Hay que ser mucho más efectivos en la gestión municipal

En Burriana estamos acostumbrados a que, de cara a la valoración del año que acaba y la apertura del nuevo, los diferentes grupos políticos sigan hablando de los mismos temas recurrentes de siempre.

Sin duda, volveremos a escuchar propuestas de diferente pelaje sobre la Urbanización del Parque del Arenal, la Remodelación del Centro Urbano con el ansiado y nunca realizado aparcamiento en el centro, el eternamente prometido Paseo Marítimo de la Serratella, o incluso la Urbanización Golf Sant Gregori, que ya está saliendo, afortunadamente, de su largo letargo de casi 20 años.

Está claro que todos estos temas tienen unos componentes muy complejos y que el final de su larga tramitación  podrá suponer un cambio radical para la ciudad y el final de la perenne percepción ciudadana sobre la falta de aptitud de nuestros gobernantes.

Pero existen otros muchos  bastante más sencillos de resolver que, desgraciadamente, también se enquistan y, ante ellos, unos equipos de gobiernos detrás de otros se han mostrado incapaces de dar una solución adecuada.

Es el caso de tres proyectos que, a mi humilde opinión, definen con total claridad la falta de la efectividad en la gestión de los gobiernos de turno.

El primero de ellos es la no apertura del Museo de la Naranja después de casi 8 años desde su cierre, provocado por la falta de pagos de la Generalitat Valenciana, patrono importante, aunque no el único, de la Fundación que se constituyó para su creación y desarrollo. No caben excusas para quien ahora corresponde, que es el actual equipo de gobierno, por tener cerrado tanto tiempo el único Museo de este tipo en España y que, desde su apertura en 1995, ha servido para ensalzar la actividad económica más importante en la ciudad en los últimos 150 años y por la que somos reconocidos en el mundo entero.

El segundo es la falta de una pasarela fija en la desembocadura del Río Ana en el Clot de la Mare de Deu, para evitar la falta de acceso a la zona de Les Terrasses, cortado recurrentemente varias semanas al año  y que supone, además,  un importante gasto económico para el erario público en su repetida reposición en precario. Este tema lleva más de 20 años sin resolverse y, lo que es peor, desde  que las aguas pluviales de la zona este de Vila-real desembocan en el río Ana, hace ya más de 10 años,  la pasarela de tierra se ha de reponer tres o cuatro veces cada año al aumentar de forma importante el caudal en períodos de lluvias.

El tercer y último ejemplo del déficit de  gestión municipal es la perpetuación a lo largo de más de 10 años de la torre eléctrica de media tensión existente en la mitad de la Avenida Argila, en el polígono industrial de la Carretera de Nules. Ya forma parte del paisaje urbano, y de muchos chistes populares que la definen como la  torre de Burriana, París y Londres.

Podrían haber muchos ejemplos más, como la precariedad del parking actual en la Terraza Payá, la Unidad de Ejecución A30-A31 en la Serratella, o las curvas en la conexión actual  del barrio la Bosca con la CV-18 que, con un tráfico muy intenso, provocan constantemente caídas de vehículos en la acequia de la Tanda,  u otros temas de similares características por resolver de los que tenemos muchos todavía en la ciudad.

No somos pocos los ciudadanos que creemos que todos estos temas, cuya resolución daría la mejor imagen de la buena gestión municipal, no son sino el mejor ejemplo  de lo mucho que todavía falta por hacer, por lo que debería de ser la prioridad de nuestros representantes municipales y donde más fácilmente podrían ganar méritos políticos.

No creo que sea justo no dar al actual equipo de gobierno el mérito de que, al menos,  está intentando, en estos casi 5 años, resolver muchos temas enquistados. Pero también habría que poner en la balanza  la poca efectividad en la resolución de los temas aquí enunciados, no demasiado complejos, y que darían claramente el nivel que se debe esperar de quienes hemos elegido para que nos gobiernen.