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Reflexiones sobre el nacionalismo y Cataluña

    Hoy un amplio conjunto de ciudadanos españoles, tenemos suficientes motivos para estar preocupados al constatar las actuaciones del nacionalismo catalanista, que han llevado a cabo el ex – President Carles Puigdemont con su Govern y el Parlament de Cataluña.

    Actuaciones todas ellas, que por ilegales, han sido anuladas por el Tribunal Constitucional y la Fiscalía General del Estado, ya que “la declaración de la Independencia y de la República catalana”, ha constituido la violación de la Constitución de 1978 y de las normas democráticas del Estado Social y de Derecho que contempla la Carta Magna, y el propio Estatut de Cataluña.

    De ahí que, en aplicación del artículo que contempla la citada Constitución para que “Si una Comunidad Autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuase de forma que atente gravemente el interés general de España, el Gobierno previo requerimiento al Presidente de la Comunidad Autónoma, y en el caso de no ser entendido con la aprobación por mayoría absoluta del Senado, podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquella al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general”, ha sido el recurso legal y constitucional del Gobierno de España, - y de cualquier otro signo político, si hubiese sido – para proponer las medidas que ha entendido van a contribuir al restablecimiento de la normalidad democrática en Cataluña con la convocatoria de elecciones para el 21-D.

    Y por la necesidad de ello, y para salvaguardar la Constitución, el PSOE y Ciudadanos han coincidido con el Gobierno de Mariano Rajoy. Y como bien ha reiterado Pedro Sánchez, el PSOE no ha apoyado – lo que, con mala fe – le quieren atribuir “los malvados anti-socialistas” a Mariano Rajoy, sino a la Constitución. Y las diferencias que las hay, y se manifiestan en la radiografía de la España de hoy que hace la derecha del PP y la que efectúa el PSOE, y van a ver más diferencias, cuando se empiecen a plantear las reformas de la Constitución y de cuál debe ser el futuro de nuestro país que contemple la Constitución, y la reforma de la misma  que tendrá que ser  refrendada, por todos los españoles. Ya lo veremos.

    Y medidas similares como las que contempla el artículo 155 de nuestra Constitución, existen en todos los países democráticos, es más, el artículo es idéntico al que figura en la Constitución de la República Federal Alemana.

    Haciendo estas afirmaciones, lo que hoy quiero abordar, no son las actuaciones de los Tribunales, fiscales y jueces, ni tampoco la fuga de Puigdemont y sus declaraciones ante el juez belga  y cuyos argumentos han sido: “Que si es encarcelado, estallará una Guerra civil en España”, ni la de Carme Forcadell con su “Acatamiento de la legalidad Constitucional y la afirmación que la declaración de independencia fue simbólica” delante del Tribunal Supremo, ni del espectáculo que ha creado tales actuaciones en la sociedad catalana y las expectativas que han provocado las desavenencias de los partidos independentistas donde van participar cada uno con sus listas, y las expectativas que se van perfilando  según sean los resultados de las elecciones convocadas para el  21-D.

    Bueno sobre todo esto y estas declaraciones de los “salvadores de Cataluña con la Independencia y la República”, ya dedicaré otro artículo.

    Mi intención hoy, es examinar cómo, el nacionalismo catalanista independentista, ha llevado hasta aquí a la “Ilegal ruptura de  Cataluña con España”, con actuacionesque fueron primero suspendidas y luego anuladas por el Tribunal Constitucional.

    Porque me parece interesante, que esos tópicos que han tenido siempre los catalanes, de gentes sensatas y con sentido común, que siempre han funcionado, y que hasta Franco decía que los catalanes eran laboriosos, y que siempre han funcionado. Explicar porque eso ha cambiado. La Cataluña de los años 1900 no tiene nada que ver con la Cataluña de hoy en día.

    En Cataluña ha habido una constante, la de dar Golpes de Estado, que nada tiene que ver con el Conde Duque de Olivares, ni con su himno, ni con Felipe V que elimino los privilegios feudales con el decreto de Nueva Planta, que durante muchos, pero que muchos años no se habló en absoluto del tema.

