de Falange, con quién me unían lazos familiares y largas “xarradetes” de temas culturales, políticos y sociales. Le conté toda la historia, con pelos, nombres y señales y ella, con la seriedad que la caracterizaba, me contestó con un escueto “Santiago, jo d’això que tu me contes, no sé res” y me pasó a otro tema.
Posiblemente no sea verdad todo lo que me contaron y que sea una más de las leyendas que jalonan la historia de los pueblos, como la de la “rata penada” que parió en la tienda de Jaime I, al levantar su campamento en Burriana, cuando se trasladó al Puig, para iniciar la conquista de Valencia, pero..., sería bonito que lo fuera o al menos curiosamente interesante que los orígenes del traje de castellonera, fueran los de una acomodada dama de Burriana.
