La vida sigue

Superado el período navideño y el de investidura, que no sé cuál ha sido más intenso, volvemos a retomar la vida en el punto de desconexión previo a las fiestas y con la alegría de ver que, a pesar de los malos augurios que pronosticaban el fin del mundo con un gobierno de izquierdas, aún seguimos por estos lares.

He de reconocer que, aunque el primero es un trámite que cada año me cuesta más sobrellevar, nada que ver con los días de alta tensión del debate de investidura, en el que escuchamos verdaderas barbaridades, acompañadas de mentiras maliciosas, insultos inauditos y presiones ejercidas hacia quienes manifestaron su voto a favor de la investidura, que salían de las bancadas de los representantes de la derecha y la extrema derecha.

Sin embargo, finalmente, hemos podido presenciar el nombramiento de un equipo de gobierno de coalición, algo que parecía tan inasumible hace tan solo unos meses y que, de haberlo conseguido antes, nos hubiera ahorrado pasar por unas elecciones, con su tortuosa campaña electoral incluida, en la que la tensión, los discursos de odio y las difamaciones, fueron creciendo como la espuma, y que llevaron a unos resultados donde la ultraderecha ha crecido, también, exponencialmente.

Y ahora nos encontramos con que ese odio, vertido hacia las formaciones que han apoyado la investidura de Sánchez, se traduce en campañas contra las personas, como el caso de Guitarte, con amenazas de muerte hacia él y su familia, y de Teruel, con ese boicot hacia la provincia, pidiendo que no se compraran productos turolenses, ni se visitara esa magnífica tierra. Por cierto, todo ello orquestado por esas formaciones políticas que se esconden tras una bandera rojigualda, a la que dicen amar, convencidos de su patriotismo exacerbado. Desde luego, poco aman su país aquellos que boicotean sus provincias y sus productos, sean gobernados por quien sea…

En estas fiestas he visitado junto a mi familia varios puntos de Andalucía, y ni se me pasó por la cabeza dejar de ir, por el hecho de estar gobernada por la coalición formada por tres partidos de esa derecha rancia, que ahora está tan cabreada, ni tampoco he escuchado que desde la izquierda se haya convocado ningún boicot hacia esa comunidad autónoma, ni ninguna otra gobernada por estas formaciones.

Así que señores y señoras de la derecha, relájense, como dice Baldoví, tómense una tila (o un capazo, si es necesario), y dejen de hacer mala sangre entre la ciudadanía, que solo nos lleva a enfrentamientos absurdos y odios innecesarios.

La vida sigue… a pesar de algunos…