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¿Monarquía o República?

    Con ocasión de la condena a los duques de Palma, a la sazón hermana y cuñado del actual monarca, ha servido una vez más, no para apreciar el mayor o menos acierto de la justicia en este país, porque eso de que: La justicia es igual para todos, en este caso se puede decir que. La justicia ha sido igual para "casi todos" porque si eres quien eres y además pariente de quien eres, pues eso: "la justicia es para casi todos". Y puede y debe ser motivo de legítima crítica.

    Pero aprovechar los "aprovechamientos de los parientes", de la más alta institución del Estado, para seguir planteando el mantra ¿Monarquía o República?, me parece de una torpeza política e histórica inadmisible.

    Ahora cuando el interés por la recuperación de la Memoria Histórica y que esta tenga un amplio desarrollo, a uno le indigna determinados planteamientos que seguramente pretenderán más confundir que respetar la verdad histórica, tal y como sucedieron los hechos que hoy son y forman parte de nuestra más reciente historia.

    Ahora cuando lo que se hace necesario es un posicionamiento claro de condena radical de los procesos del Tribunal contra la masonería y el comunismo, la condena de los procesos del Tribunal de Orden Público, y de que no se anularan las sentencias de los Tribunales Militares de excepción que, en juicios sumarísimos, a partir del fin de la Guerra, condenaron a miles y miles de personas socialistas y comunistas, cuyo único delito fue defender la República.

    Ahora se vuelven a ignorar y a tergiversar los hechos y las circunstancias que hicieron posible la Transición de la Dictadura a la Democracia. Y a partir de una interpretación "sui generis" de la historia, vuelven con el mantra ¿Monarquía o República?

    Si hoy se puede plantear el tema de la Memoria Histórica, como no se pudo hacer en 1977, 1978, en el periodo de la Transición, fue por algo muy sencillo, que a veces cuesta trabajo entender a algunas personas, que como Pablo Iglesias y otras que, con sus críticas a la Transición, ignoran o se les olvida deliberadamente, que el fascismo en España, no desapareció de la misma manera que desapareció en Europa.

    En Europa, el fascismo fue barrido militarmente, juzgados y condenados sus líderes, colgados en Núremberg, y en otros sitios otros, mientras que, en España, y esto es algo que no podemos olvidar, acabamos con la Dictadura franquista, con una alianza no declarada, pero tácita, concebida entre la izquierda de este país, el PCE, y el PSOE, la oposición democrática y una parte del franquismo, que fueron los reformistas del franquismo organizado.

    Y se tuvo que hacer porque la Guerra, y la represión habían dejado condiciones en las cuales no había quien se plantease – salvo el PCE y algunos grupos – la tarea de derribar al franquismo.

    Lo que se planteaba la oposición democrática, era remplazar, substituir lo que había, porque la tarea de derribar la Dictadura, no existió más que en una minoría, que nunca fue suficientemente fuerte para romperla.

    Y aprovechando una brecha que se produjo en el bando franquista, en un momento en que la burguesía española necesitaba entrar en la Unión Europea, en un momento donde la burguesía española necesitaba unirse al proceso de globalización capitalista que se desarrollaba, empezaron a desarrollarse una serie de preguntas, y es que, la existencia de la Dictadura era una dificultad.

    Y esa posición de la burguesía española fue la que unió a los reformistas del franquismo, incluso a algunas gentes de la oposición, fue la brecha que se aprovechó para poner fin al régimen franquista y para abrir un proceso democrático en España.

    Y se sabía, que, por ese camino, las cosas serían más largas, que la Democracia española tendría equis defectos, que no sería una democracia tan pura y tan limpia como las que se habían logrado en otros países con la derrota militar del fascismo y la ejecución de sus dirigentes.

    Y esa era la única manera de salir a una situación democrática, en la cual las fuerzas progresistas, las fuerzas ya legalizadas, pudieran ponerse en tanto a partir del tiempo, del sufrimiento de nuevas generaciones a actuar. Y claro que en ese momento tan importante para España y los españoles, ya se comprobaba cuan dura y difícil era la derecha de este país.

    Porque tenemos una derecha carpetovetónica hoy aún en el 2017, una derecha profundamente reaccionaria, no comparable con la derecha europea. Tenemos una derecha que, a fuerza de mentiras y manipulaciones a pesar de su corrupción, siguen gobernando en minoría. Y con su política, aunque sea el PP el partido más votado, lo que sigue buscando desesperadamente es la destrucción de las fuerzas de izquierda.

