Rehabilitar el Plá y aparcamiento para coches.
Hace unas semanas, en este mismo periódico, Miguel Ángel Bodi nos habló de “la historia de la renovación del Plá”. Nos recordó el penúltimo intento de construcción de un aparcamiento en el centro en 1994 “que tanta falta hacía entonces, y ahora más aún casi 30 años después.” Esto me ha hecho recordar la tendencia de los departamentos de arquitectura de las universidades que hace más de 20 años impulsan medidas restrictivas para limitar y eliminar la presencia de vehículos en el centro de las ciudades. La razón es bien conocida. Las contaminaciones por las emisiones de los vehículos dejan unas 10.000 muertes anuales en España. Eso supone que la contaminación del aire mata 9 veces más que los accidentes de tráfico. Por lo que se piensa, que ante resultados tan inaceptables se requieren medidas radicales.
Que hace 30 años se viera como necesario un aparcamiento al centro de la ciudad, era comprensible, por la importancia que se daba a los vehículos privados para circular por las ciudades. Entonces no se tenía el conocimiento que se tiene en la actualidad, sobre las consecuencias de la contaminación atmosférica sobre la salud de las personas. Pero con los datos que hoy se tienen, pretender que los coches aparquen en el centro de la ciudad supone dar prevalencia a la comodidad de los conductores sobre la salud de las personas. Además, supone desconocer lo que proponen las escuelas de urbanismo más avanzadas, que son a quienes les corresponde diseñar el presente de nuestras ciudades con proyección a un futuro más habitable y saludable. Alguno de los lectores recordará las medidas tomadas en los últimos años en grandes ciudades europeas, como en fechas recientes se hizo en Paris. Ampliando las aceras y plantado arboles sobre lo que antes eran calles para reducir la entrada y circulación de coches por el centro de la ciudad. Yo mismo vivo en una calle de València donde ya hace unos 10 años que se ampliaron las aceras y se redujeron los espacios de aparcar los coches para convertir un espació más cómodo para los peatones.
Entre las razones que se alegan para rechazar los aparcamientos subterráneos en las plazas de los centros históricos, podemos citar: los daños sobre los restos arqueológicos, como ya cita Bodí; el grado de cimentación del suelo que implica el aparcamiento subterráneo impiden el enraizamiento de árboles y arbustos, por lo que desaparecerá gran parte de la vegetación de la plaza, que devendrá espacio sin sombra, desnudo y expuesto a los rigores climatológicos, sobre todo, en verano; en la mayoría de las veces, la construcción del aparcamiento subterráneo va acompañado con intervenciones duras que alteran la estética tradicional de la plaza, que contribuye al deterioro del ambiente urbano de la plaza afectada; un aparcamiento subterráneo atrae a los coches aumentando así la contaminación medioambiental, ello supone alejarse del ideal de descarbonización de los conjuntos históricos si el acceso se produce por sus calles; un futuro aparcamiento subterráneo en el Plá empeorará la situación del tráfico, que ya tiene el centro de la ciudad, al generar la expectativa de aparcar el en centro.
Según las tendencias dominantes del urbanismo moderno, resulta inconcebible la idea de crear más plazas de aparcamiento en el interior del Centro Histórico, cuando el objetivo de los Ayuntamientos debe ser la reducción de la cantidad de coches que circulan a través de él. Lo dicho, vale tanto para el Plá como para la Terraza Payá que también está ubicada al centro del Centro Histórico. En mi opinión, la solución debe ser aparcamientos subterráneos situados en el exterior del perímetro del conjunto histórico, que cita Bodí en su artículo, donde las calles son más aptas para la circulación del vehículo privado, sobre todo teniendo en cuenta que el conjunto histórico de Borriana no es tan grande como para que las distancias entre el aparcamiento y el destino del conductor sea muy larga.
En el mismo artículo nos decía que “El Plá sigue pidiendo auxilio a gritos”. En ese punto sí creo que conseguirá un consenso unánime de la vecindad. También, creo que lo conseguirá unanimidad la idea de que el plan de rehabilitación del Centro Histórico, debe incluir un aparcamiento subterráneo. Pero desde mi punto de vista, deberían excluirse el Plá y la Terraza Paya, como posibles soluciones, y centrarse en decidir en cuál de las otras tres soluciones que menciona, (plazas Josep Iturbi, 9 de octubre o Ronda Músico Ibáñez) es la más oportuna. Decisión que deberá tomar el equipo de gobierno municipal. Espero que se centren en ello, ya que, si no lo hacen, cuando se den cuanta se habrá terminado la legislatura y todo seguiré igual.
Aporto una fotografía que recoge un ejemplo de lo que hacen las grandes ciudades pensando en la ciudadanía.
