L'Arenal Sound, ¿El próximo alcalde de Burriana?

Tenía serias dudas, hasta que no pasara el evento,  de hablar en este humilde blog  del festival que todos los años nos inunda de jóvenes y adolescentes de todo el país las calles de la zona marítima para mayor beneficio de una avispada empresa privada.

     Ha sido para muchos ciudadanos una sorpresa que, un tema tan importante para el desarrollo turístico de Burriana, no haya tenido durante la reciente campaña electoral ni un solo comentario o que prácticamente ninguno de los partidos políticos que se han presentado a las elecciones llevara en su programa ni una sola palabra referida al festival.

     Si tenemos que buscar una explicación del porqué de este silencio ominoso solo se me ocurre pensar en  que unos y otros no saben muy bien qué hacer en un tema tan polémico en los últimos años, con problemas de congestión importantes y soluciones truculentas a última hora sobre la bocina. Solo así se puede definir  la descarada suplantación de la autonomía municipal por la Generalitat Valenciana. De esto último podríamos hablar largo y tendido, aunque no es lo que nos ocupa ahora, pero sí que cabe una mínima consideración: ¿Alguien, aparte de en Valencia, cree que el Festival Arenal  Sound se hace en Burriana,  en Vila-real y en Nules a la vez?

     El silencio de los partidos políticos, en elecciones o incluso después, solo puede entenderse desde la incapacidad histórica de nuestros gobernantes para arbitrar una solución de futuro  para el desarrollo turístico de la ciudad en la que  el Arenal Sound no sea el centro de todo, sino que se pueda suplir o complementar por otros eventos que faciliten la llegada de turistas de mayor nivel adquisitivo y huir del tan denostado low cost que tantos problemas causa aquí y en algunas zonas turísticas consolidadas de la costa. Esperemos que pronto sean capaces de verlo y se pongan manos a la obra.

     Y eso que contra este evidente silencio hay muchos temas de qué hablar, como por ejemplo la incapacidad del Ayuntamiento de que el festival obtenga todas las licencias de ocupación o de actividad en cuanto se empieza la ocupación de las vías públicas (en algunas calles, plazas y avenidas ya hace casi un mes) y no cuando ya ha empezado o incluso terminado el evento.

     O también del pago irrisorio de 60.000€ que efectúa la empresa por el uso de todos los terrenos públicos del Arenal, cuando solo por el alquiler de dichos terrenos para la acampada de los sounders  ingresan más de 1.000.000€.

     También podíamos hablar de la polémica de hace unos meses por la compra al Estado por parte de la empresa en subasta pública de los 16.600 m2  de una franja de terreno en el Arenal por los que ha pagado más de 400.000€. Siendo que este terreno  ha sido utilizado de forma totalmente gratuita por el festival por no formar parte de los terrenos municipales (en los que se paga poco pero algo se paga) solo se puede entender esta compra desde un pretendido chantaje al Ayuntamiento para conseguir mejores condiciones cada año. En su momento, el equipo de gobierno decidió no personarse en la subasta para negociar después con el Ministerio de Hacienda su adquisición, pero no ha podido ser así por la inoportuna intervención de la empresa. Aún así, el consistorio, propietario del 95% de los terrenos del resto del Arenal, tiene mecanismos legales a su alcance para hacerse con ellos, incluso por un precio mucho menor.

     Pero lo que me ha animado definitivamente a escribir ahora estas líneas es la noticia aparecida en un medio de comunicación en el que, aparte del discutible lenguaje bélico de que “la lucha ha terminado”, referido a la reciente retirada de las denuncias por parte de algunos vecinos del grupo Roger de Flor, los representantes de la empresa amenazan al Ayuntamiento con que ”la no celebración del festival supondría alrededor de 5.000 votos de los jóvenes y nuevos votantes  de la ciudad”.

     Ante tan delirante afirmación tan solo cabe preguntarse en qué lugar de qué nube más alta están situados los dueños del Arenal Sound para aumentar el grado de amenaza al equipo de gobierno y pasar del recurrente de los últimos veranos “si no consigo lo que quiero me voy a otro lugar”, al más sibilino “quien se atreva a ir contra mí, que sepa que va a perder las elecciones”.

     Me gustaría saber cómo se piensa en llevar a cabo esta amenaza, ¿creando un nuevo partido político, o apoyando económicamente al partido político que siga sumiso a sus indicaciones?

     Cualquiera de ambas soluciones dice muy poco de la ética y la responsabilidad social de quienes han utilizado en los últimos 10 años con gran provecho particular los mejores terrenos  de la zona marítima de Burriana, en la mejor semana del verano y con la mayor de las ayudas de algunas instituciones, que no tienen ningún empacho en saltarse  a la torera la autonomía municipal y pasar por completo del Plan Estratégico de Turismo de Burriana para solo pensar en los grandes números de sumar turistas en la Comunitat, aunque sean de bajo nivel adquisitivo y no se puedan fidelizar. Parece que en las altas esferas no quieren darse cuenta de que estos  turistas son  jóvenes y adolescentes que no volverán  nunca más por la ciudad en otras etapas de la vida, ya que a ciertas edades  no se es capaz de aguantar las incomodidades del cámping (o lo que sea) con escasos servicios o la congestión en una zona de 10.000 habitantes en la que en una semana se le añaden multitudes. Hace tiempo nos dijeron que lo conveniente era no pasar de 30.000 jóvenes al día, años después nos dicen que lo óptimo son 50.000 y ni uno más para así evitar problemas de seguridad, y este año ya hablan de 60.000 diarios. ¿Alguna vez sabremos la verdad de los que realmente entran al festival?

     Una vez pasada esta semana fantástica creo que en la casa consistorial y en la calle habrá que plantearse muchos temas sobre un festival en el que, a pesar de todo,  muchos ciudadanos seguimos creyendo, pero siempre que no solo beneficie a una empresa privada. Es muy importante  que la ciudad también  obtenga un beneficio público y no solo las incomodidades causadas por unas  infraestructuras que no están preparadas para albergar a tantos jóvenes ávidos de fiesta, sol y playa.

     Y si no somos capaces de plantearlo pues que sepamos que a lo mejor el próximo alcalde de Burriana es el Arenal Sound.