    Por eso desde las amenazas de convocar nuevas elecciones, si el PSOE – versión Gestora y Susana Díaz - si no le aprueban los presupuestos, espera lograr que no sea Pedro Sánchez que ya ha anunciado que si es elegido en las Primarias y el Congreso se aprueba el carácter de izquierdas del PSOE, y no subsidiario del PP, no solo no tendrá el no a los presupuesto de ese nuevo partido, sino una oposición seria y coherente con el liderazgo de Pedro Sánchez.

    Y ahora más que nunca, si se quiere vencer a esa derecha carpetovetónica y corrupta, del PP, hay que apoyar votando en las primarias a Pedro Sánchez, para que vuelva a ser el Secretario General del PSOE.

    Porque, ya no hay la necesidad absoluta de acuerdos con la derecha que representa el PP, y si algún día nuestro país sufre una invasión de marciano. Que nadie lo dude que todos los españoles lucharemos codo con codo para rechazar el ataque de los marcianos.

    Ahora lo que se impone, porque lo necesitamos, es la unidad de las fuerzas de izquierda y de las fuerzas democráticas para hacer triunfar y consolidar el proceso democrático y progresista en España.

    Y si gritan y amenaza Mariano Rajoy y sus muchachos, con el triunfo de Pedro Sánchez y de un PSOE no servil a sus intereses de Gobierno, pues que griten hasta quedarse afónicos. Lo importante es que la izquierda y los demócratas de este país, no se arruguen, ni tampoco la ciudadanía que asustadiza siguen votando a Mariano Rajoy y su PP.

    No hay que arrugarse en esa batalla por reafirmar la izquierda que representara Pedro Sánchez al frente del PSOE, y para rechazar a quienes como Susana Díaz y desde la Comisión Gestora pretenden hacer de ese partido una fuerza social-liberal, un partido sub-alterno del PP.

    No estamos en 1936, estamos en la segunda década del siglo XXI, y a pesar de toda su fuerza, de todas sus manipulaciones, yo estoy convencido que la Democracia y las fuerzas de izquierda y de progreso acabaran triunfando en nuestro país.

    Y hoy, cuando se contemplan las discrepancias en partidos como el PSOE donde se presiona por todos los medios, desde los poderes facticos, políticos y económicos para tratar de sepultar a ese joven dirigente de izquierdas, Pedro Sánchez, dan ganas de gritarles a la banda de colaboracionistas con la derecha de este país, para que cesen de actuar tan vergonzosamente.

    Y cuando estamos en estas circunstancias, y uno constata las voces desafortunadas, por desfasadas y erróneas que repiten el mantra ¿Monarquita o República? No puede uno callarse ante tanta torpeza que confunde más que aporta, medidas y propuestas a los problemas reales que tenemos planteados.

    ¿Monarquía o República? Es de entrada una premisa pedestre y ridículamente irreal. Porque planteándolo así, se está falseando la realidad. Claro si lo que se quiere, el objetivo es poner todo patas arriba, las conquistas de Libertad, Democracia y la Constitución, que dicho sea de paso ha logrado en nuestro país la estabilidad más sólida desde los Iberos y los Celtas – Valga la expresión-. Pues bien es una buena forma plantear ¿Monarquía ó República?, todo patas a arriba.

    Pero si se quiere un análisis serio sobre la cuestión ¿Monarquía o República? Habría que empezar por reconocer que la República es solamente un modelo de Estado que se opuso al sistema monárquico cuando este, estuvo históricamente agotado.

    En primer lugar, porque la gente, la de a pie, no somos ni analfabetos históricamente hablando, ni tontos y sabemos que la República es solamente un modelo de Estado opuesto a la Monarquía, que fue válido en el contexto de la caducidad de la Monarquía, por ser un régimen agotado e insostenible en nuestro país. En la medida que el jefe del Estado, en el primero fue elegido por los ciudadanos, pero que de ninguna manera, la forma Republicana del Estado ni aseguró, ni es garantía hoy, ni mucho menos de un modelo idílico de bienestar, ni envidiable ni deseable, como modelo de Estado para nuestra sociedad y para nuestro país en el Siglo XXI.