    No existía eso del catalanismo, ni el separatismo, hasta de tal forma que durante el reinado de Fernando VII, los catalanes pedían al Rey más autoridad, es decir todo lo contrario a que se les estaba oprimiendo. No había ninguna conexión que muestra la opresión del Estado, de esa España que constantemente ha estado oprimiendo a Cataluña, que se han inventado.

    El Nacionalismo español, el estudioso pionero y lúcido del mismo, Juan Linz  ya diagnosticóen 1973, que el problema del Siglo0 XIX fue una “Crisis de penetración” del Estado,  incapaz de influir política y culturalmente en la sociedad por medio de instituciones educativas ó de valores y símbolos aceptables para el conjunto de ciudadanos.

    Tesis semejantes han sido defendidas por historiadores como José María Jover, y de manera más contundente por Borja de Riquer, para quien el desarrollo de nacionalismos alternativos al español en el siglo XX, no se habría debido tanto a la “Fuerza e insoportable presión centralizadora del españolismo”, como a lo contrario, es decir a su debilidad, a la escasa eficacia del proceso nacionalizador estatal del siglo anterior, cuyo resultado fue “Una débil identidad española”.

    Sin embargo, aunque esa fue la historia, ese “catalanismo oprimido” aparece a finales del siglo XIX como emergencia de los nacionalismos europeos. Los nacionalismos que provocaron la I Guerra Mundial, que no hay que olvidar, provocaron en Europa millones y millones de muertes, y las que provocaron el Nacionalismo alemán con Hitler en la II Guerra Mundial, y las muertes de nuestra Guerra Civil producto del nacionalismo de Francisco Franco. Que razón tenía Mitterrand, cuando afirmo que: “El nacionalismo es la guerra”.

    La aparición del nacionalismo en Cataluña a finales del siglo XIX se expresa con una cierta reivindicación de la lengua y al mismo tiempo que se está viviendo un momento difícil para España por la pérdida de las colonias. Y es en aquellos momentos que el catalanismo surge, en una región industrializada que se cree que son los más ricos e inteligentes, más cultos que el resto de los españoles,  lo que ya constituye un insulto a todos los españoles. Y esto es el sentimiento catalanista, después está la cultureta, la sardana, pero la verdad del sentimiento nacionalista es siempre el odio al vecino, y la separación del “Estado opresor”.

    Y ese catalanismo lo lideró Francisco Cambó que luego fue ministro de la Monarquía, y en 1921 cuando se recrudeció la lucha obrera en Cataluña, Cambó se solidarizó con la política represiva del general Martínez Anido y declaró que era aplaudida por la mayoría en Barcelona, cosa que fue mentira. En febrero de 1936 fue derrotado por las izquierdas, y durante la Guerra Civil   apoyo económica y financieramente al general Franco. Y tal ha sido la trayectoria vital y  política de este gran profeta fracasado del nacionalismo catalán.

     Cataluña fue tomando una cierta dimensión, porque es verdad que Cataluña ha adquirido una evolución social importante, más que el resto de otras regiones.

    Pero como es posible defender los rasgos diferenciales con esas cosas, para defender la independencia y la República en Cataluña, y la ruptura con el resto de España.

    Eso es un auténtico insulto al resto de los españoles, que no se puede admitir de ningún modo. Y además para llegar a esta situación han estado durante 35 años día tras día practicando el victimismo, el España nos roba, han inventado una historia, en donde los buenos son los catalanes independentistas y los malos, los fascistas son los catalanes que quieren  que Cataluña sea lugar para la convivencia ciudadana y de Libertad y Democracia con su auto-Govern sin ninguna ruptura con España ni con Europa.

    Ahora todos los catalanes van a tener la oportunidad de decidir en las urnas el 21-D, una nueva correlación de fuerzas,  para iniciar la recuperación de esa Cataluña que millones y millones de españoles deseamos, con el apoyo masivo a los constitucionalistas, para no volver a situaciones idénticas si los Nacionalismos separatistas salen victoriosos de las urnas.

    Yo espero que de las experiencias vividas con la aventura independentista, el pueblo catalán vaya a decidir mayoritariamente los cambios que se deben producir en las bancadas del Parlament, para tener el Govern y el President de la Generalitat que Cataluña se merece porque lo necesita. 

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