    Veamos, algunos de los países más prósperos y libres del mundo en materias de derechos económicos y sociales que son precisamente Monarquías consolidadas - aunque no sea a estas a quien se lo deban en lo fundamental -, véase sino a Dinamarca, Suecia, Noruega, Holanda, Reino Unido, que también están inmersos en la economía globalizada, la gran crisis y la Depresión económica mundial.

    Y por otro lado, algunos países de los más degradados son Repúblicas, como la del Congo, Corea, y no hace falta irse muy lejos y si el Alzhéimer no nos está afectando, acordarnos de nuestra vecinos Portugal que es una República y lo fue durante la larga dictadura fascista de Oliveira Salazar.

    Y Repúblicas lo son Francia, Alemania, Italia, Grecia, Irlanda que entre otras y no por ello, están exentas de padecer la crisis económica y la Depresión, origen de todos nuestros males, y de las gestiones políticas de partidos de un signo u otro con los consiguientes problemas: paro, desigualdades, Déficits y una Deuda impagable, la pérdida de derechos económicos y sociales, y el empobrecimiento generalizado de estas sociedades.

    ¿Y por qué? Pues porque, tanto los países citados como Monarquías, como los que son una República, su modelo de Estado no les protege de la Gran crisis económica, ningún modelo de Estado es hoy una vacuna que les libra de los males que estamos padeciendo hoy en el mundo de la globalización y la crisis del sistema banquero y financiero internacional. Y que sea Monarquía o República, hoy en la segunda década del siglo XXI es absolutamente igual, no es determinante para hacer frente al gran poder político del capitalismo financiero. Que ese es el problema que hay que abordar, para lograr la democratización política de la economía y del mundo financiero.

    Para hacer frente a ese reto, lo que se requeriría es una gran alianza de las izquierdas en nuestro país, hoy más que alejados, confrontados por el "matrimonio de conveniencia Podemos-IU" con el objetivo de acabar con el liderazgo del PSOE de la izquierda real - si estos fueran capaces de enmendar su trayectoria poniendo fin a sus "mantras" anti-PSOE y de guardar en el baúl de los recuerdos sus reivindicaciones republicanas – y de elaborar un "Programa Común" reformista y progresista inequívocamente de izquierdas y transformador de la España de hoy y de una Europa, que también hay que transformar para hacer la de C. Europea el trampolín de lanzamiento de políticas auténticas socialdemócratas de izquierdas, que impulsen la economía productiva generadora de empleo, y también para lograr una Europa solidaria y de paz.

    Creo que fue Napoleón quien dijo que las batallas se ganan decidiendo el campo donde se libran, el día, la hora y la estrategia en la batalla. Es decir, no equivocarse de cómo atacar al enemigo, y no perderse en batallitas que no conduzcan nada más que a perderse y que debilitan las fuerzas de la tropa.

    Pues eso es lo que yo creo, que deberíamos hacer desde la izquierda en nuestro país. Situar lo fundamental como tarea prioritaria, - que no dudo que algunos lo hacen – como es el PSOE, en lugar de marear la perdiz con los modelos de Estado. Yo creo que el mantenimiento de la reivindicación de la III República hoy, viene más a confundir a la ciudadanía que otras cosas, que tenemos que situar en primera línea reivindicativa.

    Yo entiendo la especie de veneración que en nuestro país se tiene por la República, porque el ser el modelo de Estado que expulso a la nefasta Monarquía de Alfonso XIII, y restituyo derechos y libertades, el pueblo supo defender con la heroica organización popular la República frente al golpe militar fascista de Franco. Y que tras ella fuera la Dictadura del Generalísimo Franco la que nos impuso un régimen de terror, persecución y fracaso económico. Los españoles es lógico y necesario guardemos el respeto histórico que se mereció la II República.

    Y ese amor por la República entre militantes de IU parece a veces que se olvidan de que al instaurarse la Segunda República, el PCE poseía una fuerza muy reducida, que se desenvolvía con dificultad entre dos grandes fuerzas muy arraigadas, una, el PSOE y la UGT, que formaban un bloque, y otra, el movimiento confederal anarcosindicalista en el que en ese momento predomina la FAI.

    El PCE que en aquellos momentos no podía desarrollarse por la persecución de Primo de Rivera, sufrió la enfermedad del sectarismo y se encontraba muy aislado de las masas obreras. Frente a la República opuso la consigna de "El poder para los Soviets", que no existían en España.

    En la ebullición política existente, pronto surgieron y se desarrollaron en el interior del partido tendencias que pugnaban por una política más adecuada a la realidad nacional, que encabezaron fundamentalmente los militantes José Díaz, obrero sevillano, y Dolores Ibarruri, militante vasca. En el IV Congreso (1932) esta tendencia apoyada por la Internacional Comunista conquistó la dirección del PCE que en 1934 juega ya un papel efectivo en el movimiento revolucionario de octubre y en 1936, es ya uno de los protagonistas del Frente Popular, consiguiendo en las candidaturas de éste, dieciséis diputados.

    El rápido crecimiento de la influencia comunista, no se comprendería sin el fenómeno de la recuperación de la derecha tradicional y su evolución hacia el fascismo, producida tras la disolución de las Constituyentes y el fin del periodo progresista del Gobierno republicano-socialista de Manuel Azaña.

    Estos pasajes, creo yo, que deberían aconsejar a los militantes del PCE y de IU que sustentan la III República como la exigencia máxima de sus reivindicaciones en estos momentos, a revisar sus posiciones políticas y a adoptar las políticas más acorde con la realidad nacional, que requieren el abandono del sectarismo que hoy practican y antaño caracterizó al PCE en la etapa que he señalado.

    Porque, una cosa es una cosa, pero la otra es otra cosa. Es decir, que no debemos confundir en la segunda década del siglo XXI, queriendo plantear "Monarquia o República", como la solución ¿a qué?

    Y si por interés histórico – que es siempre conveniente recurrir a él -volvemos a los ejemplos, y no a los de otros países podremos constatar que nuestra I República fue todo un ejemplo de lo desafortunada que fue.

    En once meses la República paso del modelo Unitaria a Federal, volviendo a ser Unitaria para acabar siendo Federal, y cuyo federalismo de Pi y Margall dio paso a los movimientos cantonalistas, toda una catástrofe a la que llevaron a España el separatismo irracional jamás conocido, que solo vino a facilitar a fin de cuentas el reforzamiento del conservadurismo, y la reacción de las derechas que ejerció una represión brutal, las más cercanas en Alcoy y Cartagena. Y en once meses hubo cuatro presidentes de la República.

    Y si de la II República queremos hablar, dejando la indiscutible etapa histórica que pudo ser si no se hubiese dado el golpe militar de Franco, la República vivió etapas muy diferentes donde bajo la misma se gobernó con moderación en el primer bienio 1931 al 1933.

    Y fue de hecho, durante este periodo donde comenzó el conflicto social, durante la presidencia de Azaña. La lentitud en la aplicación de la reforma agraria por parte de socialistas y republicanos provocó la rebelión de los anarquistas en el primer bienio.

    Los sucesos de "Casas Viejas" es el nombre con el que han pasado a la historia, los episodios que tuvieron lugar entre el 10 y 12 de enero de 1933 en la pequeña localidad de "Casas Viejas" en la provincia de Cádiz, y que constituyeron uno de los hechos más trágicos de la II República Española. Esa masacre de un pueblo por fuerzas de la Guardia Civil, abrió una enorme crisis política en el primer bienio de la República, y fue el inicio de la pérdida de apoyos políticos y sociales que conducirían meses después a la caída del Gobierno Republicano-Socialista de Manuel Azaña.

    Le sucedió el llamado "Bienio negro" del gobierno formado por el Partido Radical y la CEDA (la Confederación Española de las Derechas Autónomas) de Gil Robles que entre 1933 y el 1935 supuso un retroceso para la República porque la coalición conservadora destruyo todas las precedentes reformas sociales adoptadas por el Gobierno Radical-socialista.

    En ese periodo del "Bienio negro" se produjo la "Revolución de Asturias" en 1934 que fue una insurrección obrera ocurrida en Asturias que formaba parte de la Huelga General Revolucionaria y el movimiento armado organizado por el PSOE en toda España y que solo arraigó en Asturias.

    En plena República, en el 34, fue duramente reprimida por el Gobierno radical-cedista de Alejandro Lerroux, contra el que se había lanzado la insurrección por haber dado entrada en el Gobierno a tres ministros de del partido no republicano, la CEDA.

    El Gobierno, recurrió al general Franco que dirigió las operaciones desde Madrid, a las tropas coloniales marroquíes y a la Legión que ejercieron una brutal y sanguinaria represión al pueblo asturiano.

    Si me he permitido recordar, algunos pasajes de los periodos republicanos de nuestra historia, es para ayudarnos en la reflexión a la que todo español deberíamos emplazarnos do hoy – me parece - ante la vorágine de problemas por un lado y por otro las actitudes de políticos y de nuevos movimientos que con sus manifestaciones confunden, no aclaran y falsean nuestra historia. Ya que con la forma de Estado Republicano se han cometido verdaderas atrocidades. Suficientes como para no olvidarlas y poder situar los problemas que hoy tenemos en sus justos términos y en el lugar adecuado.

    La "Forma" y el "Contenido" son dos componentes esenciales de las categorías de la dialéctica Marxista. Distinguirlas en cualquier análisis mediante la diferenciación concreta, es fundamental para no equivocarse en los análisis y en las conclusiones que se extraigan del mismo.

    Por lo tanto distinguir entre la forma y el contenido de un Estado, como por ejemplo el nuestro, no puede admitir ninguna confusión.

    Plantear hoy la necesidad de decidir la forma del Estado: Monarquía o República para poder resolver los graves problemas económicos, olvidándose y dejando de lado el contenido del Estado con plenas libertades democráticas y derechos contemplados en nuestra Constitución desde 1978, que fija a su vez los mecanismos para su reforma, y que proclama la Soberanía Nacional que reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado, y que fija como forma de Estado la Monarquía Parlamentaria, ha constituido hasta hoy, una base inequívoca de estabilidad política largamente desconocida en nuestro país. Creo que esa confusión, no se debe establecer.

    Por eso, a estas alturas a uno le cuesta escuchar la confusión que establecen algunos, al plantear hoy como dilema "Monarquía o Democracia", y permanecer callado sin decir lo que uno piensa, ante tanta ignorancia y confusión histórica.

    Sí, Monarquía o República es un falso planteamiento. ¡Falso rotundamente, de la cabeza a los pies!

    ¿Es que la III República va a dotarnos de mayores contenidos que los que la Constitución hoy en vigor nos ofrece? La única variante sería la de que cada x años podríamos elegir al presidente del Estado al que supongo que nadie de los que aspiran a poder votar al Presidente de la República, le quisieran otorgar ni un derecho más de los que hoy tiene en nuestro país el Jefe del Estado, el monarca Felipe VI. Es decir, ninguno, para poder gobernar.

    Y los problemas de nuestras deprimentes estructuras industriales, el retraso económico y social histórico, que llevamos arrastrando desde hace años, la gestión de la crisis que nos ha endeudado y que no podremos pagar en la vida, y que los niños puedan comer en sus casas sin necesidad de recurrir a la caridad, que el paro deje de ser la seña de identidad de nuestra sociedad, entre otras tantas. ¿Estos problemas los van a solucionar el que la soberanía nacional elija a un Presidente del Estado? Que no podrá ni gobernar ni nada de nada.

    Pues sinceramente creo que NO, que nada cambiaria. Y si es así, y se acepta por los esperanzados "milagros republicanos". ¿Por qué ese empeño en el referéndum? ¡YA! para decidir la forma de Estado.

    Si la forma, no va a modificar para nada los contenidos de nuestro actual Estado. ¿A qué tantas batallitas? Que solo agotan a la tropa y las distrae de lo fundamental.

    ¿Es que estaríamos mejor con un Presidente de la III República que se llamase José María Aznar o Mariano Rajoy o el Felipe González ocupado ahora con su empleo de las "puertas giratorias"? ¿O mejor una mujer como la Sra. Cospedal o la Señora Esperanza Aguirre?

    Vamos, si me lo garantiza alguien y me convence de que los españoles íbamos a vivir mejor, a lo mejor me lo pienso y me pongo a reivindicar el referéndum para la III República.

    Pero mientras tanto, como considero que la cabeza la tenemos encima de los hombros no solo para llevar sombrero, sigo pensando y digo lo que digo, y lo escribo plenamente convencido, que el campo de batalla donde se tienen que librar las luchas y confrontaciones con el actual modelo económico, no es el de "Monarquía o República", sino el de "Democracia y Libertad".